Una nueva plataforma contra la ‘ley Wert’
Mayor Zaragoza lidera una protesta para parar la reforma educativa del Gobierno
El ministro de Educación, José Ignacio Wert, parece cada vez más acorralado con su reforma educativa. Una nueva plataforma, encabezada por el exministro de Educación y exdirector de la Unesco Federico Mayor Zaragoza, surgió ayer para pedirle que retire el borrador y parta de cero. Se llama Stop Ley Wert y considera la propuesta oficial un “gran atentado” contra el modelo de educación pública. Mientras Wert comparecía en el Senado, los estudiantes universitarios se reunieron con miembros de su gabinete para expresar también su desacuerdo. Los alumnos de casi la mitad de los campus públicos creen que su proyecto impulsa la desigualdad y denuncian que no han contado con ellos. El ministro lleva días aludiendo a un pacto educativo en el que nadie se siente interpelado y del que no eliminará algunas de las propuestas que han levantado más ampollas.
Federico Mayor Zaragoza, en la presentación de la plataforma. / CARLOS ROSILLO
El Congreso rechazó, con votos de PP y UPyD, retirar de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) las alusiones al catalán y a la invasión competencial. En el Senado, Wert aludió a otro de los aspectos más polémicos: la competitividad. “Mejorar la educación de los españoles querrá decir que tendremos una juventud mejor educada y preparada para competir en un mundo global”. A Mayor Zaragoza (y a los miles de ciudadanos que han respaldado su manifiesto en las redes sociales) les parece que ese no es el camino. “Es absolutamente intolerable que una ley se piense solo en términos de competitividad económica”, criticó ayer Mayor Zaragoza. Minutos antes, en el vídeo de presentación de la plataforma, comentado por el dúo cómico Gomaespuma, aparecían alumnos en una cadena de montaje. Para la LOMCE, decían, los estudiantes “son solo números”. No quieren ni oír hablar del pacto que pide Wert mientras mantiene sobre la mesa un borrador que ampara la segregación de alumnos por sexos, refuerza la asignatura de religión y remueve las competencias lingüísticas.
Mayor Zaragoza pidió ayer que se negocie una ley “producto de un país genuinamente democrático” en el que se consulte a los que de verdad saben de educación: los profesores.
Apeló a la Declaración Universal de los Derechos Humanos para llamar a “la rebelión” contra una propuesta que “desatiende las necesidades de las personas y nos somete al dictado de empresas y banqueros”, según el comunicado que leyó y que respaldan organizaciones como Cuadernos de Pedagogía o el Movimiento de Renovación Pedagógica.
Los universitarios también se plantaron contra la Ley de Mejora de la Calidad. Representantes de una veintena de campus públicos presentaron ayer un documento de rechazo.
El modelo que sustituirá a la Selectividad (con pruebas diferentes por campus y comunidades) les parece “distorsionador”, porque permite a las universidades fijar los criterios de selección. “Probablemente, esta vía solamente la empleen los centros o títulos con exceso de demanda”, alegan. Y han denunciado en el Consejo de Estudiantes Universitarios del Estado (Cenue) que este modelo “atropella” la igualdad. “Si cada universidad y los centros que la conformen, por extensión, pueden plantear sus procedimientos de admisión (pruebas) limitarán las opciones del alumnado, que antes podía elegir entre todos los centros”. Tener que desplazarse para hacer exámenes en distintos campus, con el pago de precios públicos que prevén por cada prueba, supondrá “una barrera económica infranqueable” para parte del estudiantado.
Los universitarios también creen que la LOMCE invade competencias lingüísticas. Y se lamentan de que no se puede mejorar un sistema cambiando de normativa general “cada dos por tres”. Una de las frases de su propuesta alternativa alude al dibujo animado de los alumnos en la cadena de montaje. La ley convierte el sistema educativo “en una academia de preparación de evaluaciones continuas, encaminadas a la preparación de mano de obra”.
Fuente: Pilar Álvarez El País.