La excelencia ya es urgente

El plan de Aguirre de crear un bachillerato para los mejores alumnos es segregador pero busca acabar con la mediocridad – Francia, Reino Unido y EE UU contemplan fórmulas similares – El Gobierno y otros expertos prefieren recetas más integradoras.
La Comunidad de Madrid ha anunciado la creación de un bachillerato de excelencia para los mejores alumnos. Se trataría de un modelo que separa en unos pocos institutos a los estudiantes con un ocho de nota media mínima en la ESO y un siete en la prueba externa que hacen todos los madrileños a los 14 años. La presidenta regional, Esperanza Aguirre, ha dicho que este modelo, que arrancará el año que viene para 100 alumnos en un instituto piloto, ofrecerá a los estudiantes "una enseñanza que, como ellos, aspire a la máxima excelencia".
El Gobierno de Aguirre planea comenzar el bachillerato de excelencia el año que viene.- SAMUEL SÁNCHEZ.
J. A. AUNIÓN 07/04/2011. El País.
Solo el 3,4% de los españoles está en los niveles más altos de PISA
Hay que atender a los mejores "sin aislar, sin separar", dice Gabilondo
Educación apuesta por clases extra en los centros para los más adelantados
"Es meritocracia", opina el presidente del Consejo Escolar de Madrid
"Es potencialmente perjudicial para la calidad y la igualdad", dice un experto
Alemania, que separa a los niños a los 10 años, es el ejemplo para Madrid
Dejando de lado el impacto real que pudiera tener la medida que aún no se sabe cómo se extenderá después -ya existen 19 centros públicos, dos de ellos en Madrid, que ofrecen el prestigioso programa de Bachillerato Internacional al que solo se accede con muy buenas notas-, lo cierto es que ha reabierto el viejo debate de si es mejor separar a los mejores alumnos del resto para que aprendan más o si mantenerles juntos es la mejor solución tanto educativa como socialmente. Máxime porque España, donde la escuela ha conseguido grandes avances en los últimos 30 años, aún debe dar el salto de la calidad.
Las evaluaciones, tanto internacionales como nacionales, muestran un sistema con el grueso de los alumnos con resultados medios (el 77,1%, en el examen PISA, frente al 73,6% de media de la OCDE), que tiene prácticamente los mismos estudiantes con malos resultados que la media de países (19,5% frente a 18,8%), pero muy pocos en los niveles más altos: un 3,4% frente al 7,6%. El problema es que las propuestas para mejorar esa situación -ese camino de la excelencia- suelen significar cosas distintas si las plantean unos u otros.
La posición de la Comunidad de Madrid parece ser la de que hay que separar a los buenos de los malos estudiantes. Quedó claro el mes pasado, cuando Aguirre dijo que considera "absurdo" continuar con un sistema "que mantiene juntos hasta los 16 años a chicos capaces de asomarse al cálculo infinitesimal con otros para los que un quebrado es un problema insoluble". Y, en esa misma línea colocan muchos -aunque con matices, pues se trata de la enseñanza posobligatoria-, ese bachillerato de excelencia.
El Ministerio de Educación, en una respuesta inusual por su contundencia, rechazó una medida que cree electoralista y "segregadora", según el secretario de Estado de Educación, Mario Bedera. El ministro Ángel Gabilondo rebajó ayer el tono, pero añadió que el sistema educativo tiene que atender a los alumnos con mejores resultados académicos "sin aislar y sin separar", "haciendo una enseñanza inclusiva que incorpore a todos en un espacio común", informa Efe.
En realidad, esta postura tampoco es monolítica y no tiene por qué significar que todos los alumnos tengan que hacer lo mismo todo el tiempo. De hecho, algunos sectores de la izquierda han criticado algunas de las medidas puestas en marcha en el último año por el Ministerio -llegando a tildarlas de segregadoras- como adelantar a los 15 años la posibilidad de cursar los programas alternativos de diversificación curricular (con contenidos suavizados y menos asignaturas y profesores) y los programas preprofesionales (PCPI). Además, a 4º de ESO se le ha dado un carácter "orientador", con un núcleo de materias comunes y luego otras enfocadas bien al bachillerato, bien a la FP.
"La mayor parte de los países de la OCDE prefieren dar respuesta a las necesidades educativas de los más brillantes con programas específicos desde dentro de los propios centros, sin necesidad de segregar. Esos programas de enriquecimiento o de profundización pueden articularse perfectamente, tanto dentro como fuera del horario escolar habitual", dice el asesor principal de educación del Banco Mundial, Juan Manuel Moreno. Ministerio y comunidades están poniendo en marcha este curso (ya funciona en Ceuta y Melilla) programas de clases extra, tanto en primaria como en secundaria, para esos alumnos más brillantes. En el plan de acción del ministerio para este año se repite casi medio centenar de veces la palabra mágica, excelencia y, de hecho, el segundo de los 12 objetivos se titula Equidad y excelencia. Además, ya se ha flexibilizado el sistema para crear puentes entre todos los escalones del sistema.
Pero el tiempo pasa y en la última década apenas se han movido, según PISA, unos resultados que muchos creen mediocres. Las mejoras educativas suelen ser lentas y dependen también de factores sociales y económicos. Pero la gente se impacienta cuando se trata de la educación de sus hijos. Quieren lo mejor ya. Desde ese punto de vista quizá es complicado hacer las cosas mirando por un punto de vista social, y por eso pueden conectar bien con ese sentimiento medidas "espectaculares" como la de Madrid, dice el profesor de Sociología de la Complutense Rafael Feito.
Sin embargo, el último informe PISA, de diciembre, dice: "Los objetivos de mejorar los resultados más altos y luchar para reducir los más bajos no deben ser excluyentes. Los países con más alto rendimiento en lectura, como Finlandia, Corea, Hong Kong y Shanghai, también están entre los que tienen menor variación de puntos entre sus escolares". Esto es, la mejora por arriba se logra mejorando el nivel desde abajo.
Una de las razones de no separar a los alumnos completamente, ni dentro ni entre institutos por sus notas, es la de no crear guetos -a esto aludió el lunes Mario Bedera- que acaban afectando a todo el sistema y dejando a los alumnos socialmente más desfavorecidos con menos posibilidades de alcanzar esos programas avanzados. Alemania (en el puesto 20 de los 65 países y regiones que se examinan en lectura en PISA) es uno de los modelos que plantea Madrid para su programa. Allí, donde se separa a los alumnos por sus notas a los 10-11 años, el impacto del estatus socioeconómico y cultural en los resultados en PISA es de los más altos de la OCDE.
En Finlandia, por ejemplo, es de los más bajos (es aún menor en España), además de ser el tercer país con mejores resultados en PISA. El pequeño país nórdico es el paradigma de la enseñanza comprehensiva, es decir, que están todos juntos hasta los 16 años. En primaria (de 7 a 12) la clave es dar la atención que cada uno necesite (el 27% de los alumnos recibe apoyo extra). En secundaria (de 13 a 15 años), los estudiantes tienen una amplia capacidad de elección dentro del grueso de materias obligatorias y optativas y el centro la tiene para decidir cómo impartirlas y en qué curso.
Sin embargo, al llegar a la enseñanza posobligatoria las notas sí empiezan a contar. Hay un proceso único de elección para elegir instituto de bachillerato o de FP -los jóvenes tienen que poner cinco opciones-. Si un centro o una enseñanza de FP tiene más demanda que oferta, entran los que traen mejores notas de enseñanza obligatoria. No se trata exactamente de lo mismo que en Madrid, pues es algo mucho más diluido y depende del prestigio de los centros y de los intereses de los alumnos. De hecho, se parece más a lo que ya ocurre en algunas comunidades, donde la nota media cuenta para entrar en un bachillerato para desempatar si dos aspirantes tienen los mismos puntos por cercanía, renta, etcétera; y para dirimir si un ciclo de FP tiene mucha demanda.
En cualquier caso, el presidente del Consejo Escolar de Madrid y ex secretario general de Educación con los Gobiernos del PP, Francisco López Rupérez, destaca que la propuesta de Aguirre es en la etapa posobligatoria. Asegura que la iniciativa trata, aunque sea simbólicamente, de devolver la imagen de excelencia a los institutos públicos. Además, señala que el modelo principal en que se mira esta propuesta son los 95 liceos de excelencia que existen en Francia, en los que solo entran los alumnos con mejores notas. "Se trata de meritocracia, no de segregación. En Francia, tanto la izquierda como la derecha lo acepta como uno de los principios republicanos", asegura. Lo cierto es que Francia (en el puesto 22 en PISA) presenta la mayor diferencia de resultados en PISA según el contexto socioeconómico y cultural del alumno.
El presidente de la asociación de directores de institutos Fedadi, José Antonio Martínez, destaca que la mejora de la calidad no se soluciona ya en bachillerato, sino que tiene que ser antes, sobre todo en primaria. Además, tanto él como otros expertos no ven con buenos ojos la segregación de alumnos, tampoco en el bachillerato. "Es perfectamente legítimo preocuparse por la formación de élites, sobre todo si es a partir de una meritocracia académica. Para eso están sobre todo las universidades. Pero segregar completamente antes de esa edad en un centro específico a los más brillantes es problemático y potencialmente perjudicial para la calidad, la eficiencia y la igualdad de todo el sistema", dice Juan Manuel Moreno.
"Resulta difícil imaginar por qué sí podemos escolarizar aparte, con un trato enfocado al entrenamiento intensivo de sus capacidades, a alumnos que destacan por sus habilidades atléticas o artísticas, y no podemos con los que destacan por sus habilidades académicas o intelectuales", dice el sociólogo de la Complutense Mariano Fernández Enguita, sin embrago, matiza: "La fórmula debería ser excepcional, no el principio de una estratificación generalizada del alumnado según su capacidad intelectual o su logro académico. Podemos dar un trato excepcional a alumnos excepcionales siempre y cuando el conjunto y los centros sigan agrupando a todo tipo de alumnos, pues lo contrario destruiría el papel de la escuela, lugar de aprendizaje de la convivencia y la cohesión social".
Los otros referentes que la Comunidad de Madrid, aparte del alemán y el francés, son las Grammar Schools en Reino Unido (a las que acceden el 25% de los alumnos con mejores notas en un examen de evaluación a los 11 años); y las Magnet schools en EE UU, que admiten solo del 10% al 20% de las solicitudes.
Esos programas tienen toda la lógica del mundo en unos países donde está muy extendida la idea de que poner a competir a las escuelas entre sí es bueno para que todos se pongan las pilas y mejore el sistema. Los resultados medios de ambos países son mejores que los de España en PISA, también el porcentaje de alumnos brillantes (9,9% EE UU, 8% en Reino Unido), pero el porcentaje de malos resultados son casi iguales que en España (en torno a 18% en los dos países anglosajones, frente al 19, 5% de España). Pero hay países que han conseguido, además, mejores resultados que ellos con un sistema más equitativo. La cuestión es qué modelo quiere seguir España en su camino de mejora.
El Bachillerato para listos de Aguirre: excelencia intelectual o segregación educativa
09/04/2011 | Ylenia Álvarez
Un Bachillerato de Excelencia para los alumnos que obtengan altas calificaciones en la ESO, esa es la nueva propuesta del Gobierno de la Comunidad de Madrid para el curso escolar que viene. Eso sí, será en un instituto sólo para ellos. La comunidad educativa analiza la medida.
El secretario de Estado de Educación y Formación Profesional, Mario Bedera, ha afirmado que la propuesta de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, de crear centros para los alumnos que finalicen la ESO con más de un ocho de media, "trasmite una idea segregadora del sistema educativo".
Esperanza Aguirre soltaba el bombazo en un acto en Colmenar. Así, de repente. La Comunidad de Madrid creará un Bachillerato de Excelencia para los alumnos que terminen 4º de la ESO con Mención de Honor, es decir, que tengan una nota media de 8 ó superior.
A posteriori llegaron los detalles como que su educación se desarrollará en un centro exclusivo para ellos, el IES San Mateo, situado en pleno centro de Madrid (entre Tribunal y Alonso Martínez). Justo el mismo centro que hace cuatro años, durante la pasada campaña electoral, Aguirre destinó como el primer colegio bilingüe castellano-catalán de la región. Un fracaso porque no tuvo alumnos suficientes y nunca llegó a funcionar.
El planteamiento viene bajo la etiqueta de ‘piloto’, porque si sale mal… pues eso, sólo era una prueba, un experimento.
Desde el Ministerio no tardaron en llegar las respuestas y el propio ministro de Educación, Ángel Gabilondo, subrayaba que “si las cosas se hacen bien, no tienen por qué derivar en esos resultados (guetos), pero sí es verdad que la mentalidad que lleva a separar, aislar o seleccionar no va mucho con la de quienes creemos en una dimensión social de la educación y de incorporación de todas las diferencias".
"Esto es separar, segregar y crear guetos", añadía contundente poco después el secretario de Estado de Educación y Formación Profesional, Mario Bedera.
La opinión comunidad educativa
La cuestión ahora es analizar qué piensa la comunidad educativa y los sectores implicados. En definitiva, reflexionar y poner los pros y contras sobre la mesa. También el por qué de esta iniciativa.
Valentín Martínez-Otero, doctor en Psicología y en Pedagogía y profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense, desde un punto de vista pedagógico, cree que es mejor optar por una agrupación flexible del alumnado, con oportunidades de convivencia escolar con chicos y chicas en entornos heterogéneos.
Para él “es preferible buscar una atención personalizada para los alumnos en contextos escolares plurales, cualquiera que sea su rendimiento, que establecer una diferenciación basada primordialmente en las calificaciones escolares”.
Hay que tener en cuenta también que una cosa son las calificaciones y otra muy distinta, el interés, el esfuerzo, la creatividad o la inteligencia porque no son exactamente lo mismo. Martínez-Otero nos recuerda que “en la Historia hay muchos ejemplos de alumnos que en la etapa adolescente han obtenido malos resultados y, después, han sido particularmente brillantes, incluso geniales. Es el caso de Santiago Ramón y Cajal”.
¿Una medida electoralista?
Por su parte, el sindicato de profesores del CSI-CSIF está de acuerdo en apostar por la Excelencia, pero no entendida de esta manera.
“La medida concreta nos parece un poco electoralista, la verdad. Creo que podría hacerse perfectamente dentro de los centros educativos con programas específicos de ayuda a estos alumnos”, afirma Eliseo Moreno, presidente nacional del sector de enseñanza del CSI-CSIF.
“Esos alumnos necesitan una adaptación individualizada, no vale meter 20 alumnos excelentes en cada clase porque uno tendrá altas capacidades en música, otro tendrá altas capacidades en matemáticas, otro en física… Es muy complicado lo que quieren hacer”, concreta.
Una línea que también defiende, entre otras cosas, la CEAPA, la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos.
“Este planteamiento abre muchísimos interrogantes”, cuenta José Luis Pazos, representante de Madrid y miembro de la junta directiva. Entre ellos: “Qué se entiende por un profesorado excelente (ya que la Comunidad ha dicho que “profesores mejor pagados” se encargarían de este bachillerato) y en base a qué normativa se seleccionaría, o si no sería mejor que no recibieran incentivos puesto que van a tener un alumnado que no les va a generar dificultades”, subraya.
Además, para Pazos “la excelencia educativa hay que promoverla desde el inicio de la escolarización y no en un momento terminal de la misma y no para unos pocos alumnos, si no para todos”.
Debe estar dentro de la LOE
También está por ver si la nueva normativa del gobierno regional encaja con la legislación educativa actual, la LOE.
“De hecho, en el artículo 1, donde se recogen los principios, se habla de inclusión, de oportunidades, de compensación de las desigualdades… pero no se habla en ningún lado de separación ni de segregación, que es lo que entendemos que se quiere hacer con esta medida”, señala Pazos.
Desde el sector de Educación de CC.OO. dicen que “el derecho a una educación de calidad para todos es una cuestión de Estado que exige rigor, reflexión y corresponsabilidad de todos los sectores que participan en la tarea educativa. La educación nunca debería ser utilizada como recurso improvisado de titular mediático en campañas electorales”. Las próximas elecciones vuelven a salir a la palestra.
De todas formas, si el curso que viene se da comienzo a esta iniciativa, ¿qué programa educativo se seguiría? ¿Hay material preparado? ¿Y profesorado formado en excelencia?
Jesús Ramírez, psicólogo educativo que llevo 26 años trabajando en el Colegio Fuentelarreyna de Madrid como psicólogo orientador en EP y Bachillerato, no ve tanto problema en la medida.
Dice que “al tratarse de algo temporal, no tiene por qué afectar especialmente, ya que al terminar Bachillerato, accederán a los estudios universitarios o, supongo que en menor medida, a módulos superiores, donde van a compartir aula con cualquier otro tipo de alumnos”.
Otras medidas parecidas
Existe la opción de cursar un Bachillerato Internacional en muchas provincias al que también se accede por las notas, pero la principal diferencia según José Luis Pazos es que “si tenemos un número de plazas concretas y tenemos una cantidad de candidatos muy superior que quieren acceder (como ocurre en las universidades) es normal que tengamos que hacer un proceso de selección de los posibles candidatos”, pero “otra muy diferente es que digamos que vamos a seleccionar a los listos… ¿en qué?, ¿para qué?”, matiza.
El tema, sin duda, traerá cola, pero de momento el debate sobre la calidad en la excelencia está servido. Habrá que ver en qué queda todo y si finalmente en septiembre arranca esta iniciativa, piloto, eso sí.