Los alumnos de 14 años del Casco Histórico y Oliver son los que hacen más pirolas
M. HONRADO. 20m.
- El rechazo escolar de los propios jóvenes es la principal causa del absentismo.
- El curso pasado, 39 familias fueron juzgadas.
Los alumnos de 14 años matriculados en 1º y 2º de Secundaria en centros del Casco Histórico y el barrio Oliver son los que más pirolas hacen en Zaragoza, según los responsables del programa de prevención del absentismo escolar. Durante todo el curso pasado, se abrieron un total de 609 expedientes por falta de asistencia a clase, de los que el 59% fueron a alumos de ESO, el 37% a escolares de Primaria y el 4% restantes a niños de Infantil.
En el Casco Histórico y Oliver se tramitaron 60 y 5o expedientes, respectivamente, muy por encima del resto de los barrios de la ciudad. Arrabal y Universidad, con unos 40 casos de absentismo cada uno, son los otros dos distritos con más problemas.
El rechazo escolar del propio alumno es la principal causa del absentismo, y está presente en el 31,2% de los casos. «Bastantes chavales se convierten en absentistas casi sin darse cuenta. Empiezan haciendo pirola un día, luego otro y, sobre todo si sus padres trabajan, terminan sin levantarse de la cama para ir a clase», explica Carlos González, miembro de la Unidad Técnica contra el Absentismo de Zaragoza.
Los padres, responsables
Este fenómeno se registra casi siempre en estudiantes de ESO. En los alumnos de Primaria, las principales causas son que los padres no llevan al niño a la escuela (20,85%) y la itinerancia familiar (11,51%), que se traduce en problemas con la escolarización de los menores. De hecho, la mayoría de los escolares absentistas son de etnia gitana (41% del total) o de origen inmigrante (26%).
Una familia ya ha sido condenada a pagar 3.000 euros este año por absentismoSe considera absentismo escolar la falta injustificada de un menor de 16 años al 20% del total de las clases (en Primaria) o del 30% (Secundaria). La ley contempla la Educación como un derecho fundamental de los menores y hace responsable a los padres del absentismo de sus hijos. Los propios centros educativos son los primeros en alertar a los padres para intentar frenar el problema. Si no corrigen su actitud y su hijo sigue sin ir a clase, se enfrentan a un juicio y a condenas de hasta 3.000 euros, servicios sociales a la comunidad e incluso penas de 3 a 6 meses de prisión.
«Normalmente, los alumnos vuelven a clase cuando explicamos a los padres a lo que se enfrentan», añade Carlos González. Aún así, el curso pasado el Fiscal de Menores inició 145 procesos por absentismo y se celebraron 39 juicios contra padres por delito de abandono de familia. En 2008, la familia de un niño de Primaria ya ha sido condenada con 3.000 euros de multa por este motivo.