Aprender a enseñar
El máster de un año para ser profesor de secundaria formará en la relación con adolescentes y familias y reforzará las prácticas
EL PAÍS / J. A. AUNIÓN – Madrid – 26/11/2007
Mejorar la formación inicial del profesorado es una de las peticiones más recurrentes cada vez que sale a la luz algún fallo del sistema educativo. Sobre todo, se refieren a la de los docentes de secundaria, que desde los años setenta se soluciona con el curso de adaptación pedagógica (CAP) que la mayoría de los expertos consideran desde hace mucho tiempo obsoleto e ineficaz (resuelve esta formación, normalmente, en dos meses; en seis, en el mejor de los casos). Y, por fin, junto a la reforma de la carrera de Magisterio para ser profesor de infantil y primaria (será de cuatro años en lugar de tres y tendrá un curso entero de prácticas), ese CAP se convertirá en un máster de un año.
Los alumnos tendrán que acreditar un nivel medio de idiomas
Los institutos de prácticas deberán estar reconocidos
El Ministerio de Educación presentará mañana en el Consejo de Universidades su propuesta detallada para estos títulos, a la que ha tenido acceso este periódico, que intentará formar a unos profesionales que ya no sólo tienen que transmitir conocimientos, sino que la sociedad exige que sean capaces de dar las clases de forma interactiva, resolver conflictos o enseñar a discernir entre los conocimientos poco fiables que se pueden encontrar en Internet de los realmente solventes. En los próximos 10 años, calcula el Gobierno, llegarán a las aulas de toda España entre 200.000 y 240.000 nuevos profesores para sustituir a los que se jubilen o para reforzar el sistema, buena parte de ellos de secundaria y bachillerato.
Tras la titulación en una carrera (Matemáticas, Física, Filología…) los alumnos tendrán que acreditar un nivel intermedio de idioma extranjero para acceder al máster. Si no se han titulado en la carrera de la materia que quieren luego enseñar, tendrán que pasar también un examen. Después, el curso se dividirá en tres partes. Una general en la que los futuros docentes aprenderán cómo tratar y enfrentarse al aprendizaje de cada alumno, con sus distintos ritmos y situaciones sociales y motivaciones, cómo preparar las clases y atender las tutorías, a mejorar la calidad de la enseñanza y a relacionarse con las familias, entre otros. Ahora, asegura Luis Rico, catedrático de Didáctica Matemática de la Universidad de Granada, resulta un gran problema que los profesores jóvenes lleguen a los centros sin saber cómo lidiar con «las diferencias socioeconómicas y las dificultades de la adolescencia».
Esta formación ocupará aproximadamente un 25% del curso. Después, entre el 40% y el 50% estará dedicado a la didáctica de la materia concreta que se enseñará, lo que incluye saber aplicar en las clases las nuevas tecnologías: «Integrar la formación en comunicación audiovisual y multimedia», dice el texto.
Por último, unas prácticas que supondrán alrededor del 25% del curso y que se irán simultaneando durante todo el año, explica Rico. La nueva ordenación estatal que propone el Gobierno obligará así a las comunidades autónomas a llegar a acuerdos entre las universidades donde se dé el máster y los centros escolares donde se hagan las prácticas, ya que éstos deberán cumplir una serie de condiciones y estar reconocidos como «centros de prácticas», dice el documento. La clave para que el nuevo sistema funcione va a estar precisamente en esta relación entre universidad e institutos, donde habrá profesores tutores, también acreditados, de los docentes en prácticas, asegura Luis Martín, coordinador del CAP en la Universidad de Sevilla. «Lo complicado será ir conectando las clases teóricas con las prácticas», dice.
También cobran gran importancia las prácticas en la carrera de Magisterio para ser profesor de infantil o primaria, que pasarán de durar medio curso a uno entero. Asimismo con los colegios de infantil y primaria reconocidos como «centros de formación en prácticas» y dos tutores, uno en el campus y otro en el colegio, dice el texto que se presenta mañana.
Ahora, en lo que respecta al máster de secundaria aún queda por resolver si sólo lo ofrecerán las facultades de Educación o también las demás, por ejemplo, las de Matemáticas o Filología.
Selección vocacional
Para ser un buen profesor, aseguran los expertos, la vocación y la motivación son fundamentales. En Finlandia, uno de los ejemplos más recurrentes (hasta la saciedad) de excelencia educativa, las universidades, competentes plenamente a la hora de formar a los futuros profesores, hacen una selección de alumnos antes de entrar a cursar las carreras o los másteres que les darán acceso a la docencia. Eso sí, en el país nórdico la profesión goza de un prestigio que en España está en horas más que bajas.
Así, quizá es lógico que el Gobierno español no plantee hacer selección previa para los másteres, aunque sí prevé que esos nuevos títulos, que presentan mucha mayor exigencia que los actuales cursos de capacitación, disuadirán a aquellos que no tengan clara su vocación. Han calculado que habrá menos alumnos que en el actual curso de capacitación pedagógica: sólo al curso a distancia diseñado en la Complutense se presentan unos 14.000 titulados al año y otros 8.000 en las universidades andaluzas.
Infantil y primaria
La reforma de la carrera de Magisterio era inevitable, aunque no porque haya recibido tantas críticas como la formación inicial de los docentes de secundaria. La adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior, que tiene el objetivo de lograr una educación universitaria homologable en toda la UE en 2010, hace que en España desaparezcan las actuales licenciaturas (de cuatro o cinco años) y las diplomaturas (de tres, como Magisterio) para convertirse todas en grados de cuatro cursos. Así, Magisterio se refuerza con un año más con la mente puesta en que en la próxima década se renovará por las jubilaciones alrededor de un tercio de la plantilla docente.
Las siete actuales especialidades de Magisterio se reducen a dos: Maestro de educación infantil y Maestro de educación primaria. Las otras especialidades (Audición y Lenguaje, Educación Especial, Educación Física, Música, y Lengua Extranjera) aparecerán especificadas en el título en forma de Menciones, aparte de otras nuevas como pueden ser la especialización en bibliotecas escolares o nuevas tecnologías.
La relación con las familias, conceptos sobre la psicología de los niños o la organización de los centros, y un nivel básico en un idioma extranjero son algunos de los rerequisitos mínimos que compartirán las titulaciones de docente de infantil y primaria. Si bien en infantil se dedica el equivalente a dos cursos a la parte más general y el equivalente a uno a los contenidos (matemáticas, lengua, etcétera) y su didáctica, en primaria será justo al revés.