LA NUEVA FP EN EL PAÍS VASCO
EDUARDO AZUMENDI – Vitoria –
Catalina A. Bee Asangono no se lo pensó dos veces cuando se enteró de lo que se ofrecía en el País Vasco: un sueldo y un empleo fijo por estudiar. Y allí que se fue desde Zaragoza, donde había recalado desde Guinea Ecuatorial, su país de origen. A sus 29 años, no tenía nada que perder y mucho que ganar. Catalina es un ejemplo de que el proyecto del Gobierno vasco para captar alumnos para la formación profesional (FP) ofreciéndoles empleo fijo mientras estudian, puede dar resultado para paliar el déficit de trabajadores cualificados. El Gobierno vasco se ha adelanta con un proyecto muy parecido al que ha prometido en los pasados comicios el PSOE, y que también llevaba en su programa electoral el PP: acordar con las empresas contratos que permitan precisamente esto, trabajar una parte del día en el oficio que se está estudiando en las clases de FP.
Una joven se ha mudado a Vitoria desde Zaragoza en busca de esta oferta
«Nos permite moldear» a los futuros empleados, dice un empresario
El curso pasado, los centros de FP de la comunidad autónoma vasca se enfrentaron a la paradoja de que tenían vacías 5.200 plazas cuando la industria demanda profesionales a todas horas. Las empresas prácticamente arrebatan a los alumnos cuando aún no han terminado su formación. Esa falta de estudiantes, especialmente para los ciclos de corte industrial, está impidiendo acometer el relevo generacional en las empresas. Ante este panorama, los departamentos de Educación y de Empleo del Gobierno vasco han lanzado el proyecto Ikasi eta Lan (que en castellano significa Trabajar y Estudiar), que ha comenzado a experimentarse este curso en cuatro centros y que se extenderá a todos el próximo.
Consiste en que los alumnos que lo deseen estudiarán los ciclos de FP relacionados con la fabricación mecánica, el mantenimiento de equipos industriales y las instalaciones electrotécnicas en tres años (en lugar de los dos habituales), pero cobrando un salario y con un contrato indefinido a tiempo parcial suscrito por una empresa. Por la mañana se formarán en el centro educativo durante cuatro horas y por la tarde trabajarán otras cuatro en una industria, aprendiendo el oficio y aplicando directamente los conocimientos recibidos en clase. Así, los centros de FP formarán exactamente lo que demandan las fábricas.
«Un día, navegando por Internet, vi que se iba a realizar en el País Vasco una experiencia para simultanear estudios y trabajo», cuenta Catalina. «Entonces vivía en Zaragoza, donde empecé el ciclo de Desarrollo de Proyectos Mecánicos, pero debido a una situación personal no pude acabarlo. Me dije, ‘si en el País Vasco me dan trabajo por estudiar, me tengo que marchar’. Llamé por teléfono al centro, pregunté si había plazas y me vine a Vitoria». Catalina llegó con lo puesto, no conocía a nadie y de momento cubre sus necesidades con el sueldo que recibe de la empresa. «Ahora, la empresa está saturada de trabajo y no pueden dedicarme todo el tiempo que quisieran, pero voy preguntando y me mandan encargos con los que voy aprendiendo. Estoy en la oficina técnica, así que lo que veo en clase lo puedo aplicar perfectamente en el trabajo».
El instituto de FP de Mendizabala, en Vitoria, es uno de los cuatro de la comunidad autónoma que este curso ha puesto en marcha la iniciativa. Carlos Etxeberria, profesor de Fabricación Mecánica del centro, es uno de los responsables del proyecto. «En nuestro caso, los 20 alumnos que están trabajando pertenecen a los ciclos formativos de grado superior de Desarrollo de Proyectos Mecánicos y Producción por Mecanizado. El primero se encuentra más enfocado a diseño en tres dimensiones y oficina técnica, y el segundo, a taller».
A pesar de los esfuerzos del Gobierno por vender las bondades de la FP, la tendencia en las matriculaciones, tanto en el País Vasco como en muchas otras comunidades, es descendente. Etxeberria lamenta las «coletillas» que aún arrastra la formación profesional. «A todos los padres les hace mucha ilusión que sus hijos sean universitarios. Pero se les acaba la ilusión cuando se dan cuenta de que el hijo del vecino ha hecho FP y le va estupendamente, gana dinero desde los 19 años, ha sentado la cabeza mucho antes y tiene la vida más organizada. Todos los alumnos que hacen FP en la rama de Fabricación Mecánica acaban los estudios y trabajan directamente».
La empresa Mecanizados Iriarte es una de las que ha extendido un contrato fijo a tiempo parcial a alguno de los alumnos. Su gerente, Roberto Iriarte, reconoce que se trata de una «decisión arriesgada», pero enfatiza que es la única solución para dar salida «a la urgente necesidad de mano de obra cualificada». «Los chavales alternan su formación técnica con el aprendizaje a pie de máquina. A las empresas nos permite moldearlo y ajustarlo a nuestra filosofía. Se trata de una gran ventaja».
Jon Landaluce, el director del instituto Mendizabala, apunta que los alumnos empiezan como peones para ir ascendiendo paulatinamente. «Las funciones al principio serán las propias de un peón, de un ayudante. Para acabar en un puesto importante en una empresa, el trabajador debe conocer cómo funciona desde abajo. Los alumnos van a ir por todos los puestos y así entenderán mucho mejor el funcionamiento global de la empresa». Landaluce resalta el esfuerzo que realizan las empresas, que contratan de manera indefinida «a ciegas», sin conocer a su trabajador. «A las compañías que han querido participar se les ha puesto unas condiciones exigentes, como contrato indefinido desde el primer día y que un 85% de la plantilla sea estable. La idea es flexibilizar esas condiciones el próximo curso, pero sin perder la filosofía original».
La ventaja para el alumnado es evidente: aprende el oficio, mejora su formación y obtiene unos ingresos económicos, que oscilan entre los 400 y los 500 euros. Por su parte, el empresario moldeará el perfil exacto de trabajador que quiere. José María Campos, gerente de la empresa Vittek Metrology, también ha contratado un alumno. «Si todo funciona, conseguiremos un trabajador a la medida. Es verdad que no es lo normal hacer este tipo de apuestas, pero es necesario arriesgar porque el beneficio para la empresa también es evidente».
Para los profesores del instituto Mendizabala, la experiencia también les obliga a estar a la última. Etxeberria precisa que «lo que damos por la mañana en clase, los alumnos lo ven en la empresa por la tarde. Yo les enseño cómo funciona un torno y por la tarde trabajan en una empresa en ese torno o en otro parecido. Eso exige a los profesores que estemos mejor preparados porque nos van a trasladar problemas con los que se encuentran en la empresa».
Luis Carlos Gonçalves, 19 años, estudia el ciclo de Desarrollo de Proyectos Mecánicos y lo compagina con el trabajo en una empresa por la tarde. «El año pasado terminé bachillerato y me pasé por el centro Mendizabala. Nos comentaron el ciclo y me interesó. Quería hacer algo muy relacionado con el dibujo. Lo de trabajar también resultaba muy interesante. Me imagino que guardaré mi primer sueldo. Estoy a gusto en la empresa, en la oficina técnica, intentando dibujar algo, aprendiendo». Con esta fórmula, añade, «acabas de estudiar y no te encuentras el mundo empresarial de sopetón. Ya llevas el camino andado».
Para David Vitoria, de 23 años y estudiante de Producción por Mecanizado, la experiencia le está resultando «chocante». «Estuve en la universidad, pero no me fue muy bien. Me enteré del ciclo por Internet y me vine a informar al centro. Me parecía interesante. En la empresa me ayudan, son comprensivos. Al principio es chocante, pero te vas haciendo a la idea de que ésos pueden ser tus compañeros para siempre. Hay cosas en las que ya aplico lo que estudio en el instituto. Al menos cuando voy a la empresa, ya tengo las nociones básicas de lo que se está haciendo».
Las condiciones
– Sueldo. El estudiante percibe un sueldo según el convenio del sector.
– Jornada. Trabajarán la mitad de las horas anuales establecidas en el convenio. Y se distribuyen en cuatro horas al día, cinco días a la semana. Sólo realizan turnos de tarde o de mañana y nunca horas extraordinarias.
– Vacaciones. Se les pagan las vacaciones de Navidad, Semana Santa y verano.- Ayudas. La empresa recibe 3.500 euros por alumno el primer año; 2.500, el segundo, y 1.250, el tercero.
– Cotizaciones. Desempleo y jubilación.
– Condiciones de acceso. Los alumnos deben contar con el bachillerato. Para los extranjeros, es imprescindible el permiso de trabajo.