Segregar o flexibilizar la educación

Separar a los alumnos de 4º de ESO despierta juicios encontrados en los expertos – Las medidas en torno al pacto requieren un gran esfuerzo económico
J. A. AUNIÓN – Madrid – 01/02/2010.
«¿Se conseguirá más calidad y menos fracaso anticipando la selección de los estudiantes en la ESO? ¿Se trata de impulsar la lógica de la selección -lo más temprana posible- o la del aprendizaje para todos, de un sistema capaz de dar respuestas diferenciadas a personas distintas? En otras palabras, ¿tenemos que construir un sistema educativo del siglo XXI en el que quepan todos o hay que ir de nuevo a un sistema del siglo XIX en el que, más allá de la primaria, sólo invirtamos en la educación de unos pocos?»
Algunos especialistas se quejan de que se recurra de nuevo a cambiar el sistema
El asesor educativo del Banco Mundial Juan Manuel Moreno asegura que es necesario contestar a estas preguntas para que el pacto por la Educación que el Gobierno está promoviendo quede claro. Unos creen que la medida más novedosa planteada en el documento para el pacto presentado la semana pasada por Educación -hacer dos vías en 4º de ESO, una orientada a la FP y otra, al bachillerato- es, efectivamente, para flexibilizar el sistema. «La clave es no crear vías que no conduzcan a ningún sitio», dice el presidente de la asociación de directores de centros públicos (Fedadi), José Antonio Martínez, recordando que la propuesta es que cualquiera de las dos vías, al final, no cierren la puerta ni del bachillerato ni de la FP: todos los alumnos elegirán lo que quieran.
Sin embargo, los que hagan la vía de la FP en 4º no estarán bien preparados para hacer luego el bachillerato. «No son vías, son niveles, uno alto y otro bajo», se queja el profesor de la Universidad de Valencia José Gimeno Sacristán. Para él, la idea de que los buenos irán hacia el bachillerato y los malos, que suelen ser los socialmente más desfavorecidos, hacia FP, está en otro punto del documento, el que dice que la evaluación de 3º de ESO servirá para «orientar» al alumno hacía una u otra vía. Para Moreno, esa iniciativa es «otro intento de acercamiento por parte del Gobierno para no frustrar de entrada las posibilidades de pacto. Imagínense las consecuencias organizativas y presupuestarias de la puesta en marcha de estos perfiles en los institutos. En todo caso, sería viable plantear una mayor optatividad en 4º, pero veo difícil ir más allá sin terminar pasándonos a la propuesta del PP de, simplemente, reducir la ESO en un año [y hacer un bachiller de tres cursos en vez de los dos actuales]».
El presidente de Fedadi (que defiende la iniciativa, y el bachillerato de tres años) también ve esas las dificultades técnicas, aunque no le parecen insalvables, de encaje con otras medidas ya en marcha como la diversificación curricular (clases reducidas con contenidos suavizados) o los programas de cualificación profesional inicial (PCPI) para los chicos en riesgo de fracaso, donde aprenden los rudimentos de un oficio, obtienen un certificado profesional y la oportunidad de sacarse igualmente la ESO o pasar a la FP de grado medio. Otra de las iniciativas del documento de pacto es que a todo alumno que vaya a repetir 3º de ESO se le ofrezca la posibilidad de ir a uno de esos programas, uno de los cuales, los PCPI, es de hecho iniciar la FP. Sobre estas alternativas siempre ha planeado la amenaza de segregación, y sus defensores apuntan que la clave del equilibrio está en que sean opciones minoritarias, que no se generalicen.
Para Gimeno, todo esto puede volver a desprestigiar la FP como opción de segunda, para los peores alumnos, a no ser que se haga de una vez una formación profesional de mucha calidad y con una buena y amplia oferta. Ésta es la intención expresada por el Gobierno, a la vez que se hace un sistema flexible, con muchas vías de entrada, salida y regreso entre la ESO, el bachillerato, la FP y la universidad. Pero es un proyecto muy caro, como muchas otras iniciativas que recoge el documento: más plazas de educación infantil, refuerzos y apoyos tempranos, una carrera docente que permita escalar según los méritos, en definitiva, más medios y mejores profesionales. «Hay poca conciencia en el documento sobre las enormes implicaciones presupuestarias», dice Moreno.
Se trata, en cualquier caso, de infinidad de medidas básicas cuya puesta en marcha tiene más que ver con el dinero que con las posibilidades que permite la legislación. José Torreblanca, uno de los autores del texto Un pacto de estado para mejorar la educación en el estado autonómico, del colectivo Lorenzo Luzuriaga, admite bondades en la propuesta ministerial, pero se queja de que, al final, se vuelva a querer solucionar todo a través de la ley, a través del cambio del sistema educativo. Precisamente, a Julio Carabaña, profesor de la Complutense, la reforma de 4º de ESO le parece «trivial», ya que, asegura, «todo lo que quieren hacer se podía haber hecho con la LOGSE [ley del PSOE, de 1990], la LOCE [del PP, 2003] y se puede hacer con la LOE [norma actual, de 2006]».
De nuevo sale la palabra maldita “segregar”, que oficialmente no existe en la escuela inclusiva.
No quieren más repeticiones en Primaria; se resisten -como pueden- a generalizar los PCPIs a los 15 años; ni hablar de rebajarlos a los 14 para algunos alumnos; ni hablar de itinerario alguno a partir de 3º en la ESO. No quieren segregar.
Han conseguido la equidad, han conseguido la escuela no segregadora por decreto y no pueden retroceder.
-Permiten que un grupo enorme de alumnos de Primaria pasen automáticamente de curso sin superar y sin refuerzos posteriores al pasar sin base.
-Permiten que muchos alumnos de 6º salgan sin superar los objetivos básicos de Primaria y por tanto sin base para comenzar la ESO, mandándolos directamente al fracaso escolar.
-Se niegan a ver que muchos alumnos absentistas de la ESO no portan por los IES, y que están en sus casas o en las calles, a pesar de estar oficialmente matriculados.
-Permiten que un grupo de alumnos objetores de la ESO esté sentado cuatro años en una silla, amargado y sin dar palo al agua, esperando cumplir los 16 para irse sin base y sin título.
-Permiten que más de un tercio de la ESO salga sin título y sea mano de obra barata en el mundo laboral.
-Permiten que 1º y 2º de ESO estén plagados de repetidores sin alternativas.
-Permiten que en 2º de ESO, tras haber repetido un par de veces, se produzca la gran estampida sin llevarse título alguno.
-Permiten que los alumnos conflictivos se vayan deteriorando progresivamente por falta de atención y de apoyo de personal especializado, del que los centros siguen sin ser dotados.
-Financian y apoyan a la privada concertada como salida para los que huyen de la pública, que se ha convertido en el itinerario asistencial de los no segregados.
No, no quieren segregar: nada de PCPIs, nada de itinerarios, nada de opciones flexibles, nada de repetir alguna vez más en Primaria. Son palabras malditas propias de proyectos segregadores.
Todos juntos hasta los 16 años en aulas no segregadoras que han conseguido la equidad.
Porque, ante todo, nos dicen, una y otra vez, machaconamente, que no quieren segregar.