Un investigador se forma durante más de 15 años y no logra plaza fija hasta los 35
P. CIRIA. Zaragoza. HERALDO DE A. 03/02/09
Estudiar una titulación, cuatro años de doctorado, otros dos de postdoctorado con estancias en el extranjero y cuatro o cinco más en un programa de especialización. Es el periplo por el que pasan los investigadores. En total, más de 15 años de formación para conseguir un empleo estable. De media, los científicos de la comunidad -al igual que los del resto del país- consiguen una plaza fija una vez cumplidos los 35. Los investigadores piden más incentivos para que los jóvenes culminen esta carrera de fondo y exigen más recursos y protección durante el tiempo que pasan como becarios. El Ejecutivo asegura que se ha avanzado mucho y recuerda también que durante los años de formación, los jóvenes cobran becas que en muchos casos están bien remuneradas.
En la comunidad hay aproximadamente 5.000 investigadores, de los que unos 2.900 trabajan en uno de los grupos reconocidos por la DGA, es decir, con currículos avalados por un comité de expertos que acredita que están al nivel o por encima de la media nacional. La variedad de estos científicos y sus diferentes casuísticas -contratos de distinto tipo, dependientes de diversas instituciones o administraciones…- hacen que sea «muy complicado» determinar cuántos están con buenos contratos y cuántos en situaciones más precarias, según explica Iñaki Guelso, presidente de la Asociación de Becarios de Investigación y Jóvenes Investigadores de Aragón (Abijia).
No obstante, añade que sí se sabe que son muchos los que se están formando y colaborando en proyectos a través de becas y, por tanto, «con remuneraciones insuficientes y con falta de recursos». «Si eres becario y tienes un accidente, no puedes cobrar una baja. Además de perder un valioso tiempo de tu investigación, no recibes ninguna ayuda», critica Guelso.
Desde Abijia -que estudia la problemática de los licenciados pre y postdoctorales, especialmente lo referido a su promoción profesional, su dignificación y su cualificación- piden al Gobierno central que incentive a las empresas para que contraten investigadores y que dé más ayudas a los científicos a lo largo de sus carreras.
Durante los años de formación, los investigadores pueden acogerse a becas y programas que, a juicio de la DGA, en muchos casos están bien remuneradas. «Hay una gran variedad y las otorgan el Ministerio, las comunidades, las cajas… Por ejemplo, algunas de postdoctorado dan más de 2.000 euros netos mensuales; otras, que otorga el Ministerio para ir a países como Inglaterra, están valoradas en 1.700», apunta el director general de Investigación, Desarrollo e Innovación, José Luis Serrano.
Este recuerda, además, que la DGA -a través de la Fundación Aragón I+D- ofrece un contrato especial destinado a captar a personal hipercualificado que sitúe a la comunidad a la vanguardia de la ciencia. Norteamericanos, cubanos, indios, alemanes, italianos y expertos de otras seis nacionalidades han respondido a la última convocatoria -hay 8 plazas-. Ahora se están evaluando los currículos de los candidatos.
Aragón, por encima de la media
Según expone el director general, hay que recordar, además, que la producción científica en Aragón está por encima de la media nacional en patentes, publicaciones…
Por su parte, el vicerrector de Investigación de la Universidad de Zaragoza, José Ramón Beltrán, reconoce que la situación de los científicos en España no es la ideal porque deben recorrer un camino largo y pasar multitud de filtros. «Nosotros estabilizamos a los que acaban programas como el Ramón y Cajal y estamos avanzando mucho, pero se necesita que el Ministerio cree un modelo de carrera investigadora estable», añade.