La Universidad española, ante el espejo
REPORTAJE: El futuro de la enseñanza superior
La Universidad española, ante el espejo
Los campus encaran la reforma europea con desajustes en su oferta y profesorado envejecido
El País. J. A. AUNIÓN – Madrid – 15/01/2007
Ante un proceso de cambio, es imprescindible señalar muy bien dónde está la línea de meta. Pero también, y quizá más importante, dibujar el lugar del que se parte. En el caso de la universidad española, el objetivo es adaptar la educación superior a un mercado de titulaciones europeas equiparables, donde los campus españoles se medirán con los de toda la UE. Y el dibujo del punto de partida, de la situación actual, lo ha terminado de trazar el Atlas de la España Universitaria, una ingente obra redactada por la Universidad de Cantabria que reúne los datos de cada campus, pormenorizados, de titulaciones, recursos, profesorado…
No tiene sentido repetir titulaciones con pocos alumnos, admite el presidente de los rectores
La excesiva edad de los docentes en algunos centros dificulta el reemplazo generacional
El panorama que pinta es heterogéneo, con puntos débiles y fuertes tanto en el análisis global, como en el de cada universidad. Pero consigue señalar problemas comunes a todo el sistema. El principal probablemente es la falta de ordenación de la oferta y la demanda de titulaciones. Los campus públicos presenciales ofrecen tantas veces las 140 carreras que existen (más de 2.200), a veces a pocos kilómetros de distancia, que tres cuartas partes de las titulaciones recibieron en 2004-2005, según el Atlas, menos de 125 alumnos nuevos, la cifra mínima de viabilidad que señalan los expertos.
«La cifra de 125 es la que se tenía en cuenta cuando teníamos una universidad más masificada. Hoy se maneja más bien una cercana a 70», asegura Juan Vázquez, rector de la Universidad de Oviedo y presidente de la Conferencia de Rectores. Aun así, unas 700 titulaciones tuvieron menos de esa cifra y más de un centenar, 10 ó menos.
Los rectores ya han reconocido en distintas ocasiones la necesidad de planificar mejor la oferta, con una visión más global, tarea que se presenta complicada en un mapa de autonomías con plenas atribuciones para distribuirla. «No se trata de quitar titulaciones ni de cerrar centros», asegura Vázquez, y pone un ejemplo propio: «Nosotros [la Universidad de Oviedo] ya hemos trabajado con la de Cantabria. No tiene sentido que ambas tengamos la misma titulación con pocos alumnos». Los responsables universitarios señalan además el cambio de las carreras para adaptarlas a Europa, con el que serán los campus los que diseñen cada carrera a partir de unas directrices generales del Ministerio de Educación, como una gran oportunidad para racionalizar esa oferta.
El descenso de la natalidad que comenzó en la década de los noventa y que no remitirá hasta 2014, y la falta de movilidad de los estudiantes, motivada en parte por la falta de un política potente de becas, agravan el problema. Pero éste no es el único desajuste que presenta la educación superior española. Las siguientes son algunas de las conclusiones que ha arrojado el Atlas:
– Profesorado envejecido. Como está ocurriendo en los sistemas de otros países, por ejemplo, Francia, en España existen algunas áreas de conocimiento, quizá menos populares, que tienen un problema de sobreenvejecimineto del profesorado. El texto destaca los ejemplos de Anatomía Patológica, Dermatología, Medicina Legal y Forense o Pediatría, con una edad media de los catedráticos de 64,2 años, además de Toxicología (65), o una larga lista con una media de 63 años, como Construcciones Navales, Ingeniería Textil o Filosofía.
También señala universidades que presentan un cuerpo docente «envejecido o muy envejecido» que «plantea ya dificultades para asegurar el necesario reemplazo generacional». Por ejemplo, «la Complutense de Madrid, la de Barcelona, la UNED, la Autónoma de Madrid, la Autónoma de Barcelona, la Politécnica de Madrid, la de La Laguna, la de Salamanca u otras más recientes como la de Córdoba o la de Cantabria», asegura el texto. Las últimas se crearon a principios de los años setenta con un profesorado joven que hoy está próximo a los sesenta años de edad.
– Funcionarios y contratados. Otra de las diferencias claras entre universidades es el porcentaje de profesorado funcionario y contratado. Esta cifra va desde un 75% de funcionarios en la Politécnica de Madrid, o un 70% en la Oviedo, hasta un 22% y un 25% en la Pablo de Olavide y la Carlos III, respectivamente.
– Personal de administración. El papel dentro de la universidad del personal de administración y servicios, aunque a veces se olvida, es cada vez más importante. El Atlas pone de manifiesto una mayor preparación académica de este personal en las universidades catalanas y valencianas, en Baleares, Navarra y en las jóvenes universidades madrileñas Carlos III y Rey Juan Carlos I. La cruz de este indicador la representan las universidades históricas de Madrid, las andaluzas, castellanas y gallegas.
– Futura demanda. Mediante cálculos demográficos, el Atlas ha estimado el futuro comportamiento de la demanda universitaria. Consideran que la retracción, hasta el 2014, será más fuerte en los distritos del norte, centro y oeste, y más débil en Madrid y los distritos mediterráneos.