El acoso escolar desciende después del 'caso Jokin'
Uno de cada dos adolescentes reaccionaría si conociera un caso
EL PAÍS / MARÍA R. SAHUQUILLO – Madrid – 20/02/2008
Amenazas, insultos, golpes. Más de 7.300 adolescentes (el 3,11%) de entre 12 y 16 años de la Comunidad de Madrid afirma sufrir acoso escolar en su punto más leve, el del rechazo. Los datos, que revela un informe elaborado por dos investigadoras de la Universidad Complutense de Madrid y que son representativos de toda España, muestran un ligero descenso de este fenómeno desde 2004. El punto de inflexión lo marca el caso Jokin. Desde entonces baja el número de agresores -de un 8% a un 6%- y de víctimas. Aumenta el número de adolescentes que reaccionaría ante una situación de acoso, uno de cada dos.
El número de agresores desciende de un 8% en 2004 a un 6% en 2007
Jokin tenía 14 años cuando se arrojó al vacío cerca de su casa, en Hondarribia, en septiembre de 2004. Sufría acoso escolar desde hacía un año. «Su caso fue el revulsivo que hizo a la sociedad tomar conciencia del problema», asegura María José Díaz-Aguado, catedrática de Psicología de la Educación y una de las autoras del informe Las familias de Madrid ante la adolescencia y su educación. Antes de Jokin, el 7,9% de los estudiantes de ESO madrileños afirmaban sentirse ridiculizados, según el estudio Maltrato entre iguales y exclusión social en la Comunidad de Madrid. Hoy son el 5,26% (unos 12.400).
«El problema del acoso escolar es generalizado y es gravísimo. No es algo puntual, sino constante, insultos, amenazas continuas… una situación insoportable», explica Encarnación García, de la Asociación Contra el Acoso Escolar (ACAE). Esta organización que creó Selene, la hija de 16 años de Encarnación y víctima a su vez de acoso escolar, recibió el año pasado unas 10.000 llamadas de víctimas y padres pidiendo consejo.
Pero el informe de 2007, elaborado con respuestas de 2.699 estudiantes de ESO de la Comunidad de Madrid y 1.433 familias, también proporciona el retrato de los agresores. Un 6% del alumnado (en torno a 14.000 adolescentes). El perfil de ese colectivo está claro para Díaz-Aguado: «La violencia no nace porque sí. Suelen ser jóvenes conflictivos, con malas relaciones en casa, alto porcentaje de fracaso escolar y que suelen recibir desde sus hogares el mensaje de tolerancia hacia ese comportamiento».
¿Cómo reacciona el resto mientras un compañero es acosado? Un 48% afirma que intervendría, aunque la víctima no fuese amigo suyo. Un porcentaje que era del 30,8% en un estudio del Defensor del Pueblo con datos de 1999 a 2006. Cifra que, a pesar de ser de toda España, es representativa, según los expertos. Pero no todos se pueden permitir el lujo de salir en defensa del agredido. El 28% asegura que, aunque sabe que la situación está mal y debería impedirla, no lo hace. «Son los llamados cómplices silenciosos», asegura Encarnación García. Díaz-Aguado lo explica: «Son alumnos menos asentados en el grupo. Tienen miedo de que, si reaccionan, la tomen contra ellos también».
«No me dejan vivir»
«Todo comenzó cuando repetí curso. Tenía ocho años. Me llamaban la repetidora, la margi, de marginada, la txerri [cerdo en euskera]». Anne (nombre supuesto) está a punto de cumplir 14 años y es víctima de acoso escolar. Vive en San Sebastián y ha tenido que cambiarse de instituto. La situación era insostenible. Insultos, pintadas en las paredes del colegio, persecuciones hasta casa, agresiones. «No dormía, no comía, quería morirme. No me dejan vivir», cuenta.
«El acoso dura años. En el colegio nos hacían creer que era nuestra hija. A los 20 días de pasar a un centro de ESO nuevo, pero con los mismos compañeros, abrieron un protocolo por acoso. Nos pidieron que sacáramos de allí a la niña», dice su madre. Pero sus antiguos compañeros siguen buscándola. Ha tenido que llevar escolta policial. «Me han robado la clave del messenger. Han enviado mensajes de amenaza a mis contactos», dice Anne. «Le han cambiado el nick. La anuncian como una pequeña prostituta. No la dejan en paz y nadie hace nada. Las instituciones no son conscientes de la gravedad de la situación», critica su madre.
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Aulas menos violentas
Bajan un 44% los jóvenes que pegan a sus compañeros | El 3,1% de los adolescentes se sienten rechazados en clase, un 16% menos que en 2004
ADN / Prado Campos / Madrid / 20-02-08
El 3% de los estudiantes madrileños de Secundaria (ESO) son víctimas de acoso escolar psicológico, según el estudio Las familias de Madrid ante la adolescencia y la educación. Cómo mejorarla convivencia y prevenir el acoso y otras formas de violencia, de la Consejería de Familia y la Universidad Complutense de Madrid (UCM), presentado ayer. Aunque el 2% de los adolescentes reconocen no tener amigos en su centro de estudio, la violencia en las aulas ha disminuido respecto a los resultados de otro informe de la UCM de 2004.
«Mayor conciencia»
¿La clave es que hay una mayor conciencia colectiva. Hasta ahora la principal causa de acoso escolar era la permisividad de la sociedad. Hoy se buscan alternativas: el diálogo, la autoridad y la necesidad de evitar los conflictos?, señala María José Díaz-Aguado, autora del estudio. El 6% de los adolescentes se reconocen acosadores y lideran o participan de la agresión. El perfil de estos adolescentes coincide con el de los alumnos más conflictivos, con problemas de integración y socializados con la violencia.
Bajan también tanto los chicos que se sienten rechazados (3,11%) como los que se confiesan autores de los ataques (6%). ¿Ha habido un cambio de conciencia y el agresor no se siente apoyado y la víctima, en una sociedad más sensibilizada, asume más esta situación?, explica Díaz-Aguado. Los adolescentes que reconocen rechazar a sus compañeros baja un 24% frente a 2004, quienes insultan y ofenden se reducen un 56% y los que pegan bajan casi a la mitad: el 44%.
El 75,5 contra el acoso
El 75,5% de los adolescentes se oponen a la violencia escolar. De estos alumnos, sin problemas educativos y más integrados, el 47,5% intenta ¿cortar la situación, aunque no sea amigo de la víctima? porque gozan de una posición de liderazgo en el grupo. El 28% cree que ¿debería impedir la agresión? aunque no lo hace por miedo a convertirse en víctima. El 18,6% opta por la indiferencia. Díaz-Agudo señala: ¿Se ha superado el rechazo a recurrir al adulto, dejando de lado la idea de chivato?. Y como no es normal, la mayoría recurren a padres y amigos. Pero los padres no perciben el acoso escolar en toda su magnitud: sólo el 2,44% sabe que su hijo es rechazado respecto al 3,11% de los casos.
El fracaso escolar; la principal preocupación de los padres
Las notas siguen siendo la principal fuente de conflicto en las familias. El 20 9% de los padres tienen como principal preocupación evitar el fracaso escolar. Hay que destacar que el 7% de los adolescentes desearía dejar de estudiar. La influencia negativa de las nuevas tecnologías y que se respeten las normas de la casa inquietan al 11 2% y el 10 2% de los padres mientras que los problemas de convivencia en las aulas suponen un tímido 7%.
Por su parte los adolescentes perciben como mayor fuente de problemas el desorden de su habitación (el 81 8%) las notas (76 9%) y las peleas entre hermanos (73 9%). Los chicos lideran los problemas relacionados con el instituto y el ocio mientras que los problemas con las chicas son por las tareas domésticas y la relación con los hermanos. La comunicación y el valor de la familia es lo principal para padres e hijos aunque todos coinciden la falta de tiempo de calidad para compartir actividades: el 20% de adolescentes y el 10% de padres rompen sus planes.
EL APUNTE
El 63% de las familias ve bien una bofetada
¿Si te pegan pega?. El 28,6% de los jóvenes ha recibido alguna vez este consejo el 10,3% de sus propios padres. Aunque se oponen al acoso el 23% de los adultos y el 67% de los chicos aprueban devolver el golpe. El 63,5% de los padres está de acuerdo en pegar una bofetada a su hijo en situaciones críticas.