Aumentan los casos de pubertad precoz en España,
- Aumentan los casos de pubertad precoz en España, asociados a la obesidad y la inmigración
- Por cada 20 casos de madurez biológica prematura en las niñas se registra uno en niños.
Se denomina científicamente pubertad precoz central, una patología que crecerá en el futuro y que está asociada, fundamentalmente, a la obesidad y a la presencia en España de la población inmigrante de origen hispanoamericano, cuyos infantes se desarrollan físicamente con mayor rapidez. Otras de sus causas está vinculada al aumento de niñas adoptadas que llegan a nuestro país con déficit nutricional y, de repente, «empiezan a engordar una barbaridad», indica el doctor Rafael Yturriaga, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Este trastorno afecta fundamentalmente a las pequeñas. Aunque no existen registros oficiales, se calcula que la prevalencia de la pubertad precoz es de un niño por cada 10.000, aunque se ceba de manera esencial entre el segmento femenino, toda vez que por cada 20 casos de desarrollo hormonal prematuro entre las niñas se registra uno en los niños. El exceso de peso que se está registrando en la población infantil española -nuestro país es el segundo de la Unión Europea en número de menores obesos tras el Reino Unido influye sobremanera en el adelantamiento de la pubertad.
Trastornos psicológicos
Pero la obesidad incide sólo en la pubertad precoz de las niñas, ya que en los niños con exceso de peso se produce la consecuencia contraria y retrasa su desarrollo. La patología afecta a los niños casi siempre por un proceso orgánico, por ejemplo la detección de un tumor, indica el doctor Yturriaga. El inadecuado desarrollo de los púberes precoces tiene consecuencias negativas en el futuro: puede generar trastornos psicológicos y puede motivar posteriormente un estancamiento en el crecimiento, advierte el especialista.
«Uno de los aspectos negativos posibles es el psicológico, ya que la madurez corporal es discordante con la inmadurez psicológica. Las niñas, fundamentalmente, puede tener un cuerpo de mujeres y una mente de niñas de siete años. La madurez corporal convive, por tanto, con el infantilismo psicológico», subraya el experto. En el caso de las menores femeninas, puede que no sepan o no quieran aceptar tener menstruaciones y en el supuesto de los niños que, al estar más desinhibidos, comiencen a practicar un «onanismo bestial», rubrica el especialista, toda vez que «son niños, pero con genitales externos de un adulto».
Además, con relativa frecuencia, aunque no siempre, se puede producir una paralización del crecimiento cuando las niñas llegan a ser adultas. «A los nueve o diez años la niña puede estar altísima pero, al alcanzar la edad adulta, ya no crece más», explica. En conclusión, las niñas con pubertad precoz pueden ser «muy altas de niñas y, en ocasiones, muy pequeñas de adultas».
Freno a la pubertad
Para afrontar el tratamiento de este trastorno, los médicos pueden optar, aunque no siempre, por «frenar la pubertad» mediante la administración de una sustancia denominada análogo de GnRH. «Es la hormona que empieza a funcionar en el hipotálamo del cerebro y pone en marcha todo el eje que va desde el cerebro y la hipófisis hasta los ovarios en las niñas y los testículos en los niños», subraya Yturriaga.
Si se administra un análogo de esta sustancia, que es sintética, se frena el eje antes mencionado, de manera que se vuelve a la situación inicial y los niños permanecen en su estado de desarrollo natural. «Se regresa a los caracteres sexuales secundarios infantiles, como puede ser el tamaño de las mamas en las niñas y el volumen testicular de los niños; y, sobre todo, lo que se detiene es la progresión rápida de su edad ósea».
Rafael Yturriaga predice que los casos de pubertad precoz se van a incrementar en el futuro no solo en España, sino en todo el mundo, ya que en la mayoría de los países se registra un adelanto del inicio de la edad púber. «Antes, los niños cantores de Viena estaban en el coro hasta que tenían 16 ó 17 años. Ahora, a los 12 años prescinden de ellos porque ya tienen la voz grave», concluye Yturriaga.