Mas papistas que el Papa

Sorprende la argumentación que expone D. Luis Carbonel (Heraldo 06/11/05) para justificar y llamar a los ciudadanos a una manifestación política contra la LOE cuando el presidente nacional de CONCAPA sostiene que ¿primar la planificación educativa en lugar de atender la demanda social de los ciudadanos, es propio de gobiernos totalitarios?, olvidando que fueron las democracias modernas de EE.UU. y de Francia las que crearon –y mantienen- una poderosa red de escuelas públicas gratuitas para asegurar la igualdad de oportunidades de todos los ciudadanos sin discriminación por clase social, raza, religión, procedencia o sexo ¿es que CONCAPA promueve que los centros concertados sorteen su corresponsabilidad en escolarizar también a los alumnos más desfavorecidos por mor de mantener proyectos educativos elitistas y discriminatorios, pero, no lo olvidemos, financiados con fondos públicos? Espero que no sea así, porque estaría traicionando la misión del santo aragonés José de Calasanz, entre otros.
Las clases medias y pudientes siempre han tenido –y tendrán- acceso a una educación de calidad porque pueden pagarla; los pobres y menesterosos no, porque no pueden pagar ninguna cuota extra, ni la más insignificante. El único garante de que todos puedan acceder a la educación son los ¿poderes públicos? (artículo 27.5 de la constitución española) y en el siglo XXI la amenaza a este mandato constitucional son las escuelas-guetos, de instalaciones vetustas y precarias, que acogen a los más humildes, mientras en el mismo barrio coexisten colegios selectivos -y, lo que es lo mismo, discriminatorios- financiados también por la hacienda pública, con mayor demanda social.
Sorprende también su rechazo ultramontano y pre-constitucional a la inclusión de la religión dentro del horario lectivo, y de ofrecer una asignatura de formación ética y ciudadana que trasmita valores constitucionales –que no partidistas. Exige el señor Carbonel que en los colegios ¿se instruya cabalmente a nuestros hijos y que se continúe coherentemente la formación moral que reciben en nuestros hogares?, pero olvida que los católicos de CONCAPA no poseen el monopolio de la ética, ni siquiera de la moral cristiana. Cuando algunos obispos de la Conferencia Episcopal, como monseñor Ureña, ya están lanzando soflamas para echarse a la calle y protestar por una ley que permite que la Religión Católica se imparta dentro del horario lectivo, los católicos de FAPAR nos acordamos del espíritu post-conciliar de monseñor Tarancón, y de los gestos de acercamiento a otras religiones que el papa polaco tuvo la valentía de regalarnos en los últimos años de su pontificado.
No obstante, coincido con el señor Carbonel en su preocupación por el fracaso escolar, la homologación internacional de nuestras enseñanzas, el fomento del esfuerzo, el prestigio y el respeto al profesorado y, en definitiva, por la calidad de la educación. Creo que la negociación –más que la manifestación callejera- es el camino para conseguir entre todos una educación que garantice ¿el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales?, objetivos que consagra la constitución española de 1978. Sólo dialogando, podremos asegurar el progreso futuro de España en la era de la información y de las nuevas tecnologías.
J. Ignacio Bermejo
Padre de niños de primaria
CP José Mª Mir
Zaragoza