Casi 37.000 mujeres aragonesas sacan adelante a sus hijos en solitario
Cuatro de cada cinco familias con un único progenitor en la comunidad tienen como adulto responsable a una fémina. Algunos colectivos, como la Asociación de Madres Solas (Amasol), reclaman la implantación de un carné que les permita acceder a ayudas económicas.
SOLEDAD CAMPO. Zaragoza. Heraldo de Aragón.
Mujeres cabeza de familia solas que, en gran medida, sacan adelante a sus hijos sin más fuerzas que las suyas y las de su círculo más cercano. Unas decidieron voluntariamente vivir su maternidad en soledad, y otras se han encontrado en esta situación tras una crisis matrimonial, una separación o tras perder a su pareja.
Las mujeres ejercen de cabeza de familia en más de 36.000 hogares aragoneses. En cuatro de cada cinco familias monoparentales, con un único progenitor, el adulto es fémina. Aunque su situación y sus problemáticas específicas empiezan a tenerse en cuenta por las administraciones, y en eso reconocen que algo se ha avanzado, todavía queda mucho camino por recorrer.
La cifra de hogares monoparentales en España es casi el triple que en 2002. En la comunidad aragonesa, según se recoge en el libro ‘Datos Básicos de las Mujeres 2008’ que ha editado el Instituto de la Mujer en colaboración con el Instituto de Estadística de Aragón (IAE), hay casi 50.000 familias en esta situación. De ellas, 36.799 dependen de una madre y 9.879 de un padre. Ellos también tienen sus demandas. Un número que hoy podría ser sensiblemente superior, ya que las cifras se han obtenido a partir de los censos de población y viviendas de 2001. Las encuestas que se manejan en el ámbito nacional no se basan en una muestra lo suficientemente amplia para poder extrapolar los resultados. Un modelo de convivencia familiar que cada vez es más frecuente y que necesitaría también de una completa radiografía.
La presidenta de la Asociación de Madres Solas (Amasol), Cristina Beltrán, recuerda que hasta hace poco, ellas ni siquiera eran consideradas familias. En los últimos tiempos, las instituciones públicas y privadas empiezan a contar con ellas en los foros y en sus políticas sociales. Solo es el comienzo. Reclaman ayudas reales. Tiene clara su principal reivindicación: «Un carné de familia ‘monomarental’ (término que ha suscitado no poco debate) o monoparental, el nombre no es lo fundamental, que nos permita acceder a ayudas monetarias para adquirir libros de texto, sufragar los comedores escolares de nuestros niños, el autobús…. Para cualquier cuestión se nos aplica el baremo económico igual que al resto de personas, solo recibimos algún punto extra si los ingresos son menos de 500 euros al mes. Y con una renta de 11.000 euros bruto al año ¿quién es capaz de mantener un hogar?», recalca.
Ley de Familias Monoparentales
Desde algunas organizaciones, como las de Cataluña, abogan por una Ley de Familias Monoparentales. Estas entidades estiman que el colectivo es «penado fiscalmente» y que los estudios fiscales demuestran, por ejemplo, que en el IRPF están sujetas a entre un 23% y un 10% más que las familias biparentales, nucleares o tradicionales. Desde el respeto a esta postura, Cristina Beltrán, entiende que si de verdad se aplicasen con todas sus consecuencias las leyes de Igualdad, Conciliación Familiar y Violencia de Género «sería suficiente». Sin ir más lejos, en el ámbito laboral, acogerse a una reducción de jornada implica una reducción de salario que impide mantener el hogar. No cabe ni pensar en un turno que permita compatibilizar el trabajo con el cuidado de los hijos sin que las retribuciones mengüen.
El crecimiento de Amasol como colectivo refleja el aumento de esta realidad social. Cristina Beltrán, que lleva tiempo volcada en este proyecto, recuerda que comenzaron hace ocho años cinco mujeres y hoy son más de 300 las socias. «De forma paralela se ha ido extendiendo la asistencia de la asociación porque empezamos a tener programas de apoyo reales», remarca Cristina. Asociaciones como esta, que acaba de estrenar su sede en la calle de San Pablo, 68, se convierten en un punto de referencia. Aquí encuentran un lugar donde resolver sus problemas y compartir experiencias. Cristina Beltrán apunta que en una época de crisis como ahora, estos hogares se convierten en uno «de los colectivos más sensibles por la falta de apoyos institucionales», que defienden son, ante todo, un derecho.
Si las ayudas económicas están todavía por llegar, la conciencia social sobre esta realidad familiar continúa siendo otra asignatura pendiente. Cristina Beltrán pone ejemplos tan cotidianos como la necesidad de explicar a muchos profesores la situación familiar de los niños cada vez que cambian de curso o el dilema con el que se encuentran cuando la tarea escolar consiste en que tienen que realizar su árbol genealógico y les sugieren que se inventen el nombre del padre.
Cada caso es un mundo, pero todas coinciden. Isabel trabaja como autónoma y vive con su hija de seis años. Es una mujer «separada de hecho», como ella misma se define. No estaban casados y se separó del padre de mutuo acuerdo, llegando con él a un pacto verbal asesorados por abogados. él le pasa una pensión alimenticia y según su disponibilidad y necesidades establecen las visitas. Su queja es contundente: «La única ayuda que he tenido es que en las viviendas de protección oficial tienen en cuenta tu situación y te dan más puntos, pero nada más».
Visibilizar una realidad social
‘adres solas. Familias monomarentales. Cada día crecemos’ Este es el título bajo el que los días 17 y 18 de diciembre se desarrollarán en el Instituto Aragonés de la Juventud en Zaragoza unas jornadas destinadas a visibilizar esta realidad social organizadas por Amasol. «Queremos conocer el techo que hay en Europa, donde están más avanzados que nosotros. La situaciones de diferentes modelos de familias se ven como algo normal, mientras aquí la tradición política y social ha hecho que no se considerara así», explica Cristina Beltrán.
A lo largo de estos dos intensos días se analizarán en seis conferencias y mesas redondas cuestiones como la situación de las familias monoparentales con cargas en Aragón y perspectivas para la intervención social, las singularidades desde la intervención con madres e hijos y la actualidad y retos de las madres solas en Europa. Una de las mesas redondas se centrará en las experiencias que en este campo se desarrollan en Francia y Bruselas. Así, se espera la presencia de representantes de las asociaciones Mujeres de la Tierra de París y La Voz de las Mujeres de Bruselas, así como del movimiento también galo ‘Ni putas ni sumisas’.