Uno de cada tres casos de acoso escolar se hace a través de Internet y teléfono móvil
M. HONRADO. 20M
Las llamadas al teléfono de SOS Bullying crecieron el año pasado un 7% en Aragón.Chantajes con fotos o vídeos y burlas en Internet son los principales ataques.
Chantajes con imágenes grabadas, amenazas en un chat o burlas en páginas web. El acoso escolar cambia a la misma velocidad que las nuevas tecnologías y teléfonos móviles e Internet son ya dos herramientas comunes en los ataques entre compañeros de colegio. Este fenómeno se conoce como cyberbullying y ya aparece en una tercera parte de los casos de acoso escolar.
Los aragoneses realizaron el año pasado 189 llamadas al teléfono de SOS Bullying (620 489 332), casi un 7% más que las que hicieron en 2006. En torno al 30% de estas consultas estaban relacionadas con el ciberbullying, mientras que hace tres años esta práctica sólo se daba en el 7% de los casos.
«Internet se ha convertido en una plaza virtual en la que se juntan los chicos después de clase y es muy fácil que el acoso escolar siga allí», explica Ferrán Barri, psicólogo y responsable del servicio de SOS Bullying.
Los expertos señalan que este tipo de ciberacoso es tan peligroso, o más, que los ataques físicos. «El agresor no tiene por qué dar la cara y la víctima no puede defenderse», comenta Juan Antonio Planas, orientador y presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía.
Estos ataques son más peligrosos, porque son conscientes y premeditados»
El problema se ha agravado con la expansión de las nuevas tecnologías. Seis de cada diez niños de entre 10 y 14 años ya tienen teléfono móvil, casi siempre con cámara, y cerca del 80% de los escolares se conectan regularmente a Internet.
Estos datos, unidos al desconocimiento que muchos padres tienen sobre la Red, han convertido a Internet y teléfonos móviles en un caldo de cultivo de la violencia escolar. Los acosadores suelen ser jóvenes con carencias afectivas y las víctimas, principalmente, alumnos de instituto de 14 a 16 años.
Buscan imágenes osadas
Algunos jóvenes llegan a pagar por ver vídeos y fotos humillantes de sus compañeros. En algunos centros, los acosadores organizan falsos concursos de belleza en los que hacen circular imágenes deformadas o caricaturas de sus víctimas.
«Cuanto más osada es la imagen, más se cotiza. Incluso hay casos de ciberbullying de contenido sexual», asegura Juan Antonio Planas.