El ´ciberbullying´ tiene cada vez más víctimas y de menor edad
El acoso escolar a través de las nuevas tecnologías es un delito en expansión. Empieza a darse en niños de 10 años y el grupo de 14 a 17 años es el de mayor riesgo.
26/09/2008 SUSANA LACASTA. El Periódico de Aragón
Se llama ciberbullying y es la pesadilla de muchos escolares. Se trata de un fenómeno en expansión que consiste en el acoso entre iguales a través de las tecnologías interactivas, como el móvil o internet. Las formas de ejercerlo abarcan desde la difusión de imágenes ofensivas para la víctima hasta el envío de correos electrónicos en su nombre que cuentan hechos privados o degradantes. Esta práctica, considerada delito grave, está empezando a ser usual entre los escolares. Los agresores son los propios amigos o compañeros de clase, que se refugian en el anonimato y aprovechan el gran alcance de los nuevos medios para agredir psicológicamente a sus semejantes.
Cada año los niños empiezan a sufrir antes el cyberbullying y hay más casos. Ahora hay chavales que con 10 o 11 años ya han padecido este tipo de acoso», indica Juan Antonio Planas, presidente de la Asociación Aragonesa14 a 17 años el grupo de mayor riesgo. de Psicopedagogía. El fácil acceso de los niños a las nuevas tecnologías es el telón de fondo de este problema que afecta a niños de todas las edades, siendo los de
«Los acosadores son personas con autoestima baja, que han sufrido mucha agresividad, con poca empatía, tienen problemas con los estudios y buscan estas acciones para sobresalir», indica Planas. El perfil de la víctima suele ser de un niño con dificultades sociales que experimenta algún tipo de rechazo. Las consecuencias de este acoso pasan por depresión, sorpresa al enterarse de que el que le ha acosado es un amigo, o tristeza, siempre partiendo de un golpe a su autoestima.
«Hay detalles que indican que un niño puede ser víctima de ciberbullying: fobia escolar, cambios bruscos como ir bien en la escuela y empezar a fracasar, o una agresividad inusual», señala Planas, que ayer presidió una mesa redonda en la Facultad de Educación de Zaragoza sobre la detección e intervención ante estos casos, una labor interdisciplinar que depende de diversos agentes.
El ciberbullying es un delito grave y como tal se penaliza, pero la difícil detección de estos casos hace que la prevención sea la clave. «Las familias deben fomentar un buen uso de las nuevas tecnologías, pasar tiempo con sus hijos y no permitir que estén parte del día enfrente de un ordenador», señala.
El papel de los educadores engloba el trabajo con el agresor, el apoyo a la víctima incidiendo sobre la autoestima y un punto de vital importancia, el trabajo con el grupo de los espectadores del acoso, aquellos que pueden frenarlo y descubrir al bully. Este actúa amparado por el anonimato, por lo que puede ofender de una forma que no se atrevería a hacer en persona así como llegar a más gente a través de internet. La denuncia es por lo tanto lo más eficaz ante estos casos, trabajar con los niños para que comuniquen, eviten y superen este tipo de práctica. «Es un largo proceso y cuando antes se haga, mejor», concluye Planas.
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HERALDO DE ARAGÓN 26/09/08
ACOSO A MENORES
Los menores ocultan a los padres los nuevos casos de «ciberbullying» por miedo
Prefieren no comentar los acosos sufridos a traves de la red y de los teléfonos móviles para que no les restrinjan su uso en casa. Muchos acosadores «no son conscientes» de la gravedad del delito.
RICARDO MALUMBRES. Zaragoza
El «ciberbullying», la forma actual de acoso a menores a través del uso de las nuevas tecnologías, es una realidad que aún no trasciende en toda su dimensión porque los afectados no se atreven a comentarlo a sus progenitores. Según Carmen Martín, asesora de Educación del Justicia de Aragón, «los menores acosados evitan comentar su problema para que sus padres no restrinjan su uso de móviles e internet».
El nuevo fenómeno se caracteriza por difundir imágenes comprometidas en la red, colgar acciones de sujetos en diferentes páginas o enviar mensajes amenazantes por teléfono móvil. La mayor diferencia con el resto de acosos a menores es la impunidad con la que los agresores realizan sus acciones. «El acosador está solo frente al ordenador y no percibe el daño que provoca», explicó Carmen Martín. «Incluso cuando son acusados por cometer un delito se sorprenden, ya que no consideran tan graves sus acciones», añadió.
La dificultad para detectar un caso de «ciberbullying» complica la labor de los centros de enseñanza y de las instituciones. Este tipo de delitos se cometen principalmente en los hogares, y no en los colegios. De hecho, tan solo un caso de «ciberbullying» ha llegado hasta el Justicia de Aragón y fue hace varios años. «Por suerte el problema surgió en los ordenadores del centro, y no en el hogar, por lo que se pudo atajar el problema», comentó Carmen Martín. «El menor sufrió multitud de rumores y barbaridades que eran totalmente falsos», aseguró la asesora del Justicia de Aragón.
Aun así, Carmen Martín se muestra convencida de que existen más casos, pero que no salen a la luz por el temor de los menores a que sus padres les prohiban el uso de teléfonos móviles y ordenadores.
Para la asesora del justiciazgo, el «ciberbullying» es todavía peor que el acoso general: «Los daños físicos que puede producir una agresión se pasan y normalmente se olvidan, pero el daño psicológico que ocasiona la humillación de verse ridiculizado en internet permanece. De hecho, las amenazas provocan irritación en los agredidos y se traducen en fiebres, mareos o nerviosismo».
Control en los centros y en casa
Para evitarlo, Carmen Martín propone medidas que deberían adoptar tanto los padres y los menores como los centros educativos. En casa, los progenitores deben conocer más las nuevas herramientas tecnológicas de diálogo. Además, deben situar los ordenadores en habitaciones comunes para la familia, y no en sus propias habitaciones donde puedan navegar sin barreras por internet. Los padres también disponen de herramientas para controlar las páginas que visitan sus hijos.
En cuanto a los centros educativos aboga por ofrecer un asesoramiento a las familias y a los profesores para educar correctamente a los niños en el uso de las nuevas tecnologías.
Los menores deben saber que es peligroso revelar contraseñas y hablar de temas comprometidos a través de la red. Además de usar seudónimos.