Educación para la Ciudadanía, aceptada pero con matices
CONGRESO DE PEDAGOGÍA.
Cuatro expertos debatieron en Zaragoza sobre la asignatura.La nueva materia es «necesaria» pero está mal planteada, según los ponentes.
21/09/2008 ADRIÁN MATUTE. El Periódico de Aragón
- Bernardo Bayona junto a Embid, Zabalza y Marín.
Foto: NURIA SOLER
Antonio Embid, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Zaragoza; Bernardo Bayona, jefe del departamento de Filosofía del IES Goya de Zaragoza; Jose María Marín, presidente de la escuela de negocios CESTE y miembro de la directiva del colegio privado concertado Sagrada Familia de la capital aragonesa y Miguel Ángel Zabalza, catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela de Didáctica y asesor educativo, fueron los encargados de defender o criticar la materia.
El catedrático de Derecho Administrativo, que además fue presidente de las Cortes de Aragón durante la primera legislatura, defendió desde el aspecto jurídico la legalidad de la ley. «Esta Ley Orgánica fue aprobada por el parlamento español por parte de una mayoría parlamentaria. A diferencia de las anteriores leyes educativas, esta no fue incurrida al Tribunal Constitucional», indicó Embid.
Debido a este panorama, el catedrático trató el tema de la «objección de conciencia». El ponente consideró que acogerse a este derecho constitucional no es posible en este caso, ya que la objección de conciencia como tal hace referencia a las personas que no deseen servir en el Ejército.
Una visión más cercana al alumnado fue la que dio Bernardo Bayona. Para el docente, la controversia generada se simplifica a «mucho ruido y pocas nueces», ya que los temas incluidos en la disciplina ya existían en la LOGSE. «Esta discusión se resume a un debate mediático. El verdadero problema es que los alumnos se enfrentan a un temario desproporcionado para ser impartido en una asignatura que solo cuenta con una hora a la semana», añadió.
Al problema de la extensión del temario se suma la dificultad de saber quién es el encargado de impartir la materia. «A nosotros se nos encargó por ser el departamento de Filosofía, ya que muchos puntos eran idénticos a la ética de la LOGSE. Sin embargo, las lecciones sobre el estado autonómico o la composición administrativa de España deberían ser enseñadas por un profesor de Geografía. Incluso se habla de que el tutor es la persona más idónea», relató.
Debido a este descontrol, los docentes no tienen preparación previa y se pueden encontrar con doce cursos diferentes a los que dar la materia. Esta desorientación se transmite a los alumnos, que perciben la Educación para la Ciudadanía como una asignatura «maría».
La oposición a la materia desde el punto de vista de los padres fue aportado por José María Marín, presidente de Ceste. Indicó que la disciplina tocaba «asuntos morales», temas que en el resto de Europa no han entrado en los libros. Marín discrepó en el «fondo, la forma y la holgura» a la hora de impartir la asignatura y qué lecciones pertenecen al ámbito privado de la familia y cuales tienen que ser en la escuela.
Además, Marín recordó la situación de España en el informe PISA y la «falta de demanda» de la sociedad ante esta asignatura. Su visión no fue compartida por el catedrático Zabalza, que consideró necesario su inclusión en el sistema educativo y citó las palabras del ponente Bayona: «mucho ruido y pocas nueces» para mostrar su opinión respecto al revuelo mediático de la norma. Pese a los desacuerdos, los docentes indicaron la necesidad de enseñar una ética común a toda la sociedad.