En el informe Cisneros mienten con descaro"
LA ENTREVISTA A ENCARNA GARCÍA | PRESIDENTA DE LA ASOCIACIÓN ASTURIANA CONTRA EL ACOSO ESCOLAR
Su única hija sufrió acoso escolar y desde entonces cambió la vida de las dos. Nacida en Mieres (1950), delineante y topógrafa, lucha a diario contra esa plaga, pero rechazando a quienes tergiversan datos y crean angustias gratuitas. Como el reciente informe Cisneros. La presidenta de la Asociación Asturiana contra el Acoso Escolar asegura que son «mentira» la conclusiones de ese estudio, que sostiene que uno de cada cuatro escolares sufre esa situación. Si el informe Cisneros fuera verdad, precisa, «habría guerra en los colegios».
–¿Cómo empezó todo?
–Cuando mi hija sufrió acoso comenzamos a actuar. Entonces se hablaba poco de ello. Pero a raíz de la muerte de Joakin en Hondarribia, fundamos la asociación en Asturias.
–Qué duro es todo esto.
–A mi hija la acosaron en un colegio público de aquí, de Gijón, y por ello se marchó de casa. Solo tenía 8 años. Nos dejó una nota diciendo que nos quería mucho, pero que se iba porque no tenía amigos. En casa convivía con sus padres, felizmente. Afortunadamente la localizamos poco después de irse de casa. Iba camino de su propio colegio.
–¿Cómo dice?
–Muchos niños que sufren acoso, cuando se escapan de casa, algo bastante frecuente, regresan al lugar donde están teniendo problemas.
–Volvió a casa y…
–Mi mundo estaba muy politizado y sindicalmente muy poblado, y empecé a plantearme por qué pasaba eso. La llevamos a un psiquiatra. Ahora tiene 15 años y el problema se ha resuelto, pero costó lo suyo.
–¿Y sus acosadoras?
–Hace dos años, unas cuantas le enviaron un mensaje con textos como este: «Ojalá cuando llegues a tu casa encuentres a tu perra jugando con el corazón de tu madre».
–Es el colmo.
–Esas niñas van ahora a un colegio concertado. El asunto quedó en nada, porque son menores y la ley así lo establece. Otra niña intentó suicidarse, y pasó lo mismo con sus acosadoras. Son unas auténticas matonas, pero como son menores…
–Hay malos tratos de palabra.
–El aislamiento social, los bulos, que aquí provocaron un intento de suicidio. En los colegios concertados, que es donde hay más acoso, el bulo más frecuente es el de «eres una hija de puta», «te drogas», «bebes», cuando todo es mentira.
–¿Cómo detectar a un maltratador?
–Tienen un perfil definido. Muchos son niños de la llave. Se la cuelgan a primera hora del día y están siempre solos. Además suelen estar muy consentidos. También se da con padres muy autoritarios. Se sitúan en un sector medio alto. Últimamente se da mucho más en niñas. Esos chavales llegan al colegio con todas sus frustraciones y las vuelcan queriendo ser los reyes como sea.
–Es complicado para los maestros.
–Hay una parte del profesorado que no está preparada para afrontar el acoso, porque no sabe lo que es. Cuando se detecta, en el colegio a veces surge un miedo atroz, e insinúan a los padres un cambio de centro. Pero no debería ser así. Hay que reeducar a los maltratadores.
–El reciente informe Cisneros sostiene que uno de cada cuatro alumnos sufre acoso.
–Es un informe nefasto. Nosotros tenemos nuestro local en el Concello de la Mocedad, en Gijón, y allí las llamadas quedan registradas. Como ocurre en otras muchas partes de España, y no es cierto que las llamadas se hayan multiplicado por cuatro. Tenemos datos fehacientes.
–¿Está segura?
–El psicólogo de la Fiscalía de Menores de Madrid, Javier Urra, ha advertido también de que este país no es en absoluto violento y que en toda España puede darse un 4% de acoso a menores. Yo considero que el porcentaje es acaso algo más alto.
–¿Qué hay tras ese informe?
–El día en que se dio a conocer, empezaron a llamarnos de diversos colegios diciendo que aclaráramos eso. Se creó una gran alarma. Detrás de ese informe hay una criminalización de la juventud, está claro; un sentimiento de vuelta atrás.
–¿Entonces, nos tranquilizamos?
–Acoso, haberlo, haylo, y la labor nuestra como padres es dar la alarma, pero no ese tipo de alarmas. Hay que pedir a los poderes públicos que legislen, a los docentes que sean valientes, que no dejen enquistar el problema. Pero los autores del informe Cisneros mienten con descaro, como bellacos. Donde se dan los mayores casos de acoso son en los primeros cursos de la ESO, como han contrastado psiquiatras de toda España, y sin embargo Cisneros lo sitúa en primaria.
–¿Cambiaría la ley del menor?
–Hay un bache de edad sin castigo, de los 10 a los 14 años, cuando ya saben lo que hacen. Aunque la denuncia ha de ser el último recurso, yo pondría castigos como en Dinamarca: trabajos sociales y servicios a la comunidad, que sirven para reeducar con la compañía de especialistas.