Segregación escolar
Editorial El Periódico de Cayalunya.
El Síndic de Greuges constata en un informe conocido ayer los crecientes índices de segregación escolar en Catalunya, agravados por el incremento del número de escolares de origen extranjero, aunque no sea esta la única razón de esa progresiva guetización que amenaza con un aumento de las desigualdades en las oportunidades educativas. Y no es la única razón porque actúa también la segregación urbana derivada de las diferencias socioeconómicas, una realidad que es anterior al fenómeno migratorio aunque este lo agrave.
El informe de Rafael Ribó desvela que la guetización no se produce únicamente en la escuela pública con respecto a la privada concertada –la primera acoge porcentajes de población escolar inmigrante muy superiores a la concertada–, sino que existen diferencias no justificadas entre escuelas públicas de un mismo barrio o municipio, y entre concertadas de una misma zona.
Le corresponde a la Administración combatir este estado de cosas: planificando mejor y controlando los procesos de matriculación, persiguiendo las trampas (los empadronamientos ficticios, por ejemplo) y los abusos (el cobro de cantidades ilegales por las concertadas). La segregación es un fenómeno evitable, recuerda el Síndic, como se constata en aquellos municipios que han desarrollado políticas decididas de equidad educativa y han logrado mejorar los índices.
Catalunya figura en la cola de España en equidad: de forma porcentual, aquí hay menos estudiantes de origen extranjero en las enseñanzas no obligatorias, y la concentración de estos en las escuelas públicas es superior en Catalunya que en España. No son datos para enorgullecernos
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El Periódico de Cayalunya. JORDI CASABELLA. BARCELONA
Contrariamente a lo que podría creerse, las escuelas gueto no acostumbran a brotar en las poblaciones donde han fijado su residencia un mayor número de inmigrantes, sino en aquellos lugares donde peor se gestiona la distribución del alumnado extranjero. Tampoco es cierto que el porcentaje de inmigrantes en los centros escolares de los barrios donde residen los recién llegados coincida con el tamaño de su presencia en la zona. Y no es verdad que las diferencias entre centros públicos, a la hora de escolarizar extranjeros, sean de poca monta. El Síndic de Greuges, Rafael Ribó, denuncia que aún son más exageradas que las que se observan entre la red pública y la concertada.
Ribó y su adjunto para la defensa de los derechos de la infancia, Xavier Bonal, depositaron ayer en el Parlament un extenso informe sobre la segregación escolar en Catalunya que pone de manifiesto que la Conselleria d’Educació y los ayuntamientos hacen dejación de los instrumentos que tienen a su alcance para evitar la formación de guetos, que, lejos de desaparecer, no hacen más que consolidarse. «De forma demasiado frecuente se opta por privilegiar la satisfacción de la demanda educativa de determinados grupos ante la elección de centro y evitar posibles conflictos y se obvia una política que vele por la equidad en la distribución del alumnado socialmente más desfavorecido», arguyó.
CASOS EJEMPLARIZANTES
El trabajo destaca que, entre los 20 municipios catalanes que cuentan con más alumnado de primaria procedente del extranjero, solo dos (Salt y L’Hospitalet de Llobregat) figuran entre la veintena de poblaciones donde la segregación escolar es más evidente.
Manlleu (Osona), con un tercio de extranjeros en los centros escolares, por ejemplo, y Banyoles (Pla de l’Estany), con una cuarta parte, mantienen un equilibrio a la hora de escolarizar inmigrantes digno de encomio. En el otro extremo, Sant Feliu de Llobregat (Baix Llobregat), con el 6% de inmigrantes en edad escolar, y Barcelona, con el 11% en primaria y el 12% en secundaria, presentan una situación de gran desigualdad en la que conviven auténticos guetos con colegios sin apenas inquilinos procedentes del extranjero.
El informe demuestra que la matrícula de los centros escolares de las zonas en las que se concentra la inmigración, como es el caso del barrio del Fondo, en Santa Coloma de Gramenet, donde un tercio de la población es extranjera, no se reparte uniformemente. Una de sus cinco escuelas públicas cuenta con un 69% de recién llegados; dos se mueven entre el 44% y el 47%; la composición del alumnado de la cuarta guarda proporción con la del territorio, y una quinta dispone de un 18% de extranjeros. El 4% de los matriculados en el colegio concertado del barrio son inmigrantes.
Las escuelas de titularidad pública escolarizan hasta tres veces más extranjeros que las de la red concertada. Aunque también es verdad que hay «municipios con colegios concertados perfectamente equiparables en su composición social a muchas escuelas públicas implicadas en la escolarización de inmigrantes», se afirma.
Lo que resulta más novedoso es que «las desigualdades entre centros públicos (a la hora de incorporar extranjeros) son más grandes que entre estos y los concertados». Una diferencia que se reproduce entre los colegios de la concertada. O lo que es lo mismo: «No todas las escuelas públicas están igualmente implicadas en la escolarización de los extranjeros». Su ubicación en el mapa, en una zona urbana pobre o rica no explica, por otra parte, que se desentiendan de esa responsabilidad.
El informe del Síndic asegura que en la ciudad de Barcelona esa situación de desigualdad dentro del mismo sector, tanto en la pública como en la privada concertada, se aprecia con nitidez y que solo algo más de la tercera parte del índice de segregación escolar existente es imputable a las diferencias entre ambas redes.
El Síndic hace responsable de la situación a la Administración, a la que acusa de tibieza ante esas disfunciones. «Su obligación es la de conciliar el derecho constitucional a la igualdad de oportunidades con el de los padres a elegir la escuela de sus hijos. Pero el primero está siendo atacado y ello va en detrimento de los sociedad y crea una fractura social cuyas consecuencias sufriremos todos», alertó.
Diversidad en las aulas
CASO EXTREMO
Los distritos de Barcelona reflejan una situación de desequilibrio muy acusada
El fenómeno de la segregación escolar en la ciudad de Barcelona, donde seis de cada 10 plazas escolares que se ofertan pertenecen a la escuela concertada, se presenta especialmente acusado. A pesar de su predominio, en ningún distrito la escuela privada sostenida con fondos públicos escolariza a más inmigrantes que la pública, sino todo lo contrario. Donde más extranjeros acoge es en Ciutat Vella (12% de extranjeros en primaria y 16% en secundaria), pero aun así se sitúa a mucha distancia de la pú-
blica (54% en primaria y 66% en secundaria).
El informe señala que es precisamente en los distritos con un nivel más bajo de inmigrantes donde se dan los índices de segregación más elevados. Así, en el caso del distrito de Les Corts, donde menos de un 5% de la población escolar procede del extranjero, la presencia de los inmigrantes en la red pública es 13 veces mayor que en la privada.
Las diferencias entre distritos son muy pronunciadas. Y dentro del mismo distrito, aun mayores. Algo similar ocurre con las diferencias entre el sector público y el privado, ya de por sí abismales, que se agrandan entre los centros de la misma red.
El trabajo hace inventario de las escuelas e institutos donde se concentran un mayor número de recién llegados. Aquí no hay sorpresas. Los 10 centros de infantil y primaria con más inmigrantes son públicos y están enclavados en Ciutat Vella (3), Sant Andreu (1), Sants-Montjuïc (3), Horta-Guinardó (1), Sant Martí (1) y Nou Barris(1). Todos ellos cuentan con porcentajes de extranjeros que van del 59% al 80%.
«Las dificultades para llevar a cabo la tarea educativa en ellos son fácilmente imaginables», se dice en el informe depositado ayer en el Parlament. «Son dificultades que a menudo se afrontan con profesionalidad por equipos de profesorado que cuentan con una elevada implicación pedagógica, pero que pesan inevitablemente sobre las oportunidades educativas de los niños y jóvenes escolarizados en este tipo de centros», se añade.
En el caso de la secundaria, el trabajo incluye dos colegios concertados en la lista de los 10 centros que reúnen una cantidad más apreciable de extranjeros, uno en Ciutat Vella (con el 55% de inmigrantes matriculados) y otro en el Eixample (50%). Los índices más exagerados de alumnado foráneo pertenecen a tres institutos de Ciutat Vella, que se mueven entre el 74% y el 85% de inmigrantes, uno de Sants-Montjuïc (66%) y otro de Nou Barris (63%).
EJEMPLOS DE EQUIDAD
Vic, Mataró y Olot, modelos a imitar
Los municipios de Vic (Osona), Mataró (Maresme) y Olot (Garrotxa) son citados en el informe como ejemplos de buenas prácticas, poblaciones donde, pese al elevado número de extranjeros que concentran, los niveles de segregación detectados son bajos. Para el Síndic, ello demuestra que la Administración «tiene margen para actuar», pues ahí se han tejido complicidades entre los reponsables políticos y los profesionales de la educación que no se han dado en otros lugares.
El informe cita el caso concreto del CEIP La Sínia, en el que la elevada presencia de alumnado de origen inmigrante y de incorporación tardía no ha impedido que «el centro recupere los niveles de demanda en la matrícula, también entre los autóctonos, y que los alumnos estén logrando unos buenos resultados educativos».
El Síndic subraya que el centro dispone de unas instalaciones nuevas, cuenta con la implicación de la dirección y el profesorado, a lo que se suma «un proyecto educativo innovador, con agrupaciones flexibles de alumnos y fomento del trabajo cooperativo» y la puesta en pie de estrategias de optimización de los recursos humanos disponibles. Esa experiencia, concluye, evidencia que «cuando se invierte en estrategias y recursos se puede combatir la segregación que padece un centro».
LLEGADAS CONSTANTES
Escuelas penalizadas en Girona
Las escuelas públicas enclavadas en zonas de acogida de inmigrantes que no consiguen completar la oferta de plazas durante el periodo de preinscripción sufren invariablemente una penalización añadida al verse abocadas a incorporar a los extranjeros recién llegados a lo largo del curso. El Síndic presenta el caso de los centros del barrio de Santa Eugènia de Girona como exponente de esa situación.
Hay escuelas que «son excluidas entre las opciones de elección de la población y que, cuando es posible, incluso son evitadas por las familias del centro que hallan otra posibilidad de escolarización en el barrio como es el caso de una concertada o fuera de él», señala. Así, «el círculo de baja preinscripción y aumento de las bajas alimenta de manera continuada la exclusión de determinados centros y refuerza la segregación escolar y social de la zona», añade.
El informe cita una escuela con el 77% de alumnado extranjero y con un 40% de la matriculados catalogados como alumnos con necesidades educativas específicas. En esas condiciones, el trabajo del profesorado se hace muy difícil y las posibilidades de éxito escolar se reducen al mínimo.
En el caso del barrio de Santa Eugènia, el Síndic acusa a la Administración de «omisión» y de haber tomado «decisiones de política educativa que, lejos de contribuir a paliar la segregación, pueden haber ayudado a agravarla».
Educación mestiza de gran calidad
BARCELONA
Si las paredes de la escuela Vedruna-Àngels hablaran, sus 360 alumnos podrían recibir una clase magistral sobre las vicisitudes por las que ha pasado el barrio del Raval de Barcelona a lo largo de tres siglos. Enclavado desde 1875 en la antigua Casa dels Infants Orfes, este colegio siempre ha recibido con los brazos abiertos a los chavales que han llegado con las olas migratorias, las de principios del siglo XX, las de los años 60 y 70 y las de hoy en día. En la actualidad, cuenta con más de 200 estudiantes de 36 países, pero eso no es ningún inconveniente. A base de novedosos proyectos educativos, los profesores han formado un cohesionado grupo de inmigrantes y autóctonos que han respondido con un resultado excelente: el 85% de los alumnos acaban la ESO.
Antes de conocer que han logrado el segundo galardón (15.000 euros) del Premi Ensenyament, la directora de la escuela Vedruna-Àngels, Maria Carme Molist, defiende un fet diferencial de este colegio concertado: «Jamás hemos tratado la inmigración como un problema, sino como un reto enriquecedor. Estamos demostrando que la educación intercultural de calidad es posible».
Dos tutores por aula
Lograr ese objetivo, sin embargo, no es nada fácil. Hacen falta un gran esfuerzo y una estructura organizativa acorde a las circunstancias. Para empezar, desde hace 10 años, las aulas de secundaria tienen cada una dos tutores, «lo que permite que cada profesor se encargue solo de 15 niños», explica la directora. Con este trato reforzado e individualizado se consigue que todos estudien a pleno rendimiento y, a su vez, que los inmigrantes reciban un acompañamiento que los hace sentirse como en casa.
En esa misma línea, quienes profesan otras religiones no han tenido problemas para aceptar el ideario cristiano del colegio, ya que la dirección también ha aportado su granito de arena demostrando un gran respeto por las demás confesiones. «Hemos convertido la clase de Religión en Cultura de Religiones, una asignatura en la que enseñamos nuestros valores cristianos, pero en la que también explicamos las bases del islam, el budismo, el hinduismo…», recuerda Molist.
Esta adaptación a la realidad social del Raval y del resto del mundo ha ido acompañada también de otros proyectos, como el Comenius (elaborar todo tipo de materiales en colaboración con escuelas de otros países); la Escola Verda (iniciativas medioambientales) y el Mecix. Este último programa, por ejemplo, permite que un alumno que haya tenido que regresar unas semanas al país de origen de sus padres pueda seguir el curso a través de internet.