Hablamos de
convivencia como la capacidad que los seres humanos tenemos
de vivir juntos en armonía y consensuando las normas para
poder hacerlo de forma pacífica. Éste es el ideal al que
debemos de tender y éste es el ideal en el que debemos
formar a nuestros hijos e hijas. Esta formación tiene que
venir determinada desde el núcleo familiar y el escolar,
donde viven y se desarrollan los niños y adolescentes que
serán adultos mañana. Si queremos una sociedad pacífica,
donde la convivencia sea tal y en la que las discrepancias
puedan dilucidarse sólo con la palabra y el consenso,
debemos poner al alcance de los chicos y chicas de nuestra
sociedad hoy, las pautas y herramientas que les permitan
afrontar el presente y el futuro en esa armonía mencionada.
En los
últimos tiempos venimos asistiendo a numerosas noticias que
abordan este tema desde diferentes perspectivas. En prensa
aparecen con frecuencia noticias que hablan de violencia en
las aulas, de acoso escolar, de agresiones, todas ellas con
un denominador común: las lagunas que la convivencia en la
escuela, en la sociedad y en la familia se plantean día a
día. Desde el Ministerio de Educación, pasando por el
Defensor del Pueblo, todos los Sindicatos, diversas
Asociaciones y todas las Comunidades y Departamentos o
Consejerías de Educación, se están emitiendo informes y
estudios que intentan abordar este tema y reconducir la
situación, que en algunos casos ha parecido desbordar los
límites de lo razonablemente aceptable.
Desde el año
2004, en el que saltó a la luz la triste y trágica noticia
de la muerte de un escolar en Hondarribia (San Sebastián),
que decidió quitarse la vida después de sufrir en silencio
acoso por parte de un grupo de compañeros y sin que nadie
pudiese poner remedio, hasta la fecha, hemos pasado por
diferentes momentos en los que se ha dado una visión
distinta de este problema. En un principio pareció que este
tema afectaba a los escolares, que se trataba de un acoso
entre iguales y que el resto de la comunidad podía quedar al
margen. Después el planteamiento giró hacia la actitud que
el profesorado tenía en estos casos, en los que o bien por
ignorancia, desconocimiento o dejadez, no se ponían los
medios para atajarlo. Posteriormente se pasó a culpabilizar
al alumnado, generalizando las actitudes violentas,
minoritarias, reprobables y corregibles. Surgieron numerosas
noticias relacionadas con agresiones a profesores, que
generaron alarma e inseguridad en este colectivo. Quizás
ninguno de los estadios por lo que ha atravesado hasta el
momento este tema sea el más adecuado para solucionar las
dificultades aparecidas y estemos ahora en el momento más
idóneo en el que todos los colectivos han percibido que el
asunto debe ser abordado con inmediatez y ofreciendo
soluciones entre todos.
Como
mencionábamos anteriormente son numerosos los estudios que
se están presentando y que analizan el tema de la
convivencia en las aulas. A continuación resumiremos algunos
de éstos:
·
El estudio
que el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia
presentó en el año 2005, plantea una diferencia importante
con el que el Defensor del Pueblo realizó en el año 2000. En
el caso del estudio del Defensor del Pueblo, el número de
agresores era mayor que el de víctimas, mientras que en éste
último es al contrario. Este informe se ha basado en los
resultados obtenidos de una encuesta telefónica de 32
preguntas a 800 escolares de Secundaria de todo el
territorio nacional y de centros públicos, privados y
concertados. Este informe hace una valoración diferenciada
de los diferentes tipos de acoso, así como de los factores
de riesgo y violencia en las aulas, además de un análisis de
la situación actual en España. Se incluye una reflexión de
la situación en Europa y se concluye que no hay grandes
diferencias entre lo que sucede en nuestro territorio y en
el de nuestro entorno. Se señala el aumento de las
intervenciones por parte del profesorado, pero también ha
aumentado el porcentaje de los que no intervienen porque no
se enteran.
·
El
Departamento de Educación, Cultura y Deporte de la Comunidad
de Aragón encargó hace un par de años un estudio a la
Universidad de Zaragoza para analizar las relaciones de
convivencia y conflicto escolar en los centros educativos
aragoneses de enseñanza no universitaria. Lo llevó a cabo
entre 9.000 alumnos y alumnas, 623 profesores y 40 APAs.
Entre las conclusiones de este estudio se considera que el
clima de convivencia en los centros educativos aragoneses es
bueno y normal, tanto desde el punto de vista del
profesorado, como las familias y el alumnado. Las relaciones
entre profesores y alumnos y las relaciones de convivencia
existentes en los centros entre los alumnos también son
valoradas positivamente, aunque en menor medida por parte
del profesorado.
·
El Informe Cisneros VII sobre “Violencia y
acoso escolar” en alumnos de Primaria, ESO y Bachiller
de 2005, realizado en 222 aulas de
centros de la Comunidad Autónoma de Madrid presenta un
estudio detallado sobre el concepto de “acoso”,
diferenciando los tipos, las situaciones, los perfiles tanto
del acosador como del acosado. Se comenta que hay un 24% de
alumnos encuestados en situación de acoso escolar y este
porcentaje aumenta conforme disminuye la edad escolar,
alcanzando el pico más elevado en 3º de Primaria. Por sexos
es superior el número de niños acosados al de niñas. Las
manifestaciones más frecuentes de acoso escolar son poner
motes, reírse, no hablarle, insultarle, etc…
·
Plan de convivencia del MEC.
Presentado en el año 2006 y en el que destaca
la creación del Observatorio Estatal de la convivencia
escolar y la prevención de conflictos escolares, el
intercambio de experiencias, propuestas de estrategias, la
puesta en marcha con otras instituciones de Planes de
Convivencia, etc..
·
El Defensor del Pueblo
junto con UNICEF, acaban de hacer público (principios de
2007) un estudio comparativo con el que esta misma
institución elaboró en el año 2000. El estudio se ha
realizado sobre 3.000 escolares de 300 centros públicos,
privados y concertados y sus jefes de estudio, en todo el
territorio nacional y en Secundaria. En este estudio se
concluye que el acoso escolar ha disminuido en los últimos
siete años en todas sus variables (insultos, exclusión
social, agresiones físicas, acoso sexual, etc…). Además
siguen siendo los chicos quienes son en mayor número
agresores. Han aumentado las agresiones en el colectivo
inmigrante, pero en la proporción que éste ha aumentado en
nuestras aulas. En los centros concertados se produce mayor
exclusión social. En cualquier caso se percibe una
disminución de hasta un 30% en las agresiones verbales y ha
aumentado considerablemente el porcentaje de actuaciones que
por parte del profesorado se producen para atajar estas
situaciones.
·
Varios sindicatos han elaborado estudios
sobre la convivencia. En algunos
casos se han aportado propuestas y en otros se han incluido
meras estadísticas alarmistas y poco rigurosas que han
confundido y alarmado innecesariamente a todos los
colectivos.
Ante esta
situación tan diversa, desde nuestra Federación nos
planteamos encargar un estudio a la Universidad de Zaragoza,
en primer lugar porque como padres y madres de alumnos y
alumnas nos preocupa la situación que nuestros hijos e hijas
viven en las aulas y la formación que se les transmite tanto
en el centro educativo como en la propia familia, y por otra
parte, porque nos inquieta la diversidad de comentarios,
estadísticas y noticias que están apareciendo, en muchos
casos contradictorias y que están generando un clima de
alarma social que trasciende los límites de lo aceptable, en
función del origen de los mismos y los intereses que se
planteen y en los que los peor parados son los alumnos y
alumnas a los que se criminaliza de forma generalizada sin
diferenciar lo que son comportamientos de indisciplina, de
comportamientos violentos. Por esta razón, nuestra
Federación ha encargado el estudio a personas ajenas a
nuestra organización, para asegurarnos la objetividad y el
rigor en el mismo.
El estudio
que presentamos ha sido elaborado por Carmen Elboj y Oriol
Ríos del Departamento de Psicología y Sociología de la
Universidad de Zaragoza y nace como una herramienta de
trabajo, en el que se incluyen propuestas de mejora y un
protocolo para facilitar a las APAs el desarrollo de planes
de convivencia en los centros. Se trata de un estudio
científico y riguroso elaborado a partir de la opinión de
las familias recogida en 11 grupos de trabajo desarrollados
por toda la geografía aragonesa, respetando la diversidad
territorial de nuestra Comunidad. Por esta razón en este
estudio no hay estadísticas ni porcentajes, que nos
preocupan mucho menos a las familias, en cambio sí hay
propuestas para poder actuar entre todos.
Desde FAPAR
somos conscientes de que las actuaciones que hay que
emprender, no pueden ser llevadas a cabo por una parte sólo,
ni siquiera únicamente por la comunidad educativa. La
sociedad en general y especialmente los medios de
comunicación tienen mucho que aportar. Debemos exigir a
éstos un compromiso en la publicación de informes veraces y
en el rigor y contraste que deben establecer en todas las
informaciones que se publiquen, y especialmente, en la no
divulgación e incentivación de conductas poco éticas
dirigidas a los adolescentes, relacionadas con la grabación
de conductas violentas.
Finalmente,
señalar que las familias seguimos reivindicando canales de
participación en los centros educativos como principal
herramienta para conseguir una convivencia pacífica y
democrática.
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