FAPAR lamenta que el Departamento de Educación no haya modificado las fechas de las pruebas extraordinarias en la enseñanza obligatoria
Una vez conocida la decisión del Departamento de Educación de adelantar exclusivamente las pruebas extraordinarias de la Formación Profesional al mes de junio desde FAPAR queremos manifestar lo siguiente:
- Hemos mostrado nuestro malestar ante esta decisión que ni siquiera se comunicó a nuestra organización.
- Consideramos que el argumentario que se esgrime para justificar el adelanto de las pruebas en FP es el mismo que justificaría este cambio en el resto de etapas, más si cabe en la obligatoria:
- Mejorar la tasa de aprobados, que pasa necesariamente por que se presenten todos los suspendidos, lo que se hace más necesario en las etapas de ESO y Bachillerato en las que el nivel de no presentados en septiembre, como el propio Departamento conoce, es elevadísimo, lo que contribuye a elevar el nivel de repeticiones y abandonos.
- Facilitar el acceso a las enseñanzas de FP a todo el alumnado, lo que debe garantizarse también para los que cursan la Secundaria y que no se verán beneficiados al tener que esperar a septiembre para poder optar a un Ciclo Formativo.
- Simplificar los procesos de admisión y mejora en su organización, que no será completo si solo se trasladan las pruebas extraordinarias en Formación Profesional.
- Por último, recordamos las razones que FAPAR ha defendido siempre ante las pruebas extraordinarias y su realización, y que cobran mayor sentido al no haberse confirmado la mejora argumentada en el cambio que se estableció en el año 2012 cuando pasaron de junio a septiembre.
- Desde FAPAR hemos rechazado siempre las pruebas extraordinarias porque defendemos una formación integral para nuestros hijos e hijas en la que la evaluación continua sea real y efectiva (no basta con que las Leyes Educativas la mencionen, sino que se necesita un verdadero desarrollo de la misma), que tenga en cuenta sus condiciones individuales y sus ritmos de aprendizaje, en lugar de hacer prevalecer pruebas puntuales que convierten su etapa educativa en una carrera de obstáculos donde prima la competitividad y no la cooperación.
- Las dificultades que se plantean dentro del sistema educativo, deben resolverse por el mismo sistema, no descargando la responsabilidad de su solución exclusivamente en las familias, porque se generarán desigualdades que no podemos permitirnos como sociedad, y menos en el alumnado. Por ello, deben arbitrarse las medidas oportunas para que el propio centro pueda organizar los apoyos necesarios a este alumnado que garanticen así la igualdad de oportunidades a todos y no generando más desigualdad entre el alumnado con familias con más o menos recursos económicos, sociales o culturales. Hay que considerar que el alumnado de Secundaria tiene entre 12 y 15 años, lo que hace que no tenga autonomía suficiente para poder afrontar el estudio de las materias no superadas de forma autónoma durante el verano.
- Es necesario recuperar el carácter de la evaluación continua, desterrar la trascendencia de una prueba puntual (examen) y global (no necesariamente hay que recuperar una materia completa), y valorar el proceso de aprendizaje del alumnado en su conjunto, porque evaluar es mucho más que examinar. Para ello, no basta con que las Leyes educativas hablen de evaluación continua, sino que deben desarrollarla.
- Estas pruebas deben realizarse por el profesorado del alumnado, ya que este es quien conoce a nuestros hijos e hijas y es quien se encuentra en condiciones óptimas para evaluarlo.
- Es necesario que el alumnado tenga un descanso, para poder afrontar el curso siguiente en condiciones óptimas de superarlo con éxito.
- Es necesario que todo el alumnado tenga las mismas oportunidades en el acceso a las distintas etapas educativas, buscando siempre la motivación para paliar el abandono escolar temprano, que es el principal problema de nuestro sistema educativo.
Confiamos que esta decisión sea adoptada para el resto de etapas, especialmente en la obligatoria en un futuro próximo, a la vez que trabajamos para que la nueva Ley Educativa que debe sustituir a la rechazada LOMCE, sea una oportunidad para eliminar estas pruebas definitivamente, dando un impulso de innovación y modernización a nuestro sistema educativo.
Zaragoza, a 9 de enero de 2018
FAPAR