El 80% de alumnos de etnia gitana abandona la ESO antes de terminarla
Aunque hay menos mujeres matriculadas en este ciclo, alcanzan más éxito escolar que los hombres.La cifra de escolarización en Primaria llega al 94%, cantidad superior a la de hace diez años.
MARÍA ADIEGO / EL PERIÓDICO
El 80% de los alumnos gitanos de Aragón abandona el instituto antes de terminar la Secundaria. En los últimos diez años se han hecho grandes progresos en la escolarización de estudiantes en Primaria, pero todavía queda mucho trabajo por hacer en los cursos superiores. El porcentaje de personas de etnia gitana que se matricula en la universidad apenas alcanza el 1%.
Según datos de la Fundación Secretariado Gitano, el 94% de niños de Primaria de esta etnia están escolarizados en Aragón pero más de la mitad abandona el colegio al llegar a Secundaria y solo un 20% de los que continúan obtienen el graduado escolar, mientras que la cifra llega al 70% en el caso de los payos.
Como explicó la directora territorial del colectivo en Aragón, Isabel Jiménez, esta situación se debe al desfase curricular con el que llegan los alumnos al instituto, que equivale a dos cursos, y a razones culturales. «Las familias piensan que cuando terminan la Primaria, los alumnos ya tienen suficiente nivel para trabajar. Además, el analfabetismo en la población gitana alcanza el 70% y esto hace que no se valore la importancia de la educación y que los niños no puedan recibir el suficiente apoyo ni desarrollar hábitos de trabajo o rutinas de asistencia continuada a clase», señaló.
Entre la desmotivación de la familia y el retraso en el aprendizaje, son los propios alumnos los que se encuentran «incómodos», no siguen los ritmos de las clases y muestran un «desinterés claro». Un estudio elaborado por el Secretariado Gitano en el año 2005 demostró que el 70% de escolares gitanos acudía al aula desmotivado, un porcentaje que alcanzaba el 47% entre los payos.
La encuesta también reveló que mientras que los alumnos payos repetían en los cursos más tempranos de Primaria o Secundaria, los gitanos lo hacían en los cursos superiores. Eso provoca un retraso acumulado que se hace insostenible al final de la etapa, cuando es difícil que el estudiante se ponga al día.
En opinión de Jiménez, es necesario que los tutores y orientadores desarrollen «medidas preventivas, compensatorias e integradoras» en cuanto se detecten los problemas, en vez de dejarlos hasta que no se pueden remediar.
POLOS OPUESTOS Aunque la proporción de alumnos gitanos que se matricula en Secundaria es mucho mayor que la cantidad de alumnas, conforme avanzan los cursos se produce una inversión. Según explicó Jiménez, la mitad de los chicos se «descuelgan» durante el ciclo, mientras que las mujeres alcanzan el éxito final. Sin embargo, todavía existe mucha «presión familiar» y el proceso de cambio para la integración femenina es «lento».
«Cuando el graduado escolar se obtenía en octavo de EGB, la situación era más fácil. Ahora, con el cambio del colegio al instituto, muchas familias aprovechan para desapuntar a sus hijas. Ven que en esos centros hay gente más mayor que pueden iniciar a sus hijas en malos hábitos y deciden sacarlas de allí para protegerlas», apuntó Jiménez.
En el abandono de la escuela también influyen las «pocas expectativas» que tienen los alumnos de salir adelante y la actitud de algunos profesores, que tienen muy arraigado el «estereotipo gitano». Esto se traduce en una desconfianza mutua.
Para remediar esta situación, desde el Secretariado Gitano abogan por trabajar con las familias para que valoren la importancia que los estudios tienen en el futuro de sus hijos en una sociedad que cada vez reclama trabajadores más cualificados; con los alumnos, para que tengan confianza en sí mismos y se esfuercen para no ir retrasados en clase; y, por último, con los docentes, para que abandonen los estereotipos y traten a cada estudiante de manera individual. «Los profesores tienen que conocer la cultura gitana para no exigir al alumno algo de lo que no tiene la culpa y para que sepan que en sus casas no tienen los recursos informáticos ni los libros ni la ayuda que tienen otros niños», indicó Jiménez.