Futuros maestros: ¿analógicos o digitales?
Alumnos y expertos se quejan de la escasa formación en nuevas tecnologías
ELENA SEVILLANO – Madrid – 01/12/2008. El PAÍS
Constantemente se habla del poder de las nuevas tecnologías y de la necesidad de aplicarlas a la educación. Hace un año, un informe oficial decía que la tecnología estaba llegando a las aulas, pero que, en general, no se está usando. La principal razón que se aducía era la falta de formación de los profesores en el uso de éstas, ya no tan nuevas, herramientas. Pero el informe hablaba de los profesores que ya están ejerciendo, ¿qué pasa con los futuros docentes? ¿Se está arreglando esta disfunción en las universidades? Parece que no.
- El área perderá peso en algunas facultades con la reforma europea
- «No hay tecnofilia, pero tampoco tecnofobia», dice una catedrática
- Algunos defienden su inclusión como tema transversal en todas las materias
Los universitarios saben utilizarlas, pero no aplicarlas a la educación
La formación específica en Tecnología de la Información y la Comunicación (TIC) que recibe un diplomado en Magisterio se reduce a una materia troncal cuatrimestral que se llama Nuevas Tecnologías aplicadas a la educación y se da en toda España, en 1º, 2º o 3º, dependiendo de la facultad; representa unas 45 horas lectivas, unos 4,5 créditos de los más de 200 de la titulación. Insuficiente según los decanos, expertos y alumnos consultados. «Las nuevas tecnologías son una anécdota en los actuales planes de estudio; tenemos una asignatura que araña la superficie mientras que el resto se imparte de manera bastante tradicional», opina Jordi Adell, docente y director del Centro de Educación y Nuevas Tecnologías de la Universidad Jaume I de Castellón.
«Dentro de las nuevas tecnologías aplicadas a la educación enseñamos conceptos teóricos y didáctica de las TIC: procesamiento de imagen y texto, presentaciones por ordenador, el programa Click, bases de datos, Internet y web 2.0. Harían falta más créditos para una alfabetización digital», incide Javier Sarsa, profesor de la materia y vicedecano de nuevas titulaciones de la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza. Más aún cuando de lo que se trata es de «enseñar a futuros maestros de chicos que manejan las tecnologías mejor que nosotros», tercia Isidro Moreno, docente TIC de Magisterio de la Universidad Complutense de Madrid. «No está previsto que ganen peso con Bolonia; una lástima, porque son una potentísima herramienta pedagógica».
El caso es que la administración educativa reconoce y da importancia a las TIC. «En el currículo de primaria y de ESO se establecen ocho competencias básicas, y una de ellas es el tratamiento de la información y competencia digital», señala Adell. Pero ese aspecto «se desintegra» en la formación de los maestros que habrán de dotar de esas competencias. «Es esquizofrénico», dice. ¿Y en el futuro? «Con suerte, nos quedaremos como ahora», añade.
El curso que viene, Magisterio se convertirá en un grado de cuatro años en un buen número de facultades. Los decretos ministeriales que regulan los nuevos títulos apuntan como objetivo la formación en nuevas tecnologías, pero en su desarrollo el capítulo desaparece, y tampoco hay instrucciones específicas al respecto, lo que deja la mayor o menor apuesta por las TIC a discreción de cada universidad.
«Al final va a depender de la correlación de fuerzas en cada facultad: donde sus defensores sean fuertes, tendrán más peso; donde no, perderán», augura Manuel Area, docente de tecnología educativa en la Universidad de La Laguna, donde las TIC rebajarán peso si se aprueba la actual propuesta. Mientras, la de Barcelona tendrá una mención en tecnología: una especialización o itinerario que podrán seguir aquellos alumnos interesados en este campo, según informa Ángeles Ruiz, vicedecana de Estudiantes de su Facultad de Formación del Profesorado. No ha sido posible conocer los planes de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla; su decano declinó el ofrecimiento de participar en este reportaje argumentando tener mucho trabajo. Area preside la Red Universitaria de Tecnología Educativa (RUTE), que destaca la importancia de esta formación para afrontar los retos de la escuela del futuro (tal y como apunta la Unesco) y pide la incorporación de, al menos, una asignatura obligatoria y común en todas las titulaciones denominada Tecnologías de la Información y Comunicación en la Educación. Si no hay cambios, la Universidad de Santiago de Compostela tendrá algo de nuevas tecnologías en la especialidad de Infantil y nada como materia específica en la de primaria, donde las TIC serán una transversal presente en cada asignatura. «No estoy de acuerdo con que las TIC hayan perdido peso», sostiene Javier Paricio, adjunto al rector para Innovación Docente en Zaragoza. «Otra cosa es que tanto el Ministerio como la ANECA [agencia encargada de asegurar la calidad de los planes de estudio] las consideran ligadas al resto de asignaturas, no tanto como asignatura independiente. Las tecnologías como herramienta de reflexión son de un valor tremendo, pero creo que es un error pensar que tienen valor y suponen una mejora por sí mismas», dice. Los grados de Magisterio de esta universidad tendrán una asignatura TIC con un número de créditos similar al de la actual troncal; no habrá mención en nuevas tecnologías y sí una apuesta por «integrarlas en las didácticas específicas, en el diseño de las actividades de aprendizaje, en las metodologías docentes». Para enseñar mejor matemáticas, música, lengua, historia.
Isabel Cantón, catedrática de la Universidad de León, cree que este argumento parte de una premisa cuestionable: que todos los profesores dominan la tecnología. «Hay quien nunca usa el Power point por falta de formación o de interés». Por eso defiende su enseñanza. «No hay tecnofilia pero tampoco tecnofobia, al menos confesada. Los docentes reclaman apoyos, formación y tiempo para usar más las TIC». En los grados de maestro de León también perderán terreno.
La Universidad de Salamanca acoge cursos sobre nuevas tecnologías dirigidos a docentes, alumnos o foráneos. Han de pagarlos de su bolsillo y hacerlos al margen de su horario laboral o lectivo. Aun así, suelen llenarse. «Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación es muy teórica y dura un cuatrimestre», dice Lourdes Pérez, una de sus responsables.
También es escasa la presencia de diplomados en Magisterio en las TIC en Educación, un posgrado oficial de la Universidad de Salamanca. Su director, Ángel García del Dujo, tiene la sensación de que el nivel en TIC de las titulaciones relacionadas con la enseñanza «no es alto». El nivel en cuanto a su uso profesional, se entiende, porque los universitarios manejan Internet, los chat, messenger, etcétera, pero relacionados con su ocio. «Me preocupa no sólo el sentido instrumental de estas tecnologías, sino la parte pedagógica», diferencia este docente: «Es pasar de ver las tecnologías como simples instrumentos a verlas como formas de generar espacios de acción educativa». éste segundo aspecto, dice, «es nulo» en la formación de los futuros maestros y profesores de secundaria, y cree que no hay motivos para pensar que la adaptación a Bolonia mejorará la situación. «Preocupa la lentitud de la administración educativa, incluida la Universidad; el salto a la segunda fase no se está dando, no hay más que entrar en los portales universitarios y ver cómo se utilizan como canales de información y de gestión de la información, nada más». En esto es taxativo: «Mientras no se inyecte en el uso de esta tecnología el componente social, colaborativo, cooperativo, se está infrautilizando».
JUAN J. SÁNCHEZ (22 AÑOS) «No me han formado en tecnologías»
«Tendría que haber una materia obligatoria específica en el nuevo plan de estudios, ya que me parece fundamental formar a los alumnos de Magisterio en un tratamiento crítico de la información; es imposible ignorar la importancia de las redes sociales, sobre todo en la ESO; nuestros alumnos las utilizarán y sabremos más de ellos y de su vida fuera del aula si nosotros también las usamos. No me considero formado en TIC en la Universidad pero he tratado de formarme yo, de forma autodidacta. Tampoco veo el ejemplo en mi campus: las nuevas tecnologías se resumen a PowerPoint [un programa para proyectar imágenes], que sustituyen al encerado, papeleo que puedes hacer a través de Internet y poco más. Los medios técnicos tampoco nos permiten llevarnos a clase el ordenador portátil para dejar ya los apuntes y los folios». Juan Jesús Sánchez estudia 2º de Magisterio de Primaria en la Universidad de Santiago de Compostela.
SANDRA DÍAZ (DE 33) «El profesor no puede vivir desfasado»
Sandra Díaz (de 33 años) hizo Logopedia y ahora cursa 3º de Magisterio de Educación Infantil en la Universidad de La Laguna (Tenerife): «Los dos primeros años no di nada de nuevas tecnologías; ahora, en 3º, tengo una asignatura troncal y estoy cursando una optativa que se llama informática aplicada a la educación. La he elegido porque creo que un maestro no puede vivir desfasado y de espaldas a una realidad que está en la sociedad y que, aunque ha tardado, ha llegado también a los colegios. Las tecnologías están presentes en el hogar de nuestros alumnos, así que me parecen una buena manera de estar en contacto con las familias. En clase estoy conociendo y aprendiendo a aplicar un software educativo que funciona en muchos centros. Lo utilizamos, por ejemplo, para hacer actividades de matemáticas en infantil».
ALEIX ROIG (DE 29) «Ya no hay brecha digital con el alumno»
Aleix Roig está en 2º de Magisterio de Educación Física en la Universidad de Barcelona: «Una asignatura troncal sirve para situarnos. Además, trabajamos en el campus virtual: nos descargamos actividades y apuntes, tenemos foros y debates que podemos seguir desde casa… Creo que más que salir de la Universidad con mucho conocimiento técnico, que enseguida queda desfasado, lo importante es tener un planteamiento abierto y receptivo, haber reflexionado sobre aplicaciones en didáctica y pedagogía, y haber desarrollado una mentalidad crítica. Y saber que en esto te tienes que estar actualizando. Creo que la clave está en la formación continua. Los que ahora estudiamos magisterio compartimos con nuestros alumnos una misma realidad, ya no hay brecha digital: nos movemos por el messenger, el facebook, youtube. Pero no lo veo como un fin, sino como un medio de comunicación, como antes era el canal escrito, y un nuevo espacio de relación que hay que aprovechar para formar».
IÑAKI REYES (DE 21) «Tendré que tirar con lo poco que sepa»
«En la asignatura de nuevas tecnologías haremos anuncios de televisión, páginas web, powerpoint y algo de programación para diseñar juegos para niños. Pero es imposible que salgamos bien formados con una sola asignatura en un cuatrimestre», dice Iñaki Reyes, alumno de 3º de Magisterio en Educación Física en la Complutense. «Circulan tecnologías novísimas cada vez al alcance de más personas mientras que nosotros trabajamos con unos proyectores desfasados que, fuera de aquí, ya nadie usa. Tendré que tirar con lo poco que sepa porque quiero utilizar las TIC en mi labor docente, es lo que hay en la sociedad y soy de los que piensan que una imagen vale más que mil palabras».
NOELIA FORTUÑO (DE 21) «Una única asignatura en toda la carrera»
Noelia Fortuño acaba de terminar Magisterio y está cursando 1º de Psicopedagogía en la Universidad de Zaragoza. «Una única asignatura cuatrimestral en toda la carrera significa mucha materia en poco tiempo, desborda; me ha despertado la inquietud pero no ha colmado mis expectativas ni mi necesidad de conocimientos en este terreno. Necesito que me expliquen qué instrumentos puedo utilizar, y para qué, porque no todo vale: no se trata de meter el tablet PC y el ordenador en la clase y ya está, tienen que servir para algo, tener una aplicación, si no, es mejor no meterlos. Mi experiencia me dice que el tablet PC, por ejemplo, es una buena herramienta para hacer esquemas, como refuerzo de los conocimientos adquiridos al terminar una lección, como un sustituto de un examen; los blogs y las wikis me parecen una buena manera de comunicarse».