Sobre el cambio climático y su repercusión
Las elevadas temperaturas sufridas en los meses de mayo y junio, que convirtieron a los centros educativos en noticia reiterada, hacen a FAPAR reflexionar sobre el tema
Nos encontramos ante un fenómeno, el del cambio climático, que repercute directamente en la subida de temperaturas, entre otras consecuencias. No es un tema nuevo, aunque en las últimas décadas se ha hecho mucho más palpable porque sus consecuencias son cada vez más evidentes, y sobre el que los expertos coinciden en considerar como la mayor amenaza medioambiental a la que se enfrenta la humanidad. Se trata, por tanto, de un fenómeno que nos afecta a tod@s.
Hemos visto cómo muchos de nuestros centros educativos públicos carecen del acondicionamiento necesario para garantizar su habitabilidad en estas condiciones extremas, que lamentablemente están empezando a convertirse en frecuentes, y que nos preocupa de manera especial porque se trata de espacios donde pasan varias horas niños y niñas.
En primer lugar, se hace necesario un estudio de la situación para poder acometer las medidas necesarias para paliar esta situación Además, es necesaria la intervención de todas las Administraciones con una doble actuación que garantice que los centros educativos públicos cumplan con los criterios que la normativa marca y que puedan adaptarse a los cambios de temperatura a los que estamos asistiendo
- Por un lado en las nuevas construcciones de centros educativos públicos en los que se proyecten centros con cubiertas, fachadas y espacios, tanto interiores como los patios, que permitir seguir la actividad educativa con normalidad en cualquier época del año.
- Por otro lado con las construcciones ya existentes para buscar soluciones saludables, eficientes y sostenibles. En este sentido, celebramos que se estén acometiendo obras en los centros para mejorar la eficiencia energética.
Desde FAPAR insistimos en que es importante la actuación preventiva y paliativa en la adaptación de las construcciones educativas, pero no lo es menos exigir a nuestros políticos actuaciones responsables en este tema. No podemos conformarnos con asumir una realidad que tendrá graves consecuencias, y no trabajar para que se frene el cambio climático.
Asimismo nos parece importante incluir estos temas en los currículos educativos para sensibilizar y formar en una educación ambiental que garantice la habitabilidad de nuestro Planeta, no sólo a las generaciones actuales, sino a las venideras. Y eso, también debe ser responsabilidad compartida
Zaragoza, a 21 de julio de 2017
FAPAR