Las predicciones del Comité de Política Económica y la Comisión Europea no son halagüeñas: las pensiones devorarán el gasto público, educación una de las grandes perjudicadas

El Comité de Política Económica y la Comisión Europea (Economic Policy Comité and the European Comisión, DG ECFIN) han publicado el estudio que presenta las proyecciones base del 2004 hasta el 2050 y para décadas intermedias, para los epígrafes constituidos del estado del bienestar en términos de gasto público: paro, pensiones, sanidad, educación y dependencia.
Como consecuencia de las necesidades de cálculo para conseguir aquella perspectiva, también aporta información sobre escenarios de futuro sobre variables tan importantes como la fertilidad, esperanza de vida, balance migratorio, estructura de edades, ocupación, potencial de crecimiento y ratios de dependencia de la población, entre otros.
El resultado es una sucinta pero completa radiografía de cómo puede ser España en el año 2050. Como todas las proyecciones, sus resultados son cuestionables hasta el escepticismo, pero al mismo tiempo definen unas condiciones plausibles de futuro.
Lo que dibuja el escenario
La tasa de fertilidad de España mejorará ligeramente pero quedará estancada en el 1,40 y continuará siendo la más baja de Europa, junto con la tasa italiana. Este hecho se traduce en una estructura de edades de la población –inmigración incluida- que hace a España inviable como sociedad.
En su situación extrema, es decir, en el 2050, la población en edad de trabajar significará 22,9 millones de personas, mientras que los mayores de 65 años serán 15 millones, de los cuales una tercera parte tendrán 80 o más años. De hecho, habrá más población muy mayor, 5,3 millones, que menores de 15 años, 5,0 millones.
Una relación de activos/jubilados de poco más de 1 de relación, y de activos sobre inactivos de prácticamente 1; es obvio que económicamente resulta inviable. De hecho, mucho antes, en torno al periodo 2020-2030, la crisis por esta razón ya se habrá producido.
Naturalmente no todos los activos estarán ocupados. Para el 2050, la proyección se sitúa en el 71,4%, y esta es una magnitud elevada en comparación a los países de referencia, e igual o superior a la de Europa, según si se observa para los 15 o los 25 países.
Por tanto, España tendría una población ocupada de 16,3 millones de habitantes por 15 millones de jubilados, algo más dadas las jubilaciones anticipadas, y 20 millones de inactivos contando también los más jóvenes. Relaciones, por tanto, iguales o inferiores a 1 en el primer y segundo caso, y esto con una hipótesis de ocupación muy buena.
¿La inmigración es solución?
La hipótesis inmigratoria neta es de un total de 6,2 millones de personas, de las cuales, como es lógico, sólo una parte son activos. Suponiendo una estructura de este subgrupo algo más joven, tendríamos unos 4 millones de activos. Por tanto, la población inmigrada adicional que sería necesaria para superar aquella quiebra demográfica y conseguir una relación ocupado/jubilado de 2.1 que sería razonable, nos sitúa en una dimensión de inmigrantes del orden de 24 a 30 millones por una población española de 43 millones, y una población total de 67 a 73 millones. Es obvia la inviabilidad de la inmigración para resolver el problema.
El juego numérico solo tiene sentido como orden de magnitud, y además, como es lógico, puede variar substancialmente en relación a la productividad, pero no existen hipótesis razonables que permitan definir un escenario demográfico basado en la inmigración que resulte viable para el sistema público de pensiones.
La esperanza de vida de los españoles empeorará en relación al contexto europeo y pasa de ser un país puntero a situarse por debajo de la UE-15 y prácticamente igualado con la UE-25 por lo que se refiere a los hombres. Para las mujeres la comparativa es mejor, pero también registra, moderadamente, puna pérdida de posiciones.
El paro mejorará hasta el 2015 al conseguir una tasa del 7% pero a partir de entonces, se mantiene estancada. La mejora de este parámetro para situarse en la magnitud de la UE-15, el 6,1%, aligerará, aunque no resolverá, la relación ocupados/jubilados.
La productividad del trabajo, el otro factor que estrangula el futuro español, junto con el demográfico, crecerá sólo a un ritmo del 1.1 en la presente década, por debajo de Europa y de los competidores de la EU-10. Más adelante mejorará sensiblemente, pero se situará por debajo de 2. Y aquí deben hacerse dos observaciones.
La mayoría de las proyecciones de la Seguridad Social y del Ministerio de Trabajo se basan en la hipótesis de un incremento de la productividad constante del 2%. Por lo tanto, sus previsiones, a pesar de ser críticas, pueden pecar de optimismo. La segunda consideración es de aproximación a un escenario real. Después de años creciendo con productividades insuficientes, la situación del 2011 en adelante puede ser bastante deficiente en términos absolutos, aunque la productividad tienda a mejorar.
La tasa de crecimiento decae al igual que la europea, pero empeora más. Esto significa que en 2050 la renta por persona esté más alejada de la media europea que en la actualidad y también que el nivel comparativo de productividad empeore sensiblemente, situándose muy por debajo de la UE-25. La productividad española debería crecer sensiblemente y, además, hacerlo por encima de los incrementos salariales para mejorar la situación.
Las ratios de dependencia son malas, especialmente la que relaciona los activos y los jubilados, que es hasta peor que la italiana. También es bastante mala cuando la relación se establece con los ocupados: 18 puntos superior a la media europea, aunque en este caso Italia está en cola.
Las pensiones, delicadas
El gasto en pensiones se sitúa en trono al 9% del PIB en 2010 y llegará cerca del 16% en 2050. Duplicará su peso actual. Su peso es menor que el de Europa hasta en 2025. A partir de esta fecha lo supera. Más importante que el peso sobre el PIB es el equilibrio entre ingresos y pensiones, que en el caso español entrará en déficit contable a partir del 2015.
El Informe de Estrategia de España en relación con el Futuro Sistema de Pensiones? dirigido al Comité Social de la UE en 2005, concluye que ¿las proyecciones de gastos e ingresos a largo plazo permiten situar el margen de maniobra de que se dispone para efectuar la reforma hasta el año 2020 con la utilización del Fondo de Reserva para equilibrar las diferencias de gastos e ingresos que se producirán desde el año 2015?.
España es, de lejos, el país donde más crece la carga de las pensiones sobre el PIB. Lo hace en 7,1 puntos porcentuales, al pasar del 8,6 al 15,7, mientras que para la UE-15 el crecimiento es de 2,3 puntos porcentuales. Esta situación marca la gravedad de la situación española.
Sanidad y Educación
En cuanto al gasto en sanidad se formulan diversos escenarios y oscila entre el 7,7 i el 8,7% del PIB en 2050. El conjunto de este gasto más el de las pensiones sitúa el total en torno a una cuarta parte del PIB, una magnitud que habla por si sola. En cuanto a la educación, la tendencia con el comportamiento demográfico es a decrecer y situarse por debajo del actual, pero esta minoración obviamente no compensa el crecimiento en otras magnitudes.
El resumen de los principales componentes es el siguiente:
Pensiones | Sanidad | Educación | TOTAL | |
2004 | 8.6 | 6.1 | 4 | 18.7 |
2050 | 15.2 | 8.2 | 3.1 | 26.5 |
El resultado es un incremento del gasto del orden del 50%, pero esta cuestión está estrictamente conectada a las pensiones porque las variaciones en el agregado de los otros dos epígrafes, un incremento del 10,5 al 11,3, no tienen significación.
A esta cifra debe añadirse el gasto generado por la atención a las personas dependientes y que se sitúa en el 0,8% del PIB en 2050, una cifra moderada si se considera lo que establece la nueva legislación española en esta materia. El problema de España es radicalmente demográfico: la muy baja natalidad, un déficit que la inmigración no resuelve.