Educación para la Ciudadanía: El Debate está en la calle.
Padres, profesores, colegios y alumnos debaten sobre la asignatura más polémica, que será obligatoria en un curso de Primaria y dos de ESO
-Ceapa. A pesar de que Lola Abelló no aprobó en un primer momento la asignatura en el Consejo Escolar, ahora considera que «es una buena área para mejorar la convivencia en los centros». «Rectificar es de sabios y consideramos que la asignatura trabaja cuestiones que ayudan a que el alumno tenga un criterio sobre las realidades del mundo», asegura. Para Abelló, los que dicen que la asignatura tiene una línea adoctrinadora se equivocan porque «tan sólo se limita a describir la realidad, y si vivimos en una sociedad donde dos personas del mismo sexo se pueden casar, hay que hablar de ello, pero eso no es dar una educación moral», apunta. La presidenta de Ceapa, tampoco considera que la materia vaya a constituir un problema en las horas lectivas. «Creo que es un nueva organización del espacio escolar», puntualiza. Por otra parte, no ve pertinente que se plantee como alternativa a Religión porque, mientras que una pertenece al ámbito público, otra es del espacio privado de cada uno.
-CECE. La presidenta de esta patronal de la concertada, Isabel Bazo, asegura que aunque se han suprimido algunas palabras que causan «desasosiego», la asignatura sigue como la «obsesión de un Gobierno demasiado implicado en la idea de laicismo». «Me sorprende que fuera rechazada en el Consejo Escolar del Estado y que aún siga adelante». Bazo apunta que en vez de garantizar el derecho a una educación moral y religiosa, se quiere imponer la moral del Estado. «Aunque el Gobierno diga que se limitará a describir cuestiones de la sociedad actual, no todo lo legal es moral, por ejemplo, el aborto». Para CECE es ridículo que se quiera hacer buenos ciudadanos con una asignatura así. Y considera que no se podría plantear como alternativa a Religión, ya que una es optativa y la otra la han «impuesto como obligatoria».
-FERE-CECA y Educación y Gestión. Manuel de Castro, secretario general de la asociación de titulares de Centros Educativos Católicos, considera que a la asignatura no se la puede acusar de «adoctrinamiento».
-USO. José Luis Fernández Santillana afirma que la ven como una materia innecesaria, ya que «está muy bien eso de ser buen ciudadano, pero a nuestros chicos para competir en la Unión Europea les van a pedir matemáticas y lengua». Para USO la materia debería ser transversal y enseñarse estas virtudes en todas las asignaturas. «Pero como esto no va a pasar, en el peor de los casos, ya que se nos ha impuesto que por lo menos se plantee como alternativa a Religión, pero repito, que eso sería en el peor de los casos», apunta.
–Profesionales por la ética. Jaime Urcelay está convencido de que esta asignatura denota el intento de adoctrinamiento por parte del Gobierno y que no va a solucionar los problemas con los que se pretende justificar. «Dada la situación de nuestro sistema educativo y el problema del fracaso escolar, no es sensato restar carga lectiva a otras asignaturas básicas para dárselas a una materia que no tiene una estructura científica específica», aclara. Para Urcelay, una salida al conflicto es que se plantee como alternativa voluntaria a Religión.
-Foro de la Familia. Benigno Blanco ve claro que la asignatura es el instrumento ideológico del Estado para convencer a la sociedad de que el laicismo es el gran avance. Desde el Foro de la Familia consideran un «insensatez» y una «falta total de prudencia» que la Educación para la Ciudadanía quite horas lectivas a otras materias. «Máxime cuando los contenidos que se pretenden dar son anticonstitucionales porque lo que no nos pueden vender es que es la misma materia que se imparte en otros países europeos. Eso es incierto», dice.
-Concapa. Para Luis Carbonel, la asignatura es innecesaria en un contexto donde «los alumnos se encuentran a la cola de Europa». Afirma que los valores que se imparten deberían de estar consensuados con los padres, pues «ni éste ni cualquier otro Gobierno que le suceda puede decidir en algo que compete sólo a los padres». «El panorama actual es propio de la secta pedagógica de quien nos gobierna, ya que quieren llevar el laicismo a un extremo absurdo», apunta. Carbonel asegura que Concapa ya propuso que la materia se presentara como alternativa a Religión, pues le parece una «osadía» que a ésta última se la considere como una materia de segunda categoría. «Lo que no se puede hacer es calificar a los que nos oponemos como personas incívicas y mal educados», recalca.
-APS. Blanca García opina que la asignatura es un «desatino» para un país democrático. «La función de los profesores no es lavar el cerebro a los alumnos. Una cosa es hablar de la realidad y otra inculcar una opinión. Cada uno tiene que sacar sus conclusiones de acuerdo a los valores que recibe en casa», apunta. La presidenta de APS ve un disparate implantar una nueva asignatura y reducir horarios cuando «los chicos no saben leer ni escribir». García no ve viable que se pueda plantear como alternativa a Religión, pues «son dos materias distintas». «Debería de haber una asignatura aconfesional de la cultura de religiones porque un alumno no puede tener estas carencias al estudiar escultura o arquitectura y ver a Adán y Eva, por ejemplo, sin saber quiénes son», especifica. Blanca considera una «vergüenza» que el Gobierno decida qué es lo que deben pensar los ciudadanos.
-ANPE. A Nicolás Fernández le preocupa la figura del profesor que va a impartir la materia. «Yo hasta el momento conozco licenciados en Matemáticas o Historia, pero ninguno en Educación para la Ciudadanía», dice. Fernández indica que la educación en valores debería tener una carácter transversal y que debería valorarse como formación de alumnos, pero nunca como materia evaluable. Por este motivo, no la valora como una posible a la asignatura de Religión. «No tienen nada que ver. Religión puede tener una materia alternativa, pero no será ésta», apunta.
–UDE. Álvaro Vermoet asegura que es una expresión más de «vulgarización de la escuela». «Cuando más evidente se hace la necesidad de que la escuela forme más y mejor, se le atribuyen unas funciones que nada tienen que ver con la instrucción», indica. Cree que esta asignatura no es necesaria, ya que «la prioridad es que los alumnos aprendan inglés y matemáticas, filosofía y economía, que tan sólo se dan en el Bachillerato». «Si lo que se quería era enseñar derechos constitucionales del Estado, bastaba una introducción al Derecho en Secundaria o una asignatura sobre la Constitución en Primaria», indica. Para Vermoet, la asignatura tiene fuertes tintes totalitarios y antiliberales. «Se tienen que dar los valores de toda la sociedad, los de la Constitución, no las ideas ¿progres? del gobierno de turno», puntualiza.
me parece una barbaridad por parte de los partidarios de la iglesia que vean un lavado de cerebro el hecho de enseñar a los alumnos lo que hay en la calle desde la perspectiva de igualdad, solidaridad y derechos humanos, argumentando que cada uno debe pensar por si mismo y por lo que le enseñan en casa, cuando precisamente la religion catolica no deja pensar por uno mismo y te impone una vision irreal del mundo y de la vida.