Federación de Asociaciones de 
Padres y Madres de Alumn@s de Aragón. Juan de Lanuza

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   LAS APAS  DEL FUTURO

 

II ENCUENTRO ESTATAL: ASTURIAS, 23, 24 Y25 DE ABRIL 2004

LAS APAS COMO ESCUELA DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA


Documento base

LA ESCUELA PARTICIPATIVA: UNA EXIGENCIA DEL MOMENTO HISTÓRICO ACTUAL.

Los padres y madres somos los máximos responsables de la educación de nuestros hijos y tenemos el deber de velar por su formación integral. A partir de una determinada edad, delegamos en los maestros una parte de esta labor educativa: en la escuela se instruye y se educa, se aprenden conocimientos y se transmiten valores. La Administración, por su parte, es la responsable última de procurar una educación para el conjunto de la ciudadanía, proporcionando un marco que facilite esta tarea: leyes, espacios, recursos, gestión, la formación de los maestros y profesores, y el control de calidad de todo el sistema. Pero todavía tiene una tarea más importante: crear las condiciones para que la educación sea un elemento compensador de las desigualdades.

Ciertamente, las familias, los maestros, las administraciones y el personal no docente, cada cual en su ámbito, tenemos una responsabilidad compartida en aquello que tienen lugar en la escuela. La participación de toda la comunidad educativa no es un capricho de los pedagogos, ni tampoco una moda pasajera, es una exigencia social. La escuela del siglo XXI no puede funcionar aislada del entorno en donde se realiza su labor. La administración y los profesionales de la educación, sin contar con la complicidad de las familias, difícilmente pueden conseguir los cuatro objetivos de la educación del siglo XXI planteados en el informe de la Comisión Internacional sobre Educación (“Informe Delors”): aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir y aprender a ser. Ni plantearse su trabajo sin la participación activa de los alumnos, o sin aprovechar las oportunidades de formación que ofrece el entorno inmediato.

En el hecho educativo confluyen los intereses generales de la comunidad, los intereses de los profesionales, pero también los intereses de las familias y de los alumnos. La praxis educativa ha de ser respetuosa con todos estos intereses. Parece, pues, imprescindible estimular esta participación como garantía de diálogo y de consenso de toda la comunidad educativa, de control sobre las acciones de gobierno, y también como garantía de aproximación de la gestión al entorno más inmediato.


¿QUÉ QUIERE DECIR UNA ESCUELA PARTICIPATIVA?

Participar significa tener parte en alguna cosa, compartir, colaborar, intervenir, cooperar... La participación se puede dar en muy diversos grados: ser informados, ser consultados, hacer propuestas, tomar decisiones, gestionar, evaluar, etc. Estar informado seria el tipo de participación más sencilla, mientras que las otras formas significarían cotas de compromiso superiores. La escuela participativa nos ofrece un abanico muy amplio de situaciones y de posibilidades. Implica en cada momento, para cada colectivo, y para cada tema, formas de participación específicas.

Los padres, por ejemplo, no podemos pretender ejercer el mismo grado de participación en los aspectos didácticos que en la gestión del comedor escolar. Será suficiente estar informados en el primer caso, mientras que hemos de exigir capacidad de decisión en el segundo. En cambio, lo que es importante es que podamos decidir, junto con toda la comunidad educativa, sobre los objetivos de nuestro centro cuando se discute el proyecto educativo, o poder dar nuestro punto de vista cuando se plantea la evaluación de centro. Así pues, se debe buscar, para cada cosa y en cada momento el tipo de participación más apropiada para optimizar la tarea educativa. Siempre respetando la calificación de los profesionales, maestros y profesores, en los aspectos más técnicos. 

La participación en los centros ha de permitir ajustar al entorno más cercano los principios generales de la legislación educativa. Ha de posibilitar la concreción de objetivos educativos generales en el centro. Ha de conseguir hacer copartícipes y corresponsales del proyecto a toda la comunidad. El conjunto de la comunidad educativa del centro se convierte en garante de un proyecto con raíces en el entorno y en las necesidades específicas del alumnado y de sus familias. 

Ha de permitir opinar y decidir en los aspectos de funcionamiento, muy especialmente en los que no son técnicos, que afecten muy directamente el día a día y también intervenir en los procesos de evaluación interna y externa. En ambos casos, se ha de posibilitar debatir serenamente los resultados para que podamos introducir en consenso las mejoras pertinentes.

Ha de potenciar el establecimiento de canales de comunicación entre los diversos sectores de la comunidad para poder actuar de manera conjunta. Ha de permitir coordinar la tarea educativa de la escuela con todos los servicios y recursos educativos del municipio. La participación de todos los sectores de la comunidad es en si misma una herramienta educativa de primera magnitud para la educación de los alumnos en los valores cívicos. 

La escuela participativa ofrece un marco educativo, no tan solo para los jóvenes, sino también para las familias. En la escuela encontramos todas las familias con hijos. ¿Dónde, mejor que en la escuela podemos ayudar a los padres en su labor educadora? La escuela puede ejercer una tarea educadora y compensadora de desigualdades a través de la mejora de las competencias educativas de las familias que más necesitadas estén. La escuela abierta a las familias puede llegar a ser, en un futuro inmediato, una herramienta clave para evitar la fractura social. 

LA PARTICIPACIÓN EN LA ESCUELA: UN ELEMENTO DE CALIDAD

Una escuela de calidad, según nuestro punto de vista, es aquella que sabe dar respuesta a las necesidades específicas de todos y cada uno de los alumnos, que es capaz de potenciar sus capacidades de manera individualizada y coordinada con las familias, que decide sus objetivos y que es gestionada con el máximo consenso de toda la comunidad educativa, que establece canales regulares de comunicación con las familias, que es capaz de enseñar a ser y de formar ciudadanos a todos sus alumnos sin exclusión, que es capaz de autoevaluarse, que es evaluada externamente con regularidad y que es capaz de mejorar en función de esta evaluación. Estos son también algunas de las características esenciales de la escuela basada en la participación.

FORMAS DE PARTICIPACIÓN DE LAS FAMILIAS EN LOS CENTROS

Los padres y las madres podemos participar en el centro de muchas formas:

1. Un primer nivel, el más básico, implica estar informados de lo que acontece en la escuela, interesarnos por todo lo que hacen nuestros hijos, asistir a las reuniones de clase o con el tutor, o establecer una coordinación entre nuestra actividad educadora y la del centro.

2. Un segundo nivel, aparece después de tomar conciencia de formar parte de un colectivo que tiene unas necesidades comunes (la compra de libros de texto al empezar el curso, la conveniencia de que nuestros hijos se queden en el comedor escolar, deseamos que nuestro hijo o hija haga actividades extraescolares), y unos mismos objetivos: conseguir una enseñanza de calidad. Debemos ser socios de la Asociación de Padres de Alumnos, en donde los padres y madres, de manera colectiva, trabajamos para dar respuesta a estas inquietudes.
3. El marco legal vigente hasta ahora nos proporcionada una tercera posibilidad: los consejos escolares (de centro, territoriales, autonómicos y estatales). En el caso de los consejos escolares de centro, la participación implicaba capacidad de toma de decisiones y en el resto, capacidad de opinar y asesorar las administraciones. Con la LOCE, la capacidad de gestión que ofrecía la participación en los consejos escolares de centro ha quedado en capacidad consultiva, como en los otros.

Actualmente, la primera modalidad de participación, aunque claramente mejorable está bastante consolidada. Muy pocos maestros o profesores cuestionan la necesidad de comunicarse y de coordinar su labor educativa con la de las familias. Muy pocas familias se desentienden absolutamente de aquello que hacen sus hijos en la escuela. Esta relación familia-escuela no puede ser negativa, y me atrevería a decir que tampoco acostumbra a ser neutra. Podemos afirmar, pues, que la colaboración padres-maestros en el seguimiento del proceso de aprendizaje de nuestros hijos e hijas en los centros educativos, más que ser un deber y una necesidad, repercute positivamente en la calidad.


LAS APAS: UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA 

Las APAs no son entidades integradas formalmente en el esquema de funcionamiento de los centros, pero tienen reconocida y legalmente regulada su intervención participativa. Son, sin lugar a duda, el referente más importante de la participación de las familias en los centros.

Los antecedentes del actual movimiento asociativo de padres y madres de la enseñanza pública datan de finales de la década de los 60, época en la que se fundaron las primeras Asociaciones de Padres de Alumnos (APAs), aunque muchas no fueron reconocidas legalmente hasta pasados unos años. 

Desde el principio, las APAS organizadas colectivamente en federaciones, o en coordinadoras locales, han ejercido una fuerte presión social frente a las administraciones con el fin de promover y defender una escuela pública de cualidad (construcción de escuelas, profesores especialistas, etc.). En los centros educativos, han posibilitado la consolidación de muchos de los servicios básicos para las familias, como los comedores escolares, y las actividades fuera del horario lectivo (extraescolares y complementarias), supliendo muchas veces les deficiencias de la administración. Además de todo lo anterior, podemos decir con satisfacción que las APAs se han convertido en el dinamizador indiscutible de la participación de las familias en las escuelas e institutos.


LAS APAS HOY

Hoy la mayoría de centros públicos tienen una APA legalmente constituida. El grado de afiliación de las familias a las APAs es dependiendo de las Comunidades Autónomas de un 70-80% en primaria, y de un 40-50% en secundaria. El grado de afiliación de las APAs a las federaciones de padres es bastante elevado sobrepasando el 80%.

No existe un modelo único de APA, si no que cada una se organiza de acuerdo con las necesidades del momento y la dinámica que se establece con el claustro. La actividad más frecuente y a la que dedican mas esfuerzos las APAs son las actividades extraescolares y los servicios como el comedor escolar, el espacio de acogida matinal, las actividades de tiempo libre en verano, y la distribución de los libros de texto. Pero debemos sumar a todo ello, que en muchas escuelas e institutos son el principal interlocutor de los padres con el profesorado y los equipos directivos, son las impulsoras de la participación/implicación de las familias en el centro, ejercen como correa de transmisión entre el centro y barrio o municipio, constituyendo una fuente de financiación, y además participan en el gobierno del centro a través de su presencia en el Consejo Escolar. (al menos hasta la aplicación de la LOCE).

Casi todas las APAs organizan actividades extraescolares (deportivas y no deportivas) para los alumnos. En cuanto a servicios, en algunas Comunidades Autónomas, como Cataluña y Aragón es frecuente su participación en la gestión de los comedores (45% de los existentes). Igualmente en algunas Comunidades, Madrid, Valencia, Cataluña,... también ofrecen servicios de acogida en la mañana, antes de empezar las clases o de tarde, después de finalizar el tiempo lectivo. También en muchos lugares se ofrecen servicio de distribución de libros de texto y gestionan la compra colectiva de material. En la actualidad existen experiencias valiosas sobre la socialización de los libros de textos, llevados a cabo por las APAs. Algunas gestionan la biblioteca. En muchos casos han financiado (o continúan financiando) a maestros especialistas cuando los centro todavía no tenían dotadas estas plazas.

Sobre una cuarta parte de APAs organizan actividades de tipo formativo o lúdico para los padres. De entre todas, debemos subrayar las escuelas de padres y las fiestas populares, un buen pretexto para reunir las familias en los centros. También, a menudo, son el órgano que coordina la participación del colectivo de familias en el CEC, Consejo Escolar de Centro, y en las diversas comisiones que se forman en el centro.

Resumiendo, las APAs ofrecen servicios y actividades que de otro modo no existirían, y además, generan una actividad económica. Al ser entidades sin animo de lucro, reinvierten los superávits en beneficio de la propia escuela; ya sea para mejorar los servicios, ya para compensar desigualdades sociales. 

Hasta aquí hemos presentado la cara amable de lo que representa el movimiento de padres y madres. Ahora, también debemos mostrar las debilidades. La cultura de las APAs en las escuelas todavía es demasiado precaria, depende casi exclusivamente del voluntarismo de las personas y muy poco de una estructura y una organización estables para garantizar una continuidad sin altibajos. El grado de implicación de las familias no es siempre el deseable. Por otro lado, la relación APA y centro no es siempre lo bastante satisfactorio.

En relación con las actividades y los servicios, todavía existen muchos casos en que los monitores no están suficientemente cualificados y no siempre es fácil estar al día en todos los aspectos legales relacionados con su contratación debido a la complejidad creciente de todos estos temas; además, a veces aquellos niños o jóvenes que más lo necesitan no pueden disfrutarlo a causa de problemas económicos familiares. Referente a la gestión económica, todavía hay muchas APAs que no siguen ningún tipo de norma contable. También debemos lamentar que las escuelas de padres no estén generalizadas y las que hay, funcionan con una baja asistencia. Otra cosa que se detecta es una gran desconexión entre las actividades de las APAs y las actividades curriculares del centro, lo que sería un indicador de falta de “Proyectos globales de centro” que contemplen actividades lectiva, complementarias, extraescolares y servicios en una misma oferta coordinada.

Pero a pesar de las limitaciones expuestas anteriormente, el pasado, el presente y porqué no, el futuro de las APAs presenta un balance ciertamente positivo. El movimiento asociativo de padres y madres, en nuestro país, representa un modelo de participación social fruto de la iniciativa de un colectivo que comparte unos objetivos, sin ningún tipo de dirigismo o de potenciación específica por parte de la administración. 

· Las familias se organizan, a veces, pero no siempre, con la complicidad de los maestros, para conseguir cotas más altas de calidad en los centros. 
· Cuando hace falta, reivindican frente a las administraciones, pero también las suplen con sus aportaciones; 
· Se corresponsabilizan de un conjunto de actividades que propician la cohesión social de la comunidad educativa;
· Generan un espacio educativo con las escuelas de padres; 
· Crean un marco que permite debatir sobre el funcionamiento del centro y acercan la escuela al entorno. 

Su presencia e interés por todo el que ocurre en los centros contribuye a prestigiar la escuela delante de sus hijos e hijas y del conjunto de la sociedad.

Hemos de destacar que existe una correlación muy elevada entre la actitud de los equipos directivos y la vitalidad de las APAs En los centros en donde el profesorado da facilidades, hay un buen nivel de participación; en cambio, cuando no se da esta predisposición, las APAs funcionan con más dificultad. Para concluir, creemos que la dinámica de las APAs está muy influida por la visión que tienen desde el claustro, de la participación de los padres.

Este tema pone en evidencia la importancia del profesorado como sector de la comunidad educativa que ha de liderar un proceso de cambio hacia la cultura de la participación. La escuela participativa abre un nuevo frente de intervención para los maestros: crear las condiciones para que se de con plenitud el salto cualitativo de la participación responsable de las familias en las decisiones y en la gestión (cuando sea pertinente) del centro.


ALGUNAS REFLEXIONES FINALES

Creemos que ha llegado el momento de dar un reconocimiento mayor al papel que juegan las APAs en la red educativa. También, en la medida que muchos de los servicios que ofrecen vayan siendo asumidos por las administraciones, deberemos redefinir sus objetivos.

El futuro de las APAs pasa por potenciar su dimensión educativa de cara a las familias, por ser el vínculo con el entorno inmediato y por convertirse en el forum de debate sobre temas educativos y de funcionamiento del centro a partir del cual se vehicula la representación del colectivo de las familias.

Podemos afirmar, sin equivocarnos, que el movimiento asociativo de padres y madres, conjuntamente con asociaciones del profesorado, ha estado y continua siendo un referente inequívoco de defensa de una enseñanza pública de calidad. 

· ¿Qué seria hoy la red de escuelas públicas de nuestro país sin las APAS?


ALGUNOS ELEMENTOS PARA EL DEBATE

· ¿Qué actuaciones deberíamos hacer para dotar a las APAs de una estructura y un tipo de organización que garanticen la estabilidad y la continuidad?

· ¿Qué actuaciones se podrían llevar a cabo desde las APAs par favorecer la participación y la implicación de las familias en la educación de los hijos y en el funcionamiento de los centros?

· ¿Es conveniente que el futuro de las APAs continúen gestionando las actividades extraescolares y los servicios? ¿O deberían estar impulsadas y gestionadas desde las administraciones?

· ¿En el caso de que las APAs continuasen asumiendo las responsabilidades de gestión, seria bueno disponer de algún tipo de soporte profesional externo para llevarlo a cabo? ¿Se debería introducir cambios en la legislación vigente?

· ¿En el caso de que las administraciones asumieran la responsabilidad, cual debería ser el papel de las APA?

· ¿Seria conveniente que todas las actividades y los servicios que se organizan en el centro estuviesen contempladas en el Proyecto Educativo, y por lo tanto, fuesen asumidas plenamente por toda la comunidad educativa del centro en el marco de un proyecto común?

· ¿Se debería dar más protagonismo a las APA en la toma de decisiones importantes de los centros?. ¿Se considera junto el peso que actualmente tiene el APA en los Consejos Escolares? 

· ¿Es aconsejable que el APA promueva actividades “complementarias” como en la escuela concertada? ¿Se debería crear, al menos, un marco legal que lo permitiera?

· ¿Cuál debería ser el vínculo del APA con el entorno?

· ¿Cuáles deberían ser las funciones del APA en un futuro ideal?


Rafael Torrubia
Lola Abelló
FaPaC 

           

 

Última actualización de la página: 26/08/10

 

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