Dos mil familias españolas optan por formar a sus hijos en casa
- La educación en familia es una práctica que todavía no está regulada legalmente
- Las familias piden una regulación que equipare a sus hijos con los otros alumnos
Educar en casa y, por tanto, al margen de las aulas. Esta es la opción alternativa al sistema educativo oficial por la que han apostado y apuestan unas 2.000 familias españolas, 500 de las cuales están en Catalunya. Son las cifras estimativas –no existe un censo oficial que las certifique– que manejan las distintas asociaciones en las que se cobija la mayoría de las familias que han «objetado» de las aulas por razones pedagógicas y académicas, ideológicas o religiosas. La educación en casa no está legalizada en España, pero tampoco puede considerarse ilegal.
Vacío legal ante algo no previsto
En España la educación en casa sólo está prevista en caso de enfermedad, vida itinerante o residencia en el extranjero. Javier Vidal, director general de Evaluación y Ordenación del Sistema Educativo, explica que la educación en casa «no es la manera en la que este país ha decidido organizar la educación», aunque reconoce que hay un vacío legal.
Aunque la ley de Educación (LOE) fija diez años de escolaridad obligatoria, los defensores de educar en casa se agarran a la Constitución, que establece la
obligación de una educación básica y gratuita, pero en ningún caso menciona la escolarización. También hacen referencia a la Declaración de los Derechos Humanos, que les otorga el derecho a escoger la educación de sus hijos.
Los partidarios de educar en casa consideran que ese es el mejor modo de formar a sus hijos, pero afirman que no están en contra de la escuela. Cuando la casa es la escuela, es la familia la que asume la responsabilidad «integral» de la educación académica/valores, sin delegar ninguna funcióna profesionales de la educación. «Les enseñamos a aprender a ser y a aprender a vivir en sociedad. No es ningún capricho el que nuestros hijos crezcan en un ambiente positivo. Aprenden a su ritmo, según sus capacidades, y nosotros les acompañamos y ayudamos», explicaba recientemente Silvia Ocaña, de la Associació Educar en Familia, ante la comisión de Educación del Parlament de Catalunya.
«Se vive y se enseña a la vez. Preguntas e intereses van surgiendo de forma espontánea. Con la educación en casa los niños aprenden a leer o matemáticas cuando tiene sentido hacerlo, no cuando la edad marca que les toca», sostiene John Holt, uno de los precursores de este movimiento en uno de sus escritos.
Los partidarios de educar en casa afirman que sus hijos son mucho más curiosos y creativos que el alumnado escolarizado de forma ordinaria; que tienen un espíritu crítico más marcado que los otros niños, menos miedo al fracaso y que son más ingeniosos a la hora de resolver situaciones nuevas. No hay ningún análisis fiable independiente que avale tales aseveraciones. Algunos estudios no contrastados señalan que estos niños son más brillantes que el resto del alumnado. Los críticos al sistema rebaten que si dan mejores resultados es porque los controles se han hecho cuando los padres estaban seguros del éxito de sus hijos.
«La escuela no sólo es un lugar de adquisición de conocimientos académicos. La escuela permite estar en contacto con otros niños, contribuye a crear una comunidad de trabajo, enseña a aprender junto a otros determinados valores como la solidaridad, la empatía…», argumenta Miquel Martínez, director del Institut de Ciències de l´Educació de la Universitat de Barcelona. Sin embargo, los defensores de la escuela en casa arguyen que sus hijos no tienen carencias de sociabilización, al contrario.
En cualquier caso, esta práctica sin ser legal tampoco está reconocida en España, por tanto las familias que educan en casa pueden tener problemas. Los servicios sociales de los ayuntamientos son los que deben controlar a los niños que no están escolarizados, pero en algunos casos se esgrimen matrículas de educación a distancia que libran a los padres de una denuncia. De todos modos, las pocas denuncias que han llegado a los tribunales se han saldado con el archivo.
Algunas voces, como el Defensor del Pueblo, han pedido un estudio detallado de la situación y su regularización, lo mismo que los representantes de la Associació Educar en Família en el Parlament. Esta asociación cree que la ley de Educación es la oportunidad para «reconocer una realidad social de Catalunya».
Javier Vidal, director general de Evaluación y Ordenación del Sistema Educativo del Ministerio de Educación, señala que los distintos idearios de los centros permiten escoger diferentes tipos de educación, siempre dentro del marco educativo previsto por la ley, que implica estar en las aulas. «El modelo educativo español está relacionado -salvo unos supuestos excepcionales- con la asistencia a las aulas. Además de la formación académica, existen otros valores educativos y de convivencia que sólo se adquieren allí».
Opciones para proseguir los estudios
Ante la ausencia de un sistema de evaluación homologable y, sobre todo, oficial, los niños que se educan en casa tienen distintas opciones. Escolarizarse a los 12-13 años, matriculándose en ESO para obtener el título de graduado en secundaria, y seguir, si esa es la opción, los estudios de bachillerato. Otros esperan hasta los 18 años para obtener el graduado en secundaria, en una convocatoria para adultos. También se puede esperar hasta los 25 años para hacer las pruebas de acceso a la universidad. Otra opción es inscribir a los hijos en centros privados, algunos extranjeros, con programas de educación a distancia. Estos centros suelen expender un certificado de estudios que carece de validez legal.
2.000 son las familias que se calcula que hay en España que han optado por educar en familia, aunque no hay un censo oficial. Unas 400 están en la Asociación de Libre Educación (ALE), otras forman parte de la Associació Educar en Família.