Educació de la Generalitat Catalana comprobará si los niños de 11 años saben lengua y cálculo
- Los alumnos de sexto de primaria se enfrentarán en mayo a la prueba, que incluye un ejercicio oral
- Las familias conocerán el resultado del examen, que se utilizará para prevenir el fracaso en la ESO
Los 66.000 alumnos de los centros públicos y concertados catalanes de sexto de primaria (11-12 años) se enfrentarán el próximo mes de mayo a una prueba para comprobar si saben leer y escribir en catalán, castellano e inglés y conocer su grado de dominio del cálculo y resolución de problemas matemáticos. El examen, anunciado ayer por el president José Montilla en el Parlament, durante su intervención en el debate de política general, no condicionará la promoción del alumno a primero de ESO, según Educació, pero si sus resultados difieren de las notas de la evaluación ordinaria será inevitable que sean tenidos en cuenta.
A diferencia de las pruebas de este tipo que hasta ahora ya realizaba el alumnado de cuarto de primaria (9-10 años) y segundo de ESO (13-14), en la corrección de los ejercicios intervendrá profesorado ajeno al centro y las familias recibirán un informe individual sobre los resultados obtenidos por el alumno, según los datos facilitados por la conselleria.
Existe otra diferencia notable respecto al contenido de las evaluaciones que se venían efectuando: se incluirá una prueba de expresión oral que consistirá en la lectura de un texto en voz alta y una posterior explicación de su significado. En el curso 2008-2009 ese ejercicio únicamente se llevará a cabo en una muestra representativa de centros dada la complejidad que entraña. A partir del próximo año académico tendrá carácter universal.
LAS NOTAS NUMéRICAS
El director general de Educació BÃ sica i Batxillerat, Jaume Graells, admitió ayer que la prueba permitirá que la conselleria disponga de información sobre «cuántos alumnos promocionan a primero de ESO sin haber alcanzado los objetivos». La reciente reintroducción de las notas numéricas, como complemento a las expresiones progresa adecuadamente y necesita mejorar, también contribuirá a ello.
El número de repetidores de sexto de primaria no llega al 2%, un porcentaje que contrasta con los elevados índices de fracaso en la ESO, que superan el 25%. Los expertos coinciden en señalar que buena parte de los problemas de rendimiento que afloran a partir de los 12 años se han incubado en la etapa escolar anterior. Sucede que la ley orgánica de educación (LOE) limita el número de repeticiones en primaria a un curso, y excepcionalmente a dos, y no impide que se pueda dar el salto a la ESO sin dominar las competencias básicas exigibles. Graells reconoció que «hay que reflexionar sobre los criterios de promoción» en la etapa.
El director general también considera que el nuevo examen «facilitará más información a los centros» para corregir los déficits y «orientará a las familias en la toma de decisiones». Graells cree que los malos resultados obligarán a que «los padres se movilicen, se impliquen más a la hora de acompañarles en los estudios y de trabajar con sus hijos». Del mismo modo ha de servir para que se instauren «planes de refuerzo individualizados» en la ESO, avanzó.
El presidente del Consell Superior d’Avaluació del Sistema Educatiu, Joaquim Prats, a quien compete el diseño de las exámenes, añadió que las pruebas anuales de cuarto de primaria se acomodarán al formato de los ejercicios de sexto, de forma que puedan ser comparables y pueda hacerse un seguimiento de los progresos del alumnado durante los dos últimos años de la etapa. Otras fuentes de Educació agregaron que la nueva situación exigirá un esfuerzo adicional del profesorado. «Los maestros han de ser conscientes de que en dos años tienen que hacer todo lo posible para recuperar a los alumnos que en cuarto obtienen malos resultados. De lo contrario, se les condena al fracaso a los 12 años».
Hasta ahora la programación de exámenes de rendimiento en cuarto y no en sexto se justificaba por la necesidad de disponer de información con la suficiente antelación para poder corregir el rumbo del alumno antes de la conclusión de la etapa. Sin embargo, en sexto no había una prueba que midiera los progresos.
Las conclusiones que arrojan los exámenes anuales de cuarto de primaria, que se establecieron en el 2001, y segundo de ESO, que datan del 2002, no son de conocimiento público ni tampoco llegan a las familias. Los centros disponen de los resultados para poder compararlos con los de las escuelas que cuentan con un alumnado de similar condición socioeconómica y únicamente los representantes de los padres en el consejo escolar pueden tener acceso a esa información genérica.
Montilla reclama propuestas para abordar la modificación del calendario escolar
El president Montilla se refirió también ayer a la voluntad del Govern de «abrir un debate social sobre el calendario escolar», una idea que el conseller de Educació, Ernest Maragall, ya avanzó al inicio del curso. Al respecto, el presidente de la Generalitat reclamó la opinión de «la comunidad educativa, las familias y los agentes sociales y económicos» acerca de «cómo adaptar el calendario escolar a las necesidades actuales». Montilla aludió asimismo a otra cuestión educativa: la necesidad de reformar la formación inicial y continuada del profesorado.
En realidad, el debate sobre la conveniencia de reducir el periodo de 85 días de vacaciones estivales e introducir algunas pausas durante el año académico ha sido objeto en los últimos años de diferentes informes y propuestas que nunca han llegado a prosperar. A raíz de esas discusiones, en el 2006 se adelantó el inicio del curso al 12 de septiembre, cuando tradicionalmente comenzaba el 15, pero en el curso 2008-2009 se ha vuelto a retrasar tres días alegando que, al caer el 12 en viernes, conllevaría más inconvenientes que ventajas para las familias.