Mejora la calidad nutricional de los menús escolares, pero uno de cada tres son mediocres o malos
Menús escolares: analizados, durante dos semanas consecutivas, los menús diarios de 211 colegios de 18 provincias españolas:
Un 17% de los centros visitados no incluye verduras como mínimo un día a la semana y los alumnos de uno de cada diez colegios no comen una ración de pescado de lunes a viernes.
Consumer Eroski
Los niños no sólo alimentan su intelecto en el colegio. Para un millón y medio de menores el centro escolar también es su comedor diario de lunes a viernes. Por ello, es fundamental que el menú que consuman sea equilibrado y saludable, con el uso frecuente de pescado fresco, fruta, verdura, hortalizas y el abandono de precocinados o bollería. Sin embargo, uno de cada cinco no lo hacen. Así lo ha constatado CONSUMER EROSKI tras el análisis que ha realizado de 422 menús semanales de 211 colegios públicos, concertados y privados de 18 provincias de nuestro país. Aunque la calidad de los menús escolares ha registrado una evolución positiva respecto a un estudio similar elaborado en 2004, aún se arrastran carencias reseñables. Las principales: el 17% de los colegios no ofrecen verduras y hortalizas como mínimo un día a la semana y los alumnos de un 10% de los 211 colegios ni siquiera toman un plato de pescado fresco a la semana como mínimo. Sin embargo, todos los colegios de la muestra de este informe coinciden, positivamente, en la contención de la oferta en la bollería y dulces, que sólo se dispensan a los más pequeños en ocasiones muy especiales. La mejora en la calidad nutricional ha venido acompañada por un incremento en el precio medio del menú: de los 3,8 euros diarios de 2004 se ha pasado a los 4,9 euros de 2008, lo que representa un aumento del 22%, ocho puntos por encima del IPC acumulado.
Las mejores calificaciones las obtuvieron los centros estudiados en Álava, Madrid, Málaga, Sevilla y Valladolid
Se ha recabado información de colegios de Madrid, Barcelona, Asturias, Cantabria, A Coruña, Alicante, Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, Navarra, Zaragoza, Valencia, Valladolid, Murcia, Sevilla, Córdoba, Granada y Málaga. Se solicitó información a 1.100 centros. De ellos, 211 remitieron los datos requeridos (el 71% son de titularidad pública, 27% concertados y un 2% privados, una proporción similar a la del sistema escolar). Los centros escolares que no colaboraron en la elaboración de este informe apuntaron desde un primer momento falta de tiempo, otros reconocieron que no les interesaba participar en la muestra e incluso algunos señalaron que no facilitaban ese tipo de informaciones.
Entre los que sí se prestaron a participar, cada uno de ellos proporcionó dos menús semanales (primer y segundo plato y postre), con lo que se analizaron 422 menús que se sometieron a un análisis en el que se comprobó la frecuencia de consumo (recomendada por expertos) de alimentos básicos que no deben faltar en los menús: verduras, ensaladas, legumbre, pescado y fruta fresca. Asimismo, se tuvo en cuenta que no incluyesen en exceso productos precocinados (croquetas, empanadillas, salchichas…) ni postres dulces. Los requisitos mínimos que debían cumplir eran los siguientes: uso, como mínimo una vez por semana, de verdura, legumbre y pescado fresco o congelado no elaborado; limitar los precocinados y dulces a un máximo de dos veces en una misma semana y ofrecer fruta fresca, como mínimo, en dos de los días de la semana.
Por territorios, las mejores calificaciones las obtuvieron los centros estudiados en Álava, Madrid, Málaga, Sevilla y Valladolid (‘muy bien’); mientras que las peores recayeron en los colegios analizados A Coruña, Córdoba y Asturias (entre un ‘mal’ y un ‘regular’). Barcelona, Guipúzcoa, Navarra, Vizcaya, Valencia y Zaragoza se situaron en la media, no muy lejos de Alicante, Cantabria, Murcia y Granada que se movían entre el ‘bien’ y el ‘aceptable’.
Si se comparan estas calificaciones con las recogidas en 2004, se puede comprobar que la evolución positiva de los menús en estos cuatro años ha sido generalizada. Dos datos avalan esta afirmación: hace cuatro años, la proporción de menús con una calificación de ‘bien’ o ‘muy bien’ se quedaba en un 41% y el de suspensos alcanzaba el 24%, mientras que en la actualidad el 68% de los centros analizados ofrecen un menú bueno o muy bueno y sólo un 14% no superan la prueba. La excepción: los centros estudiados en A Coruña, que, de nuevo, suspenden.
¿Cómo enseñar a comer bien a mi hijo?
Educar a los niños a que coman de todo y a que valoren la importancia de seguir unas pautas saludables de alimentación y no atiendan sólo a las urgencias del apetito y a sus preferencias gustativas requiere de padres y madres un esfuerzo que en algunos casos puede ser descomunal. Para empezar, deben informarse de los principios de la alimentación equilibrada y saludable. Y, después, convertirse en proselitistas de estos principios. Para ello, nada mejor que predicar con el ejemplo. Los comedores escolares pueden ayudar, pero hoy por hoy mejor jugarnos la partida en casa. Es en el hogar donde los niños adquieren y aprenden los hábitos alimenticios. Estas son algunas pistas para enseñar a nuestros hijos a comer bien:
- De 3 a 6 años
- Que prueben y coman de todo, irles presentando la mayor variedad de alimentos posible.
- Fomentar el desayuno y que sea completo, variado y equilibrado.
- Este periodo es muy importante para su desarrollo, necesitan un gran aporte de energía
- Asegurar el consumo de proteína (carne, pescado, huevos, lácteos) porque sus necesidades son mayores (proporcionalmente) que las de un adulto.
- Evitar el abuso de dulces, bollería y refrescos.
- Dedicar el tiempo necesario para que coman despacio y aprendan a disfrutar la comida
- Los alimentos, ninguno, no usarlos como premio ni castigo.
- De 7 a 12 años
- A estas edades, los niños mantienen un crecimiento acelerado y, por ello, hay que cuidar el aporte energético de la dieta, controlando el peso de los niños y su ritmo de desarrollo.
- Comienzan, en esta etapa, a consolidarse sus preferencias alimentarias y tendremos que procurar que sean las adecuadas. Tienen tendencia, los niños, a presionar para comer sólo lo que más les gusta y van adquiriendo cierta autonomía, que les permite comprar determinados alimentos y bebidas.
- Insistir en que moderen el consumo de dulces, bollería. Y también en que no abusen de los alimentos muy grasos o muy salados.
- De 13 a 16 años
- En esta etapa se forma el cuerpo de los adolescentes y se produce el ‘estirón puberal’, un crecimiento muy rápido. Por este motivo, los jóvenes necesitan proveerse de gran cantidad de energía y deben aportar a su organismo proteínas en cantidad y calidad suficiente.
- En este periodo surgen los problemas de malnutrición: por exceso, con riesgo de sobrepeso y obesidad; por defecto, con riesgo de anorexia. Los padres debe controlar cómo comen sus hijos y, en su caso, las dietas que siguen.
- Estimularles para que lleven una vida activa y saludable, y que dediquen parte de su ocio a la práctica de algún deporte.
Un 17% de los centros visitados no incluye verduras como mínimo un día a la semana y los alumnos de uno de cada diez colegios no comen una ración de pescado de lunes a viernes
Uno de cada seis centros, sin verdura en el plato
Las verduras y las hortalizas son alimentos muy nutritivos y saludables que, sin embargo, no atraen en exceso a los más pequeños. CONSUMER EROSKI ha valorado los menús en los que aparecen verduras como mínimo una vez por semana. Por el contrario, se han penalizado los que no respetan esta frecuencia de consumo, algo que ocurrió en el 17% de los colegios que participaron en el análisis, un porcentaje en todo caso menor que el registrado en 2004. La proporción entonces ascendía al 36%.
La peor calificación en este apartado recayó en más de la mitad de los centros analizados en Granada, Asturias y Córdoba, y uno de cada tres de los que participaron en Alicante, A Coruña y Cantabria. Por el contrario, todos los centros tomados en cuenta en Álava, Barcelona, Madrid, Navarra, Sevilla, Valladolid, Vizcaya y Zaragoza sí ofrecían este alimento básico en la dieta infantil al menos una vez por semana.
Las legumbres sí aparecen en los menús escolares
El aporte de hidratos de carbono, proteínas, fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes convierten a las legumbres en otro de los alimentos básicos en las dietas infantiles. Los expertos recomiendan consumir cuatro raciones semanales: dos como ingrediente del primer plato y otras dos como guarnición o ingrediente de ensaladas. En este apartado, los colegios españoles han evolucionado de forma muy positiva en cuatro años, ya que del 14% de los centros del informe de 2004 que no incluían legumbres en los menús escolares al menos una vez por semana se ha pasado al 6% que no lo hacen en la actualidad.
1 de cada 10 colegios, sin pescado fresco
El pescado es, al igual que las verduras y las frutas, un alimento básico pero de escasa aceptación entre niños y jóvenes. Debido a su composición (rico en proteínas y grasas saludables para los vasos sanguíneos y el corazón (insaturadas), así como por su aporte de vitaminas y de minerales como el hierro), resulta fundamental fomentar su consumo, tanto el pescado blanco como el azul. Así, los expertos en nutrición aconsejan incluir el pescado al menos 4 veces por semana, entre comidas y cenas. Sin embargo, uno de cada diez colegios analizados no incluyen el pescado entre sus menús escolares en una de las 2 semanas analizadas (situación que, no obstante, ha mejorado con respecto a 2004, cuando uno de cada cuatro colegios analizados no lo hacían).
Pautas para convertir la comida en una cita agradable y eficiente para niños y padres
Desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena son momentos del día que los niños deben dedicar a alimentarse, y que han de entender como una cita imprescindible para asegurar el desarrollo de su organismo, y no solo para saciar el hambre o disfrutar del placer de comer. Padres y madres han de implicarse, y esforzarse cada día para que los pequeños aprendan a comer. Y lograr que vayan conociendo, asumiendo y aplicando las pautas de la alimentación equilibrada y saludable. Unos hábitos incorrectos pueden repercutir en un menor rendimiento escolar. Es conveniente crear un buen ambiente en la mesa. Estas medidas ayudan a lograrlo:
- Crear una atmósfera agradable, un espacio de tiempo tranquilo para compartir alimentos y charlar. Es positivo estimular al niño a que participe en la conversación familiar.
- Fomentar que los niños muestren una conducta apropiada durante la comida. Los padres han de enseñarles a comportarse de manera educada y a seguir unos hábitos de higiene.
- Ayudarles a que desarrollen buenos hábitos dietéticos en la mesa: los padres prestarán atención a que los niños coman de todo lo que se ha puesto en los platos, potenciarán la variedad en el color, sabor y textura de los alimentos, ofrecerán no solo alimentos y platos de éxito seguro sino también propuestas nuevas, sobre todo, los más convenientes, como fruta, pescado legumbres y verduras. También pueden proponer charlas sobre la comida en diversas zonas del mundo: comer es cultura.
- Fijar horas para las diversas comidas del día. Conocer los horarios a los que han de ajustarse para comer forma parte del aprendizaje.
- No comer de más, válido tanto para niños como para mayores. Ojo con las cantidades de comida. La obesidad infantil es ya un problema de salud pública. Los alimentos grasos y azucarados, consumirlos con moderación
Un 17% de los centros visitados no incluye verduras como mínimo un día a la semana y los alumnos de uno de cada diez colegios no comen una ración de pescado de lunes a viernes
La fruta fresca se ofrece al menos dos días a la semana
Lo más correcto en un menú sano y equilibrado para los más pequeños es que el postre de más de la mitad de los días de la semana esté compuesto por fruta fresca, mientras que el resto de las jornadas lectivas se opte por lácteos sencillos como yogures, cuajadas o quesitos. El 97% de los centros estudiados sirven fruta fresca un mínimo de dos días a la semana (en 2004 la proporción ascendía al 92%).
Poco abuso de precocinados y derivados cárnicos grasos
Una práctica de los comedores escolares es recurrir a los productos precocinados y derivados cárnicos grasos (san jacobos, croquetas, empanadillas, hamburguesas, salchichas Frankfurt, varitas de pescado y similares, aros de calamar…) por su bajo coste, fácil preparación y gran aceptación entre los más pequeños. Aunque su aporte de grasas, sodio y calorías desaconseja su inclusión en la alimentación diaria de los niños, se ha comprobado que en el 5% de los 211 colegios estudiados se recurren a estos productos más de dos veces por semana (hace cuatro años, la proporción ascendía al 15%).
Dulces, sólo en contadas ocasiones
Es habitual que en días festivos o especiales aparezcan en el menú los platos preferidos por los niños como pasteles o bollería. En líneas generales, se ha constatado una reducción en el recurso a estos productos en los últimos cuatro años. De hecho, ninguno de los 211 centros analizados los incluye más de dos veces a la semana. Los almíbares de fruta y los postres lácteos como natillas y flanes son los alimentos que han ido sustituyendo a los pastelitos que se ofrecían como postre para finalizar la comida en algunos colegios incluidos en el informe de 2004. En aquel estudio, un 3% de los centros fue penalizado por servir más de dos veces por semana estas pequeñas tentaciones.
Menús para todos
La preocupación de un centro escolar por la alimentación de sus alumnos también se refleja en las facilidades para aquellos niños que precisan atenciones especiales por circunstancias médicas o convicciones religiosas. En nueve de cada diez centros estudiados, además de la comida convencional se ofrece la posibilidad de preparar platos alternativos para aquellos menores con problemas de diabetes, sobrepeso, alergias o que no consumen ciertos productos por motivos religiosos o culturales. 17 colegios analizados no disponían de esas alternativas e incluso uno de ellos, localizado en Álava, se negó a facilitar esta información por considerarla confidencial.
Sin diferencias entre privado, concertado o público
En líneas generales, la calidad dietética de los menús escolares no registra variaciones significativas en función de la titularidad pública, privada o concertada del centro. En los concertados y privados, el 87% de los menús analizados supera el examen de CONSUMER EROSKI, aunque casi el 11% lo hace con un mediocre ‘aceptable’ como nota media. Entre los públicos, aprueban el 86%, aunque de ellos el 21% se conforma con un ‘aceptable’. La proporción de suspensos también es muy similar (alrededor de un 13%).
Los resultados sí varían en función de quién elabore el menú (el propio centro, una empresa externa o ambos). A tenor de los datos, la mejor fórmula es la que incluye el trabajo conjunto de los cocineros del propio colegio junto con la empresa externa (con notas de entre ‘bien’ y ‘muy bien’ en el 77% de los casos que se decantan por este modelo), seguido de los menús preparados por un servicio de catering, la opción escogida por más de la mitad de los centros estudiados, (el 53% de ellos obtiene un ‘muy bien’). Por último, las carencias más evidentes se detectaron en aquellos menús diseñados en exclusiva por el personal del centro escolar (casi la mitad no logran rebasar ‘aceptable’).
Errores comunes en la alimentación infantil
El estilo de vida actual exige a los padres atender a tantas obligaciones cotidianas que apenas queda tiempo para asuntos esenciales, como el de enseñar a los niños a alimentarse bien. Si no saben comer, si en el colegio no se les enseña, y si cada vez están más tiempo solos en casa, el fracaso está casi garantizado: casi siempre acaban comiendo lo que más les gusta. La publicidad televisiva tampoco ayuda; al revés, potencia preferentemente la ingesta de alimentos procesados calóricos, salados y grasos. Hay errores dietéticos que los que los padres deben contribuir a subsanar. Estos son los más habituales:
1. Tomar más de 3 productos o raciones de lácteos al día:
Aunque la leche es un alimento muy recomendable, casi imprescindible durante la infancia, por constituir una excepcional fuente de calcio, no es infrecuente toparse con niños que ingieren cantidades excesivas de leche o sus derivados (yogures, natillas, petit suisse o quesitos). Y el exceso es un error. Leche y lácteos, abundantes y no siempre con toda su grasa, pero sin abusar en las cantidades
2. Tomar demasiado zumo:
Los zumos de fruta, tanto envasados como naturales, son saludables. Están de moda y se consumen mucho, hasta el punto de que algunas personas creen que pueden sustituir a la fruta, cuando no es así. La fruta entera, que los niños deben consumir todos los días y variando de tipo de fruta todo lo posible, contiene fibra (de la que carecen los zumos, salvo que sean de los de «con pulpa») y ayuda a aprender a masticar y a saborear los alimentos a los niños, cuestión esencial. Tampoco deben sustituir los zumos al agua, porque aportan más calorías y acostumbran a los niños al sabor dulce.
3. Cereales azucarados y/o chocolateados para el desayuno:
Los cereales (de trigo, arroz o maíz) cubiertos de azúcar, miel o chocolate contienen demasiadas calorías, sin aportar nutrientes esenciales. Además, estos cereales de desayuno, ya en general, llevan sal para reforzar el sabor neutro de la materia prima. Lo saludable es que el desayuno no siempre se componga de estos cereales (hay que variar: galletas, pan, tostadas…), y que, en todo caso, que cuando se consuman se prefieran las versiones más sencillas, o el muesli, por menos calóricos y grasos.
4. Meriendas blandas a base de pan de molde y bollería:
Los alimentos de consistencia siquiera un poco dura favorecen el desarrollo de los músculos de la cara y de la masticación, y al mismo tiempo fortalecen dientes y encías. Por el contrario, los demasiado blandos, como el pan de molde o la bollería, eluden ese pequeño esfuerzo. La bollería y los dulces, por su generoso contenido en azúcares, propician la aparición de caries. Además los productos de bollería y los panes de molde tienen grasa añadida, que no tiene el pan del día. Lo aconsejable es que los niños merienden alimentos de más consistencia, como los bocadillos de pan del día (y no sólo con jamón, queso o embutidos: puede probarse con el pescado -atún en aceite, sardinas-, con las ensaladas) y la fruta entera.
5. Postre lácteo en lugar de fruta:
Algunos padres ofrecen lácteos de postre a sus hijos porque creen que así su alimentación es más completa. Los menores, salvo excepciones, no se quejan, porque prefieren yogures, flanes y natillas a la fruta, ya que los toman más rápido y evitan pelar la fruta. Sin embargo, la fruta contiene nutrientes de los que carece la leche, necesarios para los niños. Desde su primer año de vida, han de acostumbrarse a tomar fruta entera cada día.
6. Preguntarles qué quieren tomar:
La responsabilidad de elegir el menú, comprar los alimentos y diseñar la dieta no corresponde a los niños, sino a los padres. Los menores acostumbran a elegir alimentos dulces, grasos y salados. Es tarea de los padres mostrarles los alimentos más saludables, presentarlos de modo atractivo y conseguir que sus hijos los consuman cotidianamente.
Información completa para los padres y tablas comparativas
La información facilitada a los padres sobre la alimentación de los hijos ha mejorado de manera considerable en estos cuatro años. Todos los colegios analizados mantienen al tanto a los progenitores sobre los menús de sus hijos. El medio más utilizado es el escrito, en el 87% de los casos, o la publicación en la página web del colegio (en el 13%). Esta información se hacía llegar cada mes a los padres en el 77% de los colegios incluidos en este informe, en un 17% esa frecuencia era trimestral, en un 3% de los casos era bimestral y anual en otro 3%. Con independencia de la calidad de la información proporcionada, corresponde a los padres y madres realizar una pertinente visita al comedor de sus hijos para comprobar si lo que figura en las hojas informativas que se facilitan desde los centros se ajusta a la realidad.
El precio medio ronda los cinco euros
El precio diario de un menú escolar ronda los 5 euros de media (4,9 euros). El incremento respecto al precio medio registrado en 2004 (3,8 euros) ha sido de un 22%, casi ocho puntos por encima del IPC acumulado en este periodo (un 14,6%).
Se han constatado importantes diferencias de precio entre los colegios estudiados en función de su titularidad. Así, los menús de los colegios privados son los más caros. El precio medio asciende a 7,8 euros por día, muy por encima de los 4,5 euros de los centros públicos analizados y también superior a los 5,7 euros de los concertados. Sin embargo, el precio más oneroso se halló en un colegio público de Navarra: 9,5 euros diarios. También se encontró en un centro público, en este caso de A Coruña, el más barato (1,9 euros).
Para un número creciente de padres, el pago mensual del comedor escolar de sus hijos supone un desembolso al que no pueden hacer frente, por eso recurren a las becas y subvenciones que se conceden. Tres de cada cuatro centros educativos del informe de la revista disponen de esta ayuda.
El precio se convierte, en muchas ocasiones, en un indicador de la calidad del producto, aunque no siempre es del todo fiable. La principal conclusión que se puede extraer cuando se analizan los precios diarios de los menús escolares en los 20 colegios más caros y en los 20 más baratos es que pagar más puede asegurar un menú de mayor calidad dietética.
19 de los 20 centros con menús más caros (con precios superiores a 6,85 euros) supera el examen de CONSUMER EROSKI (aunque tres lo hacen con un mediocre ‘aceptable’). De la veintena de centros con menús más económicos (con precios inferiores a 3,45 euros), son 14 los que aprueban el análisis nutricional. En el conjunto del estudio, 32 de los 211 colegios analizados suspenden la evaluación dietética (un 14%) y 143 (un 68%) logran una calificación de ‘bien’ o ‘muy bien’. El resto, 36 (un 17%) se queda en un ‘aceptable’.
*Los datos se refieren exclusivamente a los menús escolares de los centros comparados.
1. Se valora el porcentaje de colegios que no incluyen verdura al menos una vez por semana en las dos semanas analizadas.
2. Id. que no incluyen legumbre al menos una vez por semana en las dos semanas analizadas.
3. Id. que no incluyen pescado al menos una vez por semana en las dos semanas analizadas.
4. Id. que incluyen precocinados y frituras (san jacobos, salchichas, croquetas, calamares, etc) más de dos veces por semana en las dos semanas analizadas.
5. Id. que no incluyen fruta fresca al menos dos veces por semana en las dos semanas analizadas.
6. Id. que incluyen como postre productos dulces o bollería más de dos veces por semana en las dos semanas analizadas.
7. Datos de un informe similar publicado en 2004 por CONSUMER EROSKI.
Provincias | Muy bien | Bien | Aceptable | Regular | Mal | Nota final |
---|---|---|---|---|---|---|
A Coruña | 0% | 18% | 18% | 27% | 36% | Mal |
Álava | 73% | 27% | 0% | 0% | 0% | Muy bien |
Alicante | 50% | 10% | 20% | 0% | 20% | Aceptable-Bien |
Asturias | 42% | 0% | 17% | 25% | 17% | Regular |
Barcelona | 44% | 19% | 38% | 0% | 0% | Bien |
Cantabria | 27% | 27% | 36% | 0% | 9% | Aceptable-Bien |
Córdoba | 18% | 27% | 9% | 27% | 18% | Mal-regular |
Granada | 40% | 0% | 50% | 0% | 10% | Aceptable-Bien |
Guipúzcoa | 55% | 27% | 0% | 9% | 9% | Bien |
Madrid | 56% | 38% | 6% | 0% | 0% | Muy Bien |
Málaga | 64% | 27% | 9% | 0% | 0% | Muy Bien |
Murcia | 15% | 23% | 38% | 15% | 8% | Aceptable |
Navarra | 40% | 60% | 0% | 0% | 0% | Bien |
Sevilla | 92% | 8% | 0% | 0% | 0% | Muy bien |
Valencia | 42% | 17% | 25% | 17% | 0% | Bien |
Valladolid | 60% | 40% | 0% | 0% | 0% | Muy bien |
Vizcaya | 27% | 64% | 9% | 0% | 0% | Bien |
Zaragoza | 54% | 8% | 38% | 0% | 0% | Bien |
TOTAL 2008 | 44% | 24% | 17% | 7% | 7% | Bien |
Total 2004 | 21% | 20% | 36% | 22% | 2% |
Calificaciones:
El baremo final de los dos menús escolares estudiados es el resultado del análisis de dos semanas de menú en cada colegio. Se estudió la frecuencia de alimentos básicos que no deben faltar en los menús y el posible abuso de productos cuyo consumo debe ser, como máximo, ocasional. Así, los requisitos mínimos que deben cumplir son los siguientes: incluir verdura, legumbre y pescado fresco o congelado no elaborado como mínimo una vez por semana; incluir precocinados y dulces máximo dos veces en una misma semana y fruta fresca como mínimo un par de días a la semana.
Este cuadro sólo pretende resumir los datos globales del estudio. La muestra de centros escolares (sólo 211 para 18 provincias) analizada no permite generalizaciones del tipo «los menús escolares de Murcia son los peores».
Zaragoza
Ninguno de los trece centros analizados en Zaragoza suspende el examen, aunque cinco no pasan de un mediocre ‘aceptable’. El precio medio diario del comedor es de 5,8 euros, un 18% más caro que la media del estudio
En Zaragoza, trece centros (6 concertados y 7 públicos) de los 65 a los que se solicitó información remitieron los datos requeridos: dos menús semanales que incluían primer plato, segundo plato y postre. Se analizaron por tanto 26 menús semanales. La nota global con la que se valoraron fue de un ‘bien‘, en la media del conjunto de las 18 provincias, aunque superior a la obtenida en un estudio similar realizado en 2004 (un ‘aceptable’).
Pocas carencias se encontraron en los menús escolares de los centros zaragozanos analizados, puesto que ninguno de ellos suspendió el examen de la revista. De hecho, 8 de los 13 incluidos en el informe se valoraron con un ‘muy bien’ o un ‘bien’. El resto, eso sí, se quedó en un mediocre ‘aceptable’.
Pese a las buenas calificaciones, se hallaron aspectos mejorables: cuatro de los 13 colegios analizados en Zaragoza no incluían al menos una vez a la semana pescado fresco o congelado no precocinado y en uno de ellos no aparecían legumbres entre las opciones para los menores. También se constató una escasez generalizada de ensaladas: casi la mitad de los colegios no incluían ensalada fresca ni como entrante, ni como primer plato ni como guarnición de los segundos platos.
No obstante, el resto de colegios cumplían las frecuencias de consumo recomendadas en verduras (como mínimo deben incluirse cada una de ellas una vez a la semana) y fruta fresca (al menos 2 veces por semana) en sus menús. También con los productos precocinados y derivados cárnicos grasos se cumplen los preceptos mínimos: en ninguno se halló este tipo de alimentos más de dos días a la semana, frecuencia máxima aconsejada.
Como nota positiva, en todos los centros analizados de la provincia zaragozana se ofrecía la posibilidad de preparar platos alternativos para los menores con problemas de diabetes, alérgicos, sobrepeso, celiacos o que no consumen ciertos productos por motivos religiosos o de salud.
En Zaragoza, el precio medio diario de un menú escolar es de 5,8 euros, un 18% más caro que la media del conjunto del estudio (4,9 euros). El incremento de este coste respecto a 2004 (4,1 euros) ha sido de un 41%, casi 27 puntos por encima del IPC acumulado en este periodo (un 14,6%). Las diferencias de precios en función de la titularidad del colegio son perceptibles: el precio medio de los colegios concertados estudiados es un 25% más caro que el de los públicos (6,5 euros de los concertados frente a 5,2 euros de los públicos). El precio más caro (7 euros) corresponde a un colegio concertado, mientras que el más barato (3,4 euros) pertenece a un centro de titularidad pública. En la mayoría (8 de los 13 estudiados) de los centros se ofrecen descuentos y subvenciones a las familias para costear el servicio de comedor.
En líneas generales, la calidad dietética de los menús escolares tampoco registra variaciones significativas en función de si la gestión es pública o concertada. En ambos casos, los centros aprueban el análisis realizado por esta revista, aunque entre los públicos 4 de los 7 incluidos en el informe se conformaron con un mediocre ‘aceptable’.
Por último, todos los centros facilitan los menús a los padres de los alumnos, generalmente de forma mensual o trimestral: en el 92% de los casos por escrito y en el 8% vía e-mail.
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