La sexta hora en primaria, a examen
El aumento de la jornada en los colegios catalanes refuerza Lengua y Matemáticas – Los padres piden que se haga en otras comunidades a pesar de las dificultades de organización
EL PAÍS / S. T. / J. A. A. – Barcelona / Madrid –
¿Es bueno alargar una hora la jornada escolar de los alumnos de primaria? Así lo han hecho las escuelas públicas catalanas y, aunque la medida ha causado importantes problemas de organización, este curso ya es una realidad para 212.000 estudiantes entre 6 y 12 años, el 90% del total. La principal razón de la Generalitat para ampliar el horario era igualarlo al que ya ofrecían desde hace años los centros concertados, pero la cuestión ahora es si la medida es beneficiosa para los padres, los profesores y, sobre todo, los alumnos, con lo que podría convertirse en una práctica a imitar por el resto de comunidades autónomas.
Esta sexta hora -que no es lectiva, sino de refuerzo- equivale a 1.000 horas en toda la primaria, es decir, todo un curso escolar a lo largo de la etapa, según el Departamento de Educación de la Generalitat. Qué hacer con ese tiempo extra depende de cada escuela, pero en líneas generales debe servir para reforzar los puntos flacos que detecta cada centro o hacer las apuestas docentes que cada uno considere. La mayoría de los colegios catalanes decidió el curso pasado dedicar esta hora a reforzar las matemáticas, la lectura y la comunicación oral, según un primer balance de la Generalitat sobre encuestas efectuadas en un millar de escuelas.
«Ni necesaria ni prioritaria»
Para el sindicato FETE-UGT «no es una medida necesaria ni prioritaria», ya que las horas lectivas en España ya están por encima de la media de los países desarrollados, y ese aumento «no se ve traducido automáticamente en una mejora de los resultados educativos». Una de las propuestas del sindicato, a la vista de las necesidades de las familias para conciliar la vida laboral y familiar, es la jornada continua por la mañana y actividades extraescolares por la tarde, como ya hacen muchos centros. Reconoce que gracias a la medida se ha aumentado en 4.000 trabajadores la plantilla de docentes en Cataluña, pero recuerda las «grandes dificultades de organización» que se han tenido que afrontar.
Efectivamente, el encaje horario no ha sido fácil. Ha afectado a los maestros, a los alumnos y a sus familias. Hasta ahora, unos y otros hacían 25 horas por semana de clase. Ahora, por primera vez, maestros y alumnos ya no hacen el mismo número de horas lectivas. Mientras los estudiantes han aumentado sus clases de 25 a 30 horas a la semana, los maestros las han reducido desde 25 a 23 horas por semana. No quiere decir eso que los docentes trabajen menos. Sólo han bajado las horas de pizarra. Su jornada total sigue siendo de 37,5 horas semanales. El tiempo que han reducido de clase los maestros lo dedican, sobre el papel, a tutorías y a atención a las familias.
Sin embargo, según una encuesta dirigida por el profesor de la Universidad de Girona Joan Teixidó, cerca del 78% de los docentes no cree que haya mejorado la atención a las familias, a quienes también han afectado los cambios. La inmensa mayoría de los padres sigue recogiendo a sus hijos al final del día en torno a las 17.00 o las 17.30 horas. Esa hora extra ha sido mayoritariamente el resultado de alargar una parte del horario a mediodía y otra parte por la mañana. Eso ha causado algunos desajustes con las familias que también tienen hijos en la etapa infantil, que sigue con una hora menos de clase, del que también se ha quejado UGT.
Para la presidenta de la confederación laica de padres y madres Ceapa, Lola Abelló, sería positivo extender la sexta hora de primaria a otras comunidades, aunque, de momento, sólo el Gobierno de Aragón se lo ha planteado, asegura. «El sistema tiene que ir cada vez más hacia una atención personalizada del alumno, así que el hecho de que haya más tiempo para el estudiante nos parece positivo», asegura Abelló, señalando además entre los aspectos beneficiosos de la sexta hora ese nuevo concepto de organización en el que no tiene por qué coincidir el horario del maestro con el del alumno. El Ministerio de Educación, por su parte, asegura que aún es demasiado pronto para evaluar la medida.
«En el caso de Cataluña, y de cualquier otra comunidad, lo que quizá habría que hacer es empezar con un 10% de los centros, de distintos lugares y distintos modelos», asegura Jaume Carbonell, director de Cuaderno de Pedagogía. «Creo que ha sido un error generalizarlo desde el principio, y con tan poco tiempo de preparación, porque en unos colegios ha funcionado muy bien y en otros ha sido un caos». Carbonell admite la parte beneficiosa de la sexta hora, pero considera que su puesta en marcha ha sido «precipitada» y que «no se ha explicado bien».
QUé SE HACE EN EL TIEMPO EXTRA
Lengua catalana, en el 32,7% de los colegios.
Matemáticas, el 20,41%.
Música, educación visual y plástica, el 11,69%.
Clases de tutoría, el 9,27%.
Tecnologías de la información y la comunicación, el 6,73%.
Datos extraídos de un sondeo a 420 colegios públicos catalanes hecho por la Universidad de Girona.
Aire fresco y educación para la convivencia
Posiblemente, sea pronto para ver la incidencia positiva de la sexta hora en el progreso académico de los alumnos», dice el director de la escuela pública de Sabadell Joan Sallarès i Pla, Francisco Salmerón. «Ahora mismo, sólo puedo decir que ha revolucionado la vida y el funcionamiento de los centros: significativo aumento de plantillas, maestros más jóvenes, aire fresco y otro modo de trabajar más dinámico, ya que alumnos y maestros no tenemos el mismo horario», agrega este director. «Nosotros dedicamos la sexta hora a reforzar las competencias básicas, con tres horas por semana, y otras dos a desarrollar nuestro proyecto de valores Educar para la convivencia», añade Salmerón.
Rosa M. Ramírez, directora de la escuela Vila Olímpica de Barcelona, dice: «Nos tomamos la sexta hora como una hora de expansión, que no había de servir para enseñar más contenidos sino para dar más tiempo a los alumnos y a los maestros para hacer lo que hacían con más tranquilidad». Esta escuela dedica la sexta hora a «dar más tiempo a la lectura, las matemáticas, la educación física, la educación visual y plástica, y el castellano», dice la directora del colegio. «En quinto y sexto curso dedicamos una hora a organización del trabajo para que las niñas y los niños puedan aprender a tener más autonomía y que organicen los trabajos que hacen en la escuela y en casa», señala esta directora.
La sexta hora «se está realizando con total normalidad», asegura el presidente de la federación de padres y madres de alumnos Fapac, Walter García. Tanto la organización como los contenidos «son muy variados y se dejan en manos de la autonomía de cada centro. En alguno se aprovecha para desdoblar grupos de inglés, educación, física, plástica y música y se ha ampliado el tiempo en el patio de 20 a 30 minutos», agrega el presidente de Fapac. «En otros, se realizan actividades complementarias de diversas materias sin ampliar contenidos», remacha Walter García.
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