El horario, el precio del libro y los barracones no son significativos para la calidad de la enseñanza

JAUME Cela
Maestro y miembro de la Federació de Moviments de Renovació Pedagògica de Catalunya. También firma este artículo Joan Doménech
| El Periódico de Catalunya
En estos días, el debate educativo que aparece en los medios de comunicación está centrado en cinco puntos: la sexta hora que se añadirá a la escuela pública para equiparar el horario de ésta con el de la privada, la masificación de alumnos –palabra que nos parece exagerada para describir la realidad que vive un grupo de escuelas–, el precio del material, y también el de los libros de texto y el del comedor; el número de barracones y el avance del día de entrada de los críos en las escuelas.
A pesar de que los cinco puntos son relevantes, debemos tener presente que ninguno de ellos tiene que representar inexorablemente un deterioro de la calidad del trabajo que realizamos en las escuelas.
Nadie discute que es mejor tener en clase 25 críos –deberían ser menos en la etapa de parvulario y de ciclo inicial–, que tener uno o dos más, pero este aumento no conlleva una pérdida de calidad. En síntesis: se puede trabajar igual de bien o igual de mal con una cifra o con otra. La existencia de barracones responde a la necesidad urgente de escolarizar a toda la población, y en muchos casos son instalaciones más dignas que algunos edificios definitivos. Por lo tanto, son un mal menor que hacen un bien necesario. Lo que hay que denunciar es la situación de algunas escuelas que llevan muchos años en condiciones deficitarias y con promesas que no llegan a convertirse en realidad.
ALGUNOS DE estos puntos necesitan más recursos y dosis de imaginación y coraje para resolver los conflictos que generan, pero a nuestro juicio no deberían ser los puntos más destacados del debate educativo, ya que su relación con la calidad es más tangencial.
Nos preocupa mucho más, por ejemplo, que todavía no se haya modificado la duración y el contenido de la formación inicial. Todavía existen diferencias entre la formación de un maestro y la que recibe un profesor de secundaria.
Nos preocupa la distancia que todavía existe entre el mundo de la escuela y el mundo de la universidad. Ni los primeros se mueven en una práctica sin teoría ni los segundos viven de elucubraciones estériles. Práctica y teoría tienen que ser las dos caras de la misma moneda.
Nos preocupa que existan sectores del mundo escolar que no vean la necesidad de seguir formándose y que algunos modelos de formación permanente no respondan a las necesidades reales de los centros.
Nos preocupa que existan muy pocas experiencias de relación entre las etapas de infantil, de primaria y de secundaria.
Nos preocupa que existan escuelas que acogen alumnado procedente de muchos lugares del mundo y que ven que este crecimiento conlleva que se vacíen de alumnos del país porque se cree que la presencia del recién llegado significa la disminución de los niveles académicos y el aumento de los problemas sociales.
Nos preocupa ver cómo existe gente que afirma que la instrucción y la educación son dos experiencias separadas.
Nos preocupa constatar que todavía no hemos encontrado unos modelos de relación familia-escuela que respondan a la realidad del presente y que faciliten la implicación, la corresponsabilidad.
Nos preocupa que aún no hayamos concretado el currículo que necesitamos en la etapa obligatoria y que haya quien crea que la escuela debe fomentar la competición por encima de la actividad cooperativa.
Nos preocupa que todavía tengamos un sistema de oposiciones y un sistema de acceso a la escuela que no responda a los tiempos actuales y que tampoco pueda facilitar la formación de equipos que trabajen en un proyecto educativo de calidad.
Nos preocupa que existan escuelas privadas concertadas que reciban dinero de fundaciones y que ello impida la entrada de alumnos que no pueden realizar según qué aportaciones económicas.
Nos preocupa constatar que la Administración es una máquina muy lenta que tiende a sustituir los centros docentes en el liderazgo de los procesos de renovación. Nos preocupa que el debate sea demasiado técnico y que todavía no tengamos claro que el sistema educativo tiene sentido si conduce a los críos al éxito.
PODRÍAMOS seguir con la lista, pero lo vamos a dejar aquí. Estos puntos nos parecen más significativos que los que presiden el debate publicado en los medios de comunicación, y por lo tanto hay que hacer un esfuerzo por discutirlos. En este sentido, mantenemos la esperanza bien despierta, porque la reflexión sobre el pacto nacional de educación pone encima de la mesa algunas de estas cuestiones y porque conocemos muchas escuelas que todavía conservan la ilusión y el empuje necesarios para continuar construyendo un modelo educativo de calidad para todos.