Sólo la FP puede cambiar el modelo productivo
M20. 1/3/09
La semana pasada se presentó en Madrid el informe La formación profesional en España. Hacia la sociedad del conocimiento, un estudio promovido por la Fundación ¿La Caixa? que analiza los pormenores de la Formación Profesional en nuestro país. Este trabajo saca a la luz numerosas trabas de nuestro sistema de formación, un sistema del que depende directamente la productividad de nuestro país.
El estudio que tenemos entre manos, La formación profesional en España. Hacía la sociedad del conocimiento es el primer trabajo sistémico sobre FP que se hace en nuestro país, lo que indica lo poco que nos ha preocupado este tema hasta hace bien poco. Su autor, el sociólogo Oriol Homs, tiene una idea muy clara: ¿no es inmaginable una sociedad desarrollada sin un sistema de formación conjunto?. Nuestro sistema actual tiene una arquitectura simple, coherente y homologable a nivel europeo, el gran problema es que no está integrado. Aunque parece que empieza a verse un esfuerzo en ese sentido la FP española no tiene desarrollada las funciones complementarias. El esfuerzo de las distintas autoridades reside en ofrecer muchos cursos olvidando el sentido mismo de la FP, preparar a la gente para un trabajo. Historicamente en nuestro país la formación profesional se ha ofertado en la propia empresa, que contrata a trabajadores poco, o nada, cualificados y les da la formación necesaria para ser productivos en su puesto de trabajo. Esto hace que la empleabilidad (la facilidad con que un trabajador puede optar a otro puesto de trabajo) de esos trabajadores sea nula porque no pueden acreditar ninguna formación, aunque si la tengan para un puesto concreto.
En Europa se diseñaron los distintos sistemas de formación profesional modernos a principios del siglo XX y aunque han sufrido importantes modificaciones la base es practicamente la misma. En España no se implantó una verdadera formación profesional moderna hasta la LOGSE, en 1990. El retraso respecto a Europa es evidente y tiene una clara justificación histórica. España se industrializó más tarde, en todos los sentidos, y ha vivido circunstancias políticas muy distintas. Este retraso es el culpable de la valoración negativa de la FP tran presente hoy en día.
La FP se ve en España como el último consuelo del mal estudiante. Es decisivo que esta concepción cambie en todos los sectores sociales. Oriol Homs es rotundo en este sentido. ¿La formación profesional tal como la entendemos hoy, desde un punto de vista moderno, sirve para que todo alumno que decide dejar sus estudios antes de acceder al trabajo vaya a una FP para especializarse y entrar a trabajar en mejores condiciones?. Esta es la concepción moderna de la FP que está presente en toda Europa y que debemos implantar en España. El problema es que la concepción erronea de la FP esta implantada en el propio sistema eduactivo. Son los propios profesores de secundaria y bachillerato los que explican a sus alumnos que la FP es para los ¿perdedores?, para los malos estudiantes.
ESO es el problema
En 1990 la LOGSE sentó las bases de la FP pero llevaba bajo el brazo el mayor problema de nuestro sistema educativo actual, no preveía ninguna alternativa para los estudiantes que no obtenían el Graduado en ESO. Estos estudiantes sin ningún tipo de formación son lo que peor están llevando la crisis, pues tienen todas las papeletas para quedarse sin trabajo.
El abandono escolar en España es preocupante. En 2007 el 31% de los jóvenes entre 18 y 24 años no tenían el Graduado en ESO. Este porcentaje es en el resto de Europa del 14,8%, menos de la mitad.
Además de los evidentes errores del sistema eduactivo hay otras causas que explican este altísimo porcentaje de abandono escolar. Hasta hace muy poco en España era muy sencillo encontrar trabajo sin ninguna cualifiación. Sobre todo en las islas y el Levante se ofrecían empleos fáciles muy jugosos para los jóvenes, que no veían necesario acabar la ESO para trabajar. El problema viene ahora, con los sectores de la construcción y la hosteleria en recesión. Son justamente comunidades como Murcia o Baleares las que tienen el porcentaje más bajo de titulados en FP, de hecho muchos estudiantes deciden volver a estudiar cuando han visto que sin formación no han encontrado lo que buscaban en el mercado laboral. Es muy significativo que el 50% de los estudiantes de FP tienen una edad superior a la prevista para estos estudios.
La siguiente ley de eduación, la LOE, intento solucionar este problema creado por la LOGSE con la implantación de los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI). Estos programas ofrecen una formación laboral a los alumnos sin ESO y permiten además que, mediante una serie de módulos adicionales, puedan obtener el graduado, lo que les permite a su vez cursar la Formación Profesional de Grado Medio.
Los nuevos planes para la FP del gobierno centran toda su atención en los PCPI, que deben ser los encargados de recoger a los trabajadores sin graduado escolar. Por ellos pasa el objetivo del gobierno de captar 200.000 nuevos estudiantes de FP en esta legislatura. Objetivo que Homs ve difícil de lograr.
Faltan muchos titulados de FP
Si comparamos nuestro modelo de cualifiación con el que predomina en Euoropa tenemos que echarnos las manos a la cabeza. Los países de la UE tienen un 23,2% de la población entre 25 y 64 años con un nivel educativo bajo, que corresponde al graduado en ESO o menos. En España este porcentaje es de un preocupante 42,4%. Esto se refleja proporcionalmente en el porcentaje de profesionales con cualificación de nivel medio, correspondiente a los títulos de FP. En Europa tiene una formación de grado medio el 49%. En España este porcentaje es de un irrisorio 23,1%. Hay que indicar también que tenemos más licenciados universitarios que la media europea, pero esto no sirve para compensar la balanza. Si sumamos la población con cualificaciones intermedias (FP) y superiores (universidad) en la UE se alcanza una media del 76,7%. En España tan sólo es del 57,6%.
Hasta ahora el sistema productivo español ha funcionado sin necesidad de titulaciones medias, pero no porque no sean necesarias sino porque la formación mínima se ha impartido en las propias empresas, creando así un ¿autoengaño? que nos puede salir caro. Esto hace que el sistema funcione pero no es competitivo. Nuestro sistema productivo es rápido, pero frágil, por eso lo estamos pasando tan mal en la crisis. Según Homs ¿la productividad española se basa en en las titulaciones superiores pero nos faltan muchísimas formaciones intermedias y nos sobran las de baja cualificación?. La FP debe estar más pegada a la empresa para que sea realmente competitiva. Los centros de formación deben estar abiertos al entorno para responder con rapidez a las necesidades del mercado laboral. Para ello Homs sugiere que los centros deben tener una mayor autonomía.
Los desequilibrios regionales
Aunque estamos hablando de la situación de la FP en todo el Estado hay que puntualizar que la situación de las diferentes Comunidades Autónomas es muy distinta. En parte por una serie de circunstancias sociales, económicas e incluso históricas, en parte por los distintos sistemas educativos. Asturias, Cantabria, Galicia, País Vasco y La Rioja tienen un un mayor desarrollo de la FP inicuial, con porcentajes superiores al 30%. En el otro lado de la balanza se encuentran las Comunidades, como Baleares o Murcia (con porcentajes en torno al 20%) que tienen, o tenían, un mercado profesional más dinámico que absorbe personal poco cualificado. Caso aparte es el de la Comunidad de Madrid, con uno de los porcentajes más bajos de España, un 17,8%. En este caso se debe al alto porcentaje de titulados universitarios y al caracter marcadamente terciario de la economía madrileña.
Pese a estos desequilibrios Homs cree que ha sido positivo acercar la FP a las necesidades de cada territorio, aún así reclama un pacto nacional sobre FP que ponga de acuerdo a Comunidades, Estado y agentes sociales para unificar los objetivos y modernizar definitivamente la formación profesional.