Las familias con las rentas más altas deberán comprar los libros de texto
Todos los partidos, salvo el PP, apoyan a IU para que los padres que cobran 53.000 los paguen. Los sindicatos de la enseñanza aplauden la medida, que reclamaban desde hace años.
El Gobierno de Aragón deberá, en función de una iniciativa aprobada por las Cortes, revisar el próximo curso el programa de gratuidad de los libros de texto y modificar sus criterios para que las familias con rentas superiores a 53.407 euros anuales no se beneficien del mismo. También deberá aplicar criterios de progresividad en el coste de los libros de texto y materiales escolares obligatorios a quienes tengan ingresos inferiores a esta cantidad, en aplicación de las medidas de racionalidad del gasto público.
24/06/2010 M. VALLÉS / A. IBÁÑEZ. Heraldo de Aragón
La iniciativa fue propuesta por IU y consensuada en la propia comisión de Educación, contó con el apoyo de PSOE, PAR y CHA, mientras que el PP se abstuvo. El portavoz de IU, Adolfo Barrena, defendió esta medida que se aplica independientemente del nivel de renta, provocando «claras desigualdades».
El anuncio fue bien acogido entre los agentes sociales. Entre otras cosas porque ya lo venían reclamando desde hace años. Sin embargo, «en época de vacas gordas nadie nos hizo caso», explicó José Manuel Larrodera, de CCOO. «Siempre hemos defendido que el programa tenía sus problemas porque se aplicaba de forma lineal. Así que en tiempos de crisis parece lógico que se ahorre en este tipo de cuestiones», dijo.
Desde UGT, Gloria Pardillos, defendió además articular un sistema de becas, de carácter progresivo, que también permitiría «racionalizar los gastos». «Lo que está claro es que el sistema actual es injusto porque no prioriza de ninguna manera. Se trata de favorecer el acceso a la educación a los que menos tienen, así que aplicar baremos que tengan en cuentas las rentas me parece lo más adecuado, pero es algo que se debería haber hecho antes».
Marcos Domingo, de CSIF, criticó el actual programa de gratuidad porque «no es ni social ni cultural». Y apostó por un nuevo modelo que combine, de forma «progresiva», becas y libros gratuitos. En lugar de prestar los textos escolares, «ir hacia la propiedad porque para muchas familias estos son los únicos libros que van a entrar en su casa».
Por su parte, la presidenta de Fapar, Ana Abán, fue especialmente crítica con la medida: «Que se propongan recortes en Educación y en programas que afectan a la totalidad de las familias nos parece, cuanto menos, poco razonable y solidario y sí bastante demagógico y oportunista». Consideró que el discurso de que quien pueda pague los libros es «fácil y superficial». Distinta visión tienen los padres de la concertada. Pedro Martínez, de Fecapa, consideró «necesaria» la medida, aunque no sea de «agrado» el recorte. Eso sí, consideró que hay que evitar que se encarezca la educación en aquellos proyectos educativos que requieran materiales didácticos complementarios.
Las Cortes instan a revisar la gratuidad de libros y Broto dice que lo analizará
P. CIRIA. ZARAGOZA 24/06/2010. Heraldo de Aragón
Piden que se establezcan criterios de progresividad y que se excluya del programa a las familias con rentas de más de 53.407 euros. Estas ayudas han supuesto diez millones en los últimos presupuestos.
Las Cortes de Aragón instaron ayer a la DGA a que revise el modelo de gratuidad de libros para que las familias con rentas superiores a 53.407 euros brutos anuales no se beneficien de él. Esta iniciativa, propuesta por IU y respaldada por todos los grupos salvo por el PP, que se abstuvo, pide que se incluyan criterios progresivos en el coste de esos materiales para los padres que estén por debajo de esos ingresos. Con esto se ayudaría a la aplicación de las medidas de racionalidad derivadas de la crisis y se recortaría el gasto de un programa que en las últimas partidas presupuestarias ha sumado diez millones de euros.
«Dar libros gratis a todos genera desigualdades. Los criterios de progresividad deberían ser siempre un eje fundamental y en estos momentos de crisis se hace más imprescindible que nunca», afirmó el portavoz de IU, Adolfo Barrena, quien presentó esta proposición no de ley.
El documento aprobado solicita que estos cambios se incluyan en los presupuestos de 2011, por lo que en septiembre seguirá habiendo materiales gratis (cuentan ya con una partida de las cuentas de 2010). De hecho, la DGA publicó el pasado día 21 en el Boletín Oficial de Aragón la orden que convocaba el programa para el próximo curso.
Después, el Gobierno autonómico decidirá si revisa el modelo para el siguiente curso (el 2011-2012). Desde el Departamento de Educación explicaron que no harán valoraciones hasta que reciban el texto aprobado en las Cortes. No obstante, la consejera del ramo, María Victoria Broto, que compareció antes de que se votara la iniciativa, dijo que el programa de gratuidad es «un elemento consolidado» del sistema educativo, pero que en el momento de crisis actual «hay que analizar».
Broto recordó que en septiembre no toca hacer reposición de materiales. Salvo que los manuales estén muy dañados, no se cambian hasta que pasan cuatro años. Este año solo habría que comprar libros si llegan más alumnos o en los centros de reciente creación.
Enmiendas de todos los grupos
Todos los grupos parlamentarios propusieron ayer enmiendas a la proposición no de ley presentada por IU y se llegó a un acuerdo para que el texto mantuviera en esencia la idea planteada por Barrena e incorporara parte de las propuestas conjuntas de PSOE-PAR y la enmienda de CHA.
Mar Herrero (PAR) popuso que en el marco del presupuesto de 2011 «se tenga en cuenta este recorte en el programa para que se establezcan criterios progresivos en función de la situación económica de las familias». Por su parte, Carlos Álvarez (PSOE) calificó el programa de «muy satisfactorio», si bien reconoció «que la situación económica ha cambiado».
Al respecto, Nieves Ibeas (CHA) presentó una enmienda para incluir de forma específica el término de progresividad en la proposición no de ley. La portavoz de Chunta consideró también que «el Gobierno de Aragón tiene la obligación expresa de hacer un estudio de la situación y aplicación del programa de gratuidad de los libros de texto» para conocer su repercusión real.
También el PP planteó una enmienda a la iniciativa que evitaba marcar límites de rentas para el acceso a las ayudas, pero fue rechazada. La diputada popular, Ana Grande, criticó el programa de gratuidad de libros de texto porque consideró que tiene «tintes electoralistas». «Para nosotros no es ni equitativo ni solidario», dijo.
La iniciativa de las Cortes coincide con el parecer de los sindicatos de profesores que ya señalaron recientemente que, si había que hacer recortes, estos debían afectar a este programa. La medida no ha gustado, sin embargo a las familias que creen que, una vez más, se les está haciendo pagar la crisis.
Publicado en Heraldo
Es fundamental concebir la educación como una inversión y no como un gasto.
El Programa de Gratuidad de Libros de Texto, amparado en el artículo 27.4 de nuestra Constitución que aboga por una enseñanza básica obligatoria y gratuita, ha sido muy bien acogido por las familias por cuanto supone un importante ahorro económico, especialmente en época de crisis como la presente.
La educación es el principal instrumento de desarrollo y progreso para una sociedad y la Escuela debe cumplir con el cometido ineludible de ser compensadora de desigualdades y de conceder a todo el alumnado las mismas oportunidades, permitiendo que todo el alumnado disponga de los libros de texto de forma gratuita.
Hemos comprobado como la modalidad de préstamo del programa, contribuye a la transmisión de valores entre los alumnos, como la responsabilidad y el cuidado de lo público, la austeridad en el gasto y en un consumo responsable, la preservación del medio ambiente, la solidaridad e igualdad entre todos, etc. implementando así la formación integral del alumnado. Las críticas que ha recibido el Programa por no permitir el subrayado de los textos, siempre nos han parecido poco sólidas, puesto que en el siglo XXI las técnicas de estudio deben ser más amplias y la necesaria elaboración de esquemas, resúmenes, etc. responden a las recomendaciones de mejora que debemos abordar con nuestros alumnos, sin olvidar que este Programa ha permitido además al profesorado desarrollar sus capacidades e iniciativas pedagógicas, seleccionando y elaborando materiales propios que permiten una enseñanza más individualizada y adaptada al momento y las circunstancias.
Es cierto que son tiempos de ajustes presupuestarios, pero que se propongan recortes en Educación y en Programas que afectan a la totalidad de las familias no nos parece lo más oportuno. No podemos pedir a las familias que, además de la crisis que como todos los ciudadanos sufrimos, tengamos que hacer un esfuerzo añadido en los gastos educativos porque estaremos generando males mayores e importantes desequilibrios sociales. El argumento de que quien pueda pagarse los libros que se los pague y al resto ya le ayudará el Gobierno con ayudas-becas no deja de ser un discurso fácil y un tanto superficial que obvia que existen fórmulas mucho más justas de compensar socialmente esas diferencias, como son los impuestos. Los ciudadanos ya contribuimos en función de nuestras rentas, diferenciándonos tanto como sea necesario y sin embargo debemos de exigir que en aquellos principios fundamentales que nos asisten, como la Educación y la Sanidad, los poderes públicos nos garanticen que haya las mínimas diferencias posibles. Como tantas otras veces hemos hecho, podemos mirar el modelo finlandés, en el que la enseñanza es absolutamente gratuita para las familias, independientemente de su poder adquisitivo.
Para FAPAR, cuestionarse este programa, sería una medida de retroceso, que pondría en duda lo que en estos días tanto se repite respecto a la importancia de la educación como elemento fundamental para encontrar un nuevo modelo de sociedad, que nos permita desarrollarnos y nos ayude a salir de esta situación de crisis que vivimos.
Ana Abán
FAPAR
Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Aragón
La gratuidad de los libros de texto
El argumento de quien pueda que los pague y al resto ya le ayudará el Gobierno con becas es un tanto superficial.
25/06/2010 ANA Abán PERIÓDICO DE ARAGÓN
Hace unos cuantos años ya, y amparados en el marco constitucional que reconoce a los ciudadanos el derecho a una educación básica gratuita, desde FAPAR desarrollamos una campaña de recogida de firmas para pedir al Gobierno de nuestra Comunidad que pusiera en marcha un programa que permitiera a todos los alumnos disponer de los libros de texto de forma gratuita. La sensibilidad de nuestros gobernantes se puso de manifiesto en el curso 2001-02 cuando comenzó a implantar el Programa de Gratuidad de Libros de Texto en el ámbito rural y como medida compensadora, extendiéndose progresivamente a las etapas de Primaria y Secundaria de los centros sostenidos con fondos públicos de la Comunidad Aragonesa, culminando su implantación, el curso pasado, en toda la enseñanza obligatoria y los Programas de Cualificación Profesional Inicial.
Desde su inicio, el Programa de Gratuidad de Libros de Texto ha sido muy bien acogido por las familias, por cuanto supone un importante ahorro económico, especialmente en época de crisis como la presente. Además para FAPAR este Programa contribuye a cumplir el artículo 27.4 de nuestra Constitución que aboga por una enseñanza básica obligatoria y gratuita. Es indiscutible que la educación es el principal instrumento de desarrollo y progreso para una sociedad y para ello la Escuela debe cumplir con el cometido ineludible de ser compensadora de desigualdades y de conceder a todo el alumnado las mismas oportunidades y este Programa ayuda en este cometido, permitiendo que todo el alumnado disponga de los libros de texto de forma gratuita y en las mismas condiciones.
El hecho de que el Programa se desarrolle fundamentalmente en la modalidad de préstamo y que los libros pasen de unos alumnos a otros durante cuatro años ha contribuido además a la transmisión de valores tan importantes como la responsabilidad y el cuidado de lo público, la austeridad en el gasto y en un consumo responsable, la preservación del medio ambiente, la solidaridad e igualdad entre todos, etc-., implementando así la formación integral del alumnado.
Si este Programa ya ha recibido algunas críticas en otras épocas, como decimos, no nos sorprende que en ésta de crisis económica, sea especialmente cuestionado. Es cierto que no son buenos tiempos para hacer inversiones públicas, pero que se propongan recortes en Educación y en Programas que afectan a la totalidad de las familias, nos parece cuando menos poco razonable y solidario y sí bastante demagógico y oportunista. Agudizar los problemas que no pocas familias tienen en estos momentos o pretender dar un paso atrás en los derechos de los ciudadanos a recibir una educación obligatoria y gratuita, queriendo sustituirlo por un sistema de becas a los más desfavorecidos, para FAPAR supone retroceder en el tiempo y perder el imprescindible derecho a ser considerados desde el punto de vista de la educación, iguales. Las becas, necesarias como medida compensadora en otros ámbitos, no responden en este caso al mandato constitucional de una enseñanza obligatoria y gratuita para todos, si además estas críticas vienen de sectores progresistas, nos parecen especialmente dolorosas.
EL ARGUMENTO que se esgrime de que quien pueda pagarse los libros que se los pague y al resto ya le ayudará el Gobierno con ayudas-becas no deja de ser un discurso fácil y un tanto superficial que obvia que existen fórmulas mucho más justas de compensar socialmente esas diferencias, como son los impuestos. Los ciudadanos ya contribuimos con ellos en función de nuestras rentas, diferenciándonos tanto como sea necesario y sin embargo debemos de exigir que en aquellos principios fundamentales que nos asisten, entre los que se encuentra la Educación y también la Sanidad, los poderes públicos nos garanticen que haya las mínimas diferencias posibles y el Programa de Gratuidad de Libros de Texto ayuda a este fin. Como tantas otras veces hemos hecho, podemos mirar el modelo finlandés, en el que la enseñanza es absolutamente gratuita para las familias, independientemente de su poder adquisitivo.
Presidenta de FAPAR