"Todos al suelo" o la lección del precio de la democracia

Hasta 2º curso de Bachillerato, el intento de golpe de Estado del 23-F no aparece en los libros. Tal vez por eso ha sorprendido a muchos adolescentes conocer el asalto al Congreso por parte de Tejero a través de los programas televisivos sobre el suceso emitidos recientemente
Heraldo de Aragón. N.C. Zaragoza
«Quieto todo el mundo. Todos al suelo». Tamara Sánchez, zaragozana de 17 años, se quedó pegada al sofá la noche del pasado día 9 viendo el Informe Semanal sobre el 23-F que se emitió cinco días después del intento de golpe de Estado. Los gritos de Tejero y los disparos al techo del Congreso de los Diputados le llamaron más la atención que la miniserie emitida previamente que novelaba lo ocurrido. «Como no reconocía a los personajes, me surgían dudas y le preguntaba a cada momento a mi madre, me interesaba saber cómo se habían vivido en la calle esas horas». Así se adentró en «la noche de los transistores» Tamara, quien tenía referencias del 23-F por su familia y por algunos documentales. Muchos adolescentes, y hasta jóvenes treintañeros que eran niños el 23 de febrero de 1981, se han acercado a lo ocurrido en la intentona golpista a través de los programas emitidos este mes sobre el asalto de Tejero al Congreso, del que mañana se cumple el 28 aniversario.
Este hecho histórico pasa de puntillas en los libros de texto durante la enseñanza secundaria. Solo aparece en una página del libro de Historia Contemporánea de 2º de Bachillerato, curso que estudia Tamara en el instituto Goya de Zaragoza. Lo que más le impresionó del Informe Semanal sobre el 23-F fue el papel que desempeñó el Rey, la actitud del ex presidente Adolfo Suárez negándose a permanecer sentado, así como el forcejeo entre el general Gutiérrez Mellado y Tejero. Esta última imagen también impresionó sobremanera a otros jóvenes que no habían nacido en el 23-F, como Carlos Rodríguez, de 27 años. «Comenté con mis amigos que gente como Gutiérrez Mellado han hecho que hoy tengamos nuestras libertades. Y es que, desde la perspectiva actual, eso de resolver a tiros las cosas suena tan lejano…», apunta. Como Tamara, Carlos se queda con la lección de esos hechos y la necesidad de conocerlos para que no se repitan.
Pedro Rújula, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, incide en este sentido: «El 23-F es una lección sobre el precio de la democracia». El profesor destaca que, para quienes no han vivido en otros sistemas, «parece que la libertad y la democracia son bienes naturales». En sus clases, Rújula ha aprovechado la emisión de la miniserie de la 1 para comentar la intentona golpista con sus alumnos, teniendo en cuenta que no se trata de un documental. «Como película es seria y rigurosa. En clave de reconstrucción cinematográfica es verosímil», apunta Rújula. Añade que el relato base de los hechos es convencional, no ofrece excesivas novedades, es políticamente correcto. Pero subraya una aportación destacable de la serie: el papel de Alfonso Armada, la interferencia entre las relaciones personales y las implicaciones de poder que tienen, por la forma en que la amistad se trata de utilizar como legitimación del poder. En este sentido, la película, según Rújula, muestra el descubrimiento que hace el Rey del potencial político que tienen sus relaciones personales, en este caso su amistad con Armada. Otra buena lección en tiempos de amistades políticas peligrosas.