La mediación intercultural en las aulas se ha cuadruplicado
El servicio está derbordado, pues solo se cuenta con siete especialistas. El pasado curso se atendieron 800 alumnos, la mitad de ellos en Zaragoza.
Martes, 18 de Noviembre de 2008. M. VALLéS
El número de alumnos inmigrantes que han solicitado los servicios de mediación intercultural se han cuadruplicado en apenas cuatro cursos. El Centro Aragonés de Recursos para la Educación Intercultural (Carei), encargado de gestionar los servicios de acogida y adaptación de los jóvenes procedentes de otros países, comenzó a trabajar hace apenas cuatro cursos. Entonces recibió 200 peticiones, mientras que hasta junio del 2008 ya había intervenido en 800 casos, más de la mitad de ellos en Zaragoza, aunque el servicio se presta en las tres provincias.
Tanta es la demanda, que los siete mediadores que trabajan a jornada completa en el Carei están, en algunas épocas del año, «desbordados», explicó Romero Jiménez, coordinadora del programa. Y no es extraño, pues Aragón cuenta en la actualidad con más de 24.000 alumnos extranjeros en sus aulas, casi el 15% del total. Muchos para solo siete personas. Tres de ellas están en Zaragoza, donde hay un especialista en países del este, otro en los árabes y otro centrado en los estudiantes chinos. En Huesca se cuenta con dos trabajadores interculturales, uno de Bulgaría y otro árabe. En Teruel, los dos de países árabes. «En estos momentos nos encontramos al límite de nuestra capacidad. El aumento que registramos es constante porque el servicio cada vez se difunde más», subrayó Jiménez.
Una de las intervenciones más comunes de los mediadores se centra en la acogida de los alumnos en los centros. Y no se trata solo de un problema lingüístico. Los colegios e institutos solicitan la presencia de estos especialistas cuando es necesario explicar las claves del funcionamiento del sistema educativo y del centro. «Al venir de otros países, se encuentran desubicados, intentamos que se sientan integrados».
Aunque no siempre es fácil. Sobre si, por ejemplo, llegan, con el curso en marcha, 17 familias chinas que quieren matricularse en un mismo colegio. Ahí es donde entran los mediadores. En este caso habría que procurar que la inserción de estos nuevos alumnos en la vida del centro fuera lo menos traumática posible. Tanto para los profesores, como para los recién llegados o para el resto de compañeros. Además de estas situaciones extremas, los centros solicitan también la presencia de los mediadores para cuestiones mucho más comunes en la vida diaria de los colegios. Por ejemplo, plantear a unos padres que su hijo necesita gafas. O que no es ningún drama que en su primer año en España, haya suspendido el curso.
«Queremos prevenir la aparición de conflictos interculturales», indicó Jiménez. Aunque las familias, en también desarrollan un papel muy importante en el proceso de adaptación de cada escolar. «Los padres deben entender el contexto en el que se encuentran. Es bueno que participen en la vida de los centros», dijo.
Con todas estas medidas de mediación se pretende también frenar el fracaso escolar entre los colectivos inmigrantes, afectados habitualmente por el absentismo o el abandono temprano.