El Ministerio de Educación confirma que los alumnos que no cursen la asignatura podrían «marcharse a sus casas»

M. Velasco/ J. R. Navarro Pareja | La Razón
Un tercio de los cuatro mil profesores que imparten la Religión católica en la ESO en centros públicos podría perder su puesto de trabajo si finalmente se aprueba el borrador que el Ministerio de Educación presentó ayer a las comunidades autónomas. La propuesta ministerial, que establece las enseñanzas mínimas para la Secundaria, plantea reducir el número de horas totales dedicadas a la asignatura, de las 215 actuales a 140. La disminución de carga horaria afectaría directamente a estos profesores, puesto que su particular estatus dentro de los centros sólo les permite impartir Religión, y, a diferencia de los funcionarios, no podrían recuperar las horas con la docencia en otras materias.
En concreto, y según la propuesta del Ministerio, la clase de Religión quedaría reducida a una hora semana (35 anuales), mientras que en la actualidad se imparte a razón de una hora semanal en primer y tercer curso y dos semanales en segundo y cuarto de la ESO. Desde USO, la entidad sindical que acoge a más profesores de Religión católica, la medida ministerial se contempla con preocupación. Según el responsable de su área educativa, José Luis Fernández Santillana, esta pérdida de horas lectivas no sólo supondría una «reducción del número de contratos, sino que además aumentaría la precariedad laboral de estos profesores. Muchos verían cómo su jornada completa queda reducida a parcial, o se verán obligados a admitir el perjuicio de acudir a varios centros para completar su horario».
Educación para la ciudadanía
Aunque el Ministerio no ha facilitado una explicación oficial para este significativo retroceso de la asignatura, la mayoría de los interlocutores educativos coinciden en que detrás de la propuesta se encuentra la necesidad de «hacerle un hueco» a «Educación para la ciudadanía», la asignatura que la LOE ha incorporado .
Las reformas planteadas por el borrador no se acaban aquí. El Ministerio ha decidido añadir una nueva opción a la tradicional oferta entre Religión o alternativa. Así, los padres podrán elegir que sus hijos cursen una clase de Religión confesional (católica o de las otras religiones con acuerdos con el Estado), una opción no confesional, denominada Historia y Cultura de las Religiones o, simplemente, nada. En este caso, al igual que en Primaria, el Ministerio vuelve a dejar en manos de cada uno de los centros la decisión sobre «la debida atención educativa» que deben recibir estos adolescentes que tendrán una asignatura menos.
Esta nueva asignatura recuerda la modificación que planteó el Gobierno del PP a través de la Ley de Calidad, en la que establecía un área denominada «Sociedad, cultura y religión» en la que los alumnos podían optar entre las versiones confesional o no confesional.
«Irse a casa»
En la rueda de prensa con la que el Ministerio explicó ayer este borrador, Alejandro Tiana, secretario general de Educación, explicó que aunque el borrador no establece en que consiste esta atención educativa, los jóvenes «podrían acudir a la biblioteca u otro lugar de estudio similar», realizando una suerte de «estudio vigilado», como ocurre en la actualidad con los que no escogen clase de Religión. Sin embargo, también precisó que los centros «siempre y cuando alcancen un compromiso con la familia», podrían establecer que estos alumnos «se marcharan a sus casas». Tiana señaló que esta opción podrían extenderse también a la Enseñanza Primaria.
Por último, el borrador plantea que la evaluación de las enseñanzas de Religión (en sus dos variantes) «se realizará en los mismos términos y con los mismos efectos que las otras materias de la etapa», pero sus notas no se tendrán en cuenta «para el acceso a la educación post-obligatoria o para obtener becas». Es decir, el clásico «evaluable pero no computable» que se venía aplicando desde la Logse.