¿De quién es la jornada escolar?
REPORTAJE: Educación
En ocho comunidades, la mayoría de los centros de primaria dan clase sólo por la mañana – Los padres se quejan de que únicamente beneficia a los docentes
J. A. AUNIÓN – Madrid – EL PAÍS
- En Extremadura y Canarias, todos los niños tienen horario intensivo
- Los alumnos de ESO también van por la tarde en Cataluña tres días a la semana
- Los sindicatos dicen que es bueno tener tiempo para otras actividades
- Los expertos ponen en duda las ventajas de dar todas las clases seguidas
Por su parte, los colectivos de profesores son los grandes defensores de esta jornada, porque consideran que extenúa menos a los jóvenes, que pueden completar su jornada con actividades extraescolares sin acabar muy tarde.
Tradicionalmente, los colegios públicos de primaria tenían jornada partida, de mañana y de tarde, con servicio de comedor, mientras que los institutos de secundaria sólo tenían por la mañana. Pero en la última década se ha ido imponiendo también en primaria la jornada continua. De hecho, según ha puesto de manifiesto un estudio de la CEAPA, en dos comunidades se ha impuesto por completo (Canarias y Extremadura, por ejemplo) y en seis la usan ya la gran mayoría de los colegios (Andalucía, Asturias, Baleares, Castilla-La Mancha, Galicia y Murcia). En La Rioja tendrá jornada continua el 23% de la educación infantil y primaria, y partida el resto, mientras que el 100% de ESO tendrá jornada continua.
Los sindicatos defienden con firmeza desde hace años la jornada continua. Pero «desligada de la jornada de los centros y del alumnado, pues se considera pedagógicamente más efectiva. De esta forma, las tardes se pueden dedicar a actividades formativas educativas de carácter lúdico, artístico, deportivo…, organizadas, financiadas, supervisadas y gestionadas» por las comunidades, no por los centros, reclama un documento de FETE-UGT de 2007.
El problema, según la CEAPA, es que esas actividades, al final, fracasan. Porque las comunidades se desentienden de ellas, y al final las acaban manteniendo y se acaban apagando hasta «desaparecer», se queja la federación de padres Miguel Virgós, de Asturias. «Existe una legislación que generalmente no se cumple y terminan siendo las asociaciones de padres las que tienen que encargarse de la organización de las actividades», dice los progenitores baleares. En Canarias aseguran que el objetivo de mantener la jornada de tarde con extraescolares «ha fracasado», y sólo el 40% de los niños participa en una actividad semanal. Cifra que se reduce hasta el 26% de los escolares en Castilla-La Mancha, según las asociaciones, «aproximadamente durante una hora diaria, de lunes a jueves, es decir, cuatro horas extracurriculares a la semana». A pesar de que algunos sí están contentos con cómo están organizadas las horas extra -en el caso del Plan de Apertura de Centros que ha puesto en marcha Andalucía y que alcanza al 94% de los centros-, la mayoría de las federaciones autonómicas quieren reabrir el debate sobre la vuelta a la jornada partida, incluso en secundaria. De hecho, en el País Vasco, el 95% de los alumnos de ESO tiene jornada partida, y en Cataluña tienen jornada mixta, es decir, de mañana y tarde, lunes, martes y jueves, y sólo de mañana, miércoles y viernes, según el estudio de la CEAPA.
Muchos centros concertados ofrecen, de hecho, jornada partida en secundaria, algo que los padres perciben como una ventaja. También la oferta de comedor se prolonga hasta la ESO (en el 65% de los centros privados), algo que sólo tiene el 28% de los públicos, según una estadística de 2006. Esto, según diversos colectivos, supone una desventaja comparativa para la escuela pública, que pierde alumnado en muchas comunidades a favor de la concertada, se quejan.
Pero más allá de las necesidades de los padres y los profesores, ¿cuál es el horario que más conviene a los alumnos? Los docentes defienden la jornada continua asegurando que su experiencia indica que las horas lectivas por la tarde se convierten en tiempo tirado a la basura por el cansancio que acumulan los alumnos a esas horas. «Los fundamentos de carácter pedagógico, sociológico, médico y familiar están sobradamente justificados», escribía el sindicato ANPE en un documento de 2004.
Sin embargo, hay muchos expertos que no están en absoluto de acuerdo. En un trabajo del año pasado, el profesor de Sociología de la Universidad Complutense Rafael Feito repasaba los estudios que hasta la fecha han puesto muy en duda esas supuestas ventajas pedagógicas. En el texto, Feito cita un informe francés de 2000 de L’expertise collective, que detectó «una caída en el rendimiento a las 13.40 y un considerable aumento a las 16.20». «Cuando se analizan distintos países europeos, se observa un descenso muy fuerte en la última hora de la jornada única alemana [entre las 12.00 y las 13.00]. Sin embargo, en España se detecta una subida del rendimiento a partir de las 15.00», añade.
Un reciente informe del sociólogo de la Universidad de Salamanca Mariano Fernández Enguita aseguraba también que la concentración no baja por la tarde; al contrario, aumenta para actividades como la memoria a largo plazo. Feito asegura que, como poco, son muy dudosas las presuntas ventajas pedagógicas de la jornada continua y que, en cualquier caso, puede «incrementar considerablemente las ya abultadas desigualdades sociales y étnicas ante la educación», sobre todo, por el mantenimiento en la privada de la jornada partida que prefieren muchos padres.
Pedro Rascón, presidente de la CEAPA, resume: «Al final, lo que supone la jornada continua es menos tiempo de clase. Y menos tiempo supone menos atención y peores resultados», asegura.
Rascón no está en contra, insiste, de que los profesores mejoren sus condiciones laborales, pero, de la misma manera que los sindicatos reclaman desligar la jornada lectiva del horario de atención de los centros, Rascón pide desligar la jornada de trabajo de cada profesor del horario lectivo de los alumnos.