Ana Abán: «Los horarios de clase no deben cambiarse sin avisar a los padres»
P.CIRIA. HERALDO DE ARAGÓN
Comienza su cargo de presidenta con el objetivo de reducir el fracaso escolar.
¿Qué pueden hacer los padres en este asunto?
Para lograr el éxito escolar el alumno debe esforzarse, pero también las familias y los profesores. Por ello, hay que aumentar las clases de refuerzo, formar a los docentes y actuar desde edades tempranas. Aunque el fracaso sea más notable en Secundaria, hay que poner medidas ya en Primaria porque si no, los jóvenes arrastran déficits de conocimientos.
En el nuevo Bachillerato la tutoría queda fuera del horario lectivo. ¿Cree que este cambio repercutirá negativamente en el alumno?
En FAPAR somos contrarios a ese cambio porque la labor del orientador resulta esencial para guiar y ayudar a los estudiantes. En el nuevo Bachillerato dicen que habrá tutorías individualizadas, pero al no tener un horario concreto será difícil extraer horas para hacerlas. Además, se perderá el trabajo en grupo, básico para la convivencia.
En la hoja de ruta para los próximos años, FAPAR propone que se haga una evaluación periódica de los centros. ¿En qué consistiría?
Tiene que haber un control externo sobre los centros. Se debería analizar los programas educativos, las actividades, la participación, los resultados académicos globales… Porque, por ejemplo, si en un curso determinado a pesar de tener distintos alumnos, todos los años hay un alto fracaso, es que algo está pasando. Hay que evaluar para poner medidas y conseguir mejores resultados.
Y las asociaciones de padres, ¿deberían ser consultadas en esas evaluaciones?
Cuando la inspección educativa pase por los centros debería hablar también con nosotros. Podemos aportar otras visiones.
¿Debería pesar más la participación de las familias en los centros educativos?
Trabajamos duro para fomentar la participación, pero para que esta crezca habría que conseguir que en los consejos escolares de los colegios se tomaran las decisiones por consenso y no por mayoría, porque por número siempre ganan los profesores.
Si las decisiones se tomaran por consenso se podría evitar que se cambiaran los horarios de las clases sin que los padres estuvieran de acuerdo, como ocurre ahora.
Por supuesto. La autonomía de los centros es buena en algunos aspectos, pero hay temas como los horarios, el tipo de jornada y el calendario escolar que consideramos que competen solo al departamento de Educación. La DGA es quién establece los mínimos que hay que respetar en esos asuntos.
Pero dentro de esos mínimos, los colegios pueden hacer cambios de horarios. ¿Qué opina de esto?
El periodo intersesiones (entre las clases de por la mañana y la tarde) se está intentando acortar continuamente y esto es una manera de aproximarse a la jornada continua. Nosotros pensamos que esa decisión no debería tomarse nunca sin haber consultado a las familias y sin informarles previamente de las consecuencias del cambio.
Que son…
La experiencia dice que la mayoría de los centros que han cambiado el horario acaban teniendo problemas porque hay menos tiempo para que los niños coman. No se pueden hacer dos turnos en los comedores y todos de una vez no caben. Además, no hay mejoras en el aprendizaje por acortar el horario.
¿FAPAR se opondría a la implantación de la jornada continua?
Rotundamente. La jornada continua es una reivindicación laboral de los docentes, están en su derecho de pedirla, pero no puede aplicarse una medida que va en detrimento del objetivo de su trabajo: la educación de los alumnos.
Hay quien dice que los padres se oponen a la jornada continua porque prefieren tener a sus hijos muchas horas en los colegios.
No es cierto. Hay una realidad social que impone un ritmo de trabajo duro, pero eso no significa que queramos que las escuelas se conviertan en guarderías. Los colegios deben ser un espacio de referencia donde los niños se formen y aprendan a convivir.
Asociaciones de familias de la escuela concertada han propuesto crear APAS alternativas en los colegios. ¿Es esto necesario?
Hemos oído que quieren hacerlo bajo su signo de cristiandad. Nosotros lo que decimos es que FAPAR representa a todas las familias independientemente de las creencias, origen o raza.