Las drogas provocaron 22 casos de agresiones a padres en el 2006
El 95% de los menores que acaban en el reformatorio tomaban drogas
La Fiscalía de Menores y los educadores trabajan con jóvenes conflictivos. En los casos en los que hay adicciones les ofrecen dos salidas: la desintoxicación o el internamiento.
LARA COTERA. Zaragoza | HERALDO DE RAGÓN
«Si un menor ha caído en la droga y comete un delito, tiene dos salidas. Puede decidir desintoxicarse o acabar en el último paso de la cadena: el reformatorio». Este es el resumen con el que el fiscal de menores de Zaragoza, Carlos Sancho, trazó ayer de forma muy general el proceso que se sigue cuando entran en contacto tres factores: ser menor de 18 años, consumir ciertas sustancias, como el cannabis o la cocaína, y haber delinquido.
Para los profesionales, este tipo de medidas, aparentemente rígidas, permiten que ciertos casos puedan evolucionar. Otros, no obstante, no prosperan. «Recientemente, se actuó con una chica de 16 años que maltrataba a su madre. Se comprometió a dejar de drogarse, pero no fue así. Por eso, ahora está internada en un centro de deshabituación, privada de libertad», concretó el fiscal.
El año pasado, por la Fiscalía pasaron unos 900 chicos. No todos, ni con mucho, acabaron en el reformatorio. De hecho, en numerosos casos llegaron por gamberradas o infracciones típicas de la edad, y se aplicaron medidas de reparación extrajudicial, a través del IASS y los educadores del Equipo de Medio Abierto. Algunas de estas consistieron en pedir perdón a los perjudicados, asumir los gastos del daño o hacer trabajos para la Comunidad.
De los 900 casos abordados, se vio que 112 chavales tomaban sustancias habitualmente, y 52 fueron derivados a tratamiento ambulatorio (por ejemplo, a través de Proyecto Hombre o de Cruz Roja).
Por otra parte, el 95% de los chavales que irremediablemente fueron a parar al reformatorio (un 10% del total aproximadamente), eran consumidores de drogas de forma continua o, al menos, esporádicamente.
Tanto Carlos Sancho como Manuel Benedí, jefe de educadores del Equipo de Medio Abierto, destacaron ayer, en las XX Jornadas Nacionales de Drogodependencias de Cruz Roja, que no se puede generalizar, y que «sería un error pensar que todos son unos drogadictos».
No obstante, insistieron en que tan importante es aprovechar que la normativa de menores permite una salida educativa, como actuar con severidad cuando el joven no quiere colaborar.
La legislación fija internamiento obligatorio cuando el adolescente ha cometido homicidio, asesinato, violación o terrorismo. Si son atracos con navaja o acciones menores se les puede tener en libertad vigilada y hay una tercera vía: que hagan prestaciones en beneficio de la Comunidad, algo que puede ir desde recoger las hojas que han caído en el parque a ayudar en un centro social.
Menores de 14 años
Por otra parte, hay otro grupo, EMCA, que está compuesto por cuatro educadores que atienden casos de menores de 14 años.
En Zaragoza, la situación no es preocupante, y estos chavales suelen cometer las típicas gamberradas de la edad. En 2006, se registraron los casos de 279 menores de 14 en esta situación. De ellos, el 13% tenían menos de 11 años, el 10% llegaban a los 11, el 25% tenían 12 años y, el grupo más numeroso (el 25%), habían cumplido los 13 años.
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PERIÓDICIO DE ARAGÓN | MARÍA EUGENIA CARREY
52 chavales de 14 a 18 años fueron remitidos por la Fiscalía a desintoxicación. El alcohol está detrás de las gamberradas de fin de semana.
La Fiscalía de Menores registró durante el pasado año 22 casos de chavales que agredieron a sus padres con la droga como factor predominante. Y es que no cabe duda que el consumo de sustancias tiene influencia en los delitos que cometen los menores de edad, sobre todo en lo que se refiere a conductas ocasionales de fin de semana. En cifras globales, sin embargo, solo el 5,7% de los chavales que pasaron por esta institución judicial requirieron un tratamiento ambulatorio para atajar el consumo de drogas. El porcentaje de consumo de drogas amplia al 100% de los menores que requirieron internamiento cerrado.
Estas cifras se dieron a conocer ayer en las XX Jornadas Nacionales de Drogodependencias organizadas por Cruz Roja, en la conferencia La ley del menor contra las drogas, que impartieron el fiscal coordinador de menores de Zaragoza, Carlos Sancho, y el jefe de educadores del equipo de medio abierto del servicio de Infancia y Tutela del Gobierno de Aragón, Manuel Benedí. «La autoridad familiar se está perdiendo y los 12 años de ahora no son los de antes. Pero tenemos que convivir con el momento actual», indicó Sancho.
La droga fue el factor desencadenante el pasado año de 22 casos de violencia doméstica, de hijos a padres. «Todo comienza cuando el hijo empieza a insultar a la madre. Ella le dice que no puede salir, pero le desobedece. Al final, le llega incluso a pegar.
BUSCANDO AYUDA
Tras pasar por varios psicólogos llega a la Fiscalía buscando ayuda. Y solo se la podemos dar si denuncia a su propio hijo o hija», relata Sancho. Si los progenitores aceptan, se detiene al adolescente díscolo y se le impone un programa educativo. Si no lo cumple, pasa al reformatorio o al internamiento.
Sin embargo, el consumo de estupefacientes no es el desencadenante en muchos casos en que los menores cometen delitos. Sí es fundamental cuando el chaval que inflinge la ley no es problemático. Como ejemplo, los menores detenidos por romper los retrovisores de los coches, normalmente en una noche de borrachera. «Se podría decir que son comportamientos propios de la edad, gamberradas, pero son una llamada de atención para los padres», indicó el educador social Manuel Benedí. Un toque de atención también económico, puesto que en Menores se pagan los daños en el 85% de los casos. Y salen del bolsillo de los padres.








