CEAPA no cree lógico dejar llevar el velo a una niña sólo porque ella lo diga

SERVIMEDIA 02-OCT-2007
La Confederación Nacional de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa) afirmó hoy que no parece un argumento muy lógico decir que se debe permitir llevar el velo islámico a una niña en el colegio sólo porque ella diga que quiere llevarlo.
Así lo manifestó a Servimedia el vicepresidente de Ceapa, Pedro Rascón, en referencia al caso de la niña que ha sido readmitida en una escuela pública de Gerona a la que hasta ahora no podía asistir porque se negaba a dejar de llevar el velo islámico, pese a que el reglamento de régimen interno del centro rechaza que los alumnos lleven cualquier elemento que los diferencie por razones de religión, entre otras.
Según han publicado diversos medios, el delegado de educación en Gerona exigió a la dirección de la escuela que respetara la decisión de la pequeña, ya que al parecer es ella la que quiere llevar el pañuelo a clase. Esta mañana, preguntada por los periodistas, la niña confirmó que sus padres no le obligan a llevar el pañuelo y que es ella la que quiere hacerlo porque así se lo enseñó su abuela materna, con la que ha vivido en Rabat hasta hace poco más de un año.
«Se me hace muy cuesta arriba pensar que una niña de nueve años tiene capacidad para discernir si debe llevar o no el velo», afirmó Rascón. «Si es menor, debe serlo a todos los efectos, incluido éste».
No obstante, el vicepresidente de Ceapa indicó que «la valoración de este asunto es complicada porque, por un lado está la libertad de los padres, y por otro el hecho de que determinados elementos pueden constituir una discriminación no sólo religiosa, sino incluso sexista».
«Nosotros siempre hemos defendido que la religión quede fuera de los centros escolares», añadió. «Eso incluye el velo, pero también las monjas que van con sus hábitos a dar clase de religión a algunas escuelas públicas».
Además, expresó su convicción de que, «en la gran mayoría de los casos, cuando las cosas se explican de forma adecuada a los padres tienen una solución sin que trascienda, como ha ocurrido ahora». En este sentido, Rascón se preguntó por qué cada cierto tiempo surgen casos como éste, «con los que se quiere dar una sensación extraña».
……………………………………………………………….
El ‘hiyab’ no está prohibido ni expresamente permitido
EL PAÍS / M. C. B. – Madrid – 03/10/2007
La legislación estatal no prohíbe a los alumnos llevar símbolos religiosos. Pero tampoco lo permite específicamente. No hay regulación. Y es cada centro -a través de los consejos escolares- el encargado de dictar las normas de régimen interno que mantengan el orden en las aulas. Y de decidir si se permite a las alumnas llevar velos y pañuelos. Pero, cuando una niña deja de ir a la escuela porque su centro ha decidido que no puede ir a clase con el hiyab (pañuelo que cubre la cabeza y el cuello pero deja visible la cara), las comunidades autónomas -que son las que tienen las competencias en materia educativa- son las que acaban interviniendo. Y lo suelen tener claro: debe prevalecer el derecho fundamental a la educación consagrado en el artículo 27 de la Constitución y las niñas deben ser escolarizadas.
Por el momento, y según declara un portavoz del Ministerio de Educación, el Gobierno no tiene intención de elaborar una normativa sobre esta materia tal y como ocurre en países como Francia, donde una ley de 2004 prohíbe cualquier símbolo religioso en las escuelas públicas. Tampoco lo van a permitir expresamente.
El caso de Girona no es único en España. En 2002 se desató una polémica en San Lorenzo de El Escorial (Madrid) cuando los padres de una niña recién llegada de Marruecos, Fátima, tuvieron un conflicto con un colegio concertado, católico, que no permitía a la niña asistir a clase con el pañuelo. Se intentó escolarizar a Fátima en un instituto público, pero se planteó el mismo problema. Como ha ocurrido con la niña de Girona, también en esa ocasión la comunidad autónoma zanjó el asunto. La Consejería de Educación de Madrid obligó al centro público a escolarizar a la menor «sin condiciones». Esto es, con el pañuelo.
Se han producido también algunos conflictos por las clases de gimnasia. Cuando las alumnas (o sus padres) se han negado a hacer educación física por la ropa deportiva que debían llevar. Por lo general, en estos casos se ha logrado, a través de la mediación con los padres, que las alumnas acaben asistiendo a la asignatura como una más.
………………………………………………………………………………
Años de debate sobre el velo en Europa
EL PAÍS / J. M. M. F. / J. G. – París / Berlín – 03/10/2007
Toda Europa lleva años debatiendo si se debe o no admitir el velo en las escuelas. Y las respuestas no son unánimes. Mientras en Francia una ley articulada en la tradición del Estado laico francés ha llevado a prohibir cualquier símbolo religioso en la escuela pública, Alemania permite el velo y Reino Unido ha dejado el tema en manos de cada colegio.
– Francia. El 15 de marzo de 2004 entraba en vigor una ley que prohibía el uso de elementos ostentatorios de carácter religioso en las escuelas e institutos públicos del país. En la vuelta a clase de septiembre de 2004 las autoridades académicas denunciaron un total de 639 casos de alumnos que desafiaban el texto legal. De estos, 550 «se solucionaron por el diálogo», según el informe oficial, lo que significa que finalmente los alumnos y sus familias aceptaron las reglas, y 89 alumnos prefirieron dejar la escuela. Sin embargo, un año más tarde sólo se produjo un caso. En septiembre de 2006 fueron cuatro los alumnos que se presentaron en la escuela desafiando la ley, pero no eran musulmanes, se trataba de cuatro sijs que llevaban turbante. Paralelamente, las comunidades musulmanas han empezado a abrir sus propios centros educativos privados. El Liceo Averroes de Lille, ya existía previamente, el año pasado se inauguró otro en Lyón. Se trata de centros concertados que reciben fondos públicos; un sistema similar al español.
– Reino Unido. Londres decidió el pasado marzo dejar libertad a las escuelas para prohibir o no el velo que cubre la cara. Los símbolos religiosos no están prohibidos por ley y las directrices sobre uniformes escolares dejaron en manos de la dirección de cada centro la posibilidad de restringir su uso. Estas directrices se hacían eco de dos sentencias judiciales del año pasado que justificaban la restricción de las libertades individuales del alumnado a la hora de expresar públicamente su religión para preservar los derechos de terceros. En la práctica, las escuelas sólo prohíben utilizar el velo musulmán cuando éste tapa el rostro de manera que sólo se vean los ojos. El año pasado se generó una gran polémica nacional cuando la que decidió llevar el niqab (un velo completo) fue una profesora. La escuela la suspendió y ganó el caso ante los tribunales.
– Alemania. Las leyes no prohíben a las alumnas de escuelas públicas el uso del pañuelo islámico. Otra cosa son las profesoras. La discusión comenzó en Alemania en 1998, cuando una aspirante no obtuvo trabajo por no renunciar al pañuelo islámico. La ministra de educación del Estado federado de Baden-Württemberg forzó su exclusión de la enseñanza pública. El tribunal constitucional dio en 2003 la razón a la mujer, aduciendo que no había justificación legal para su exclusión. Siguieron a aquella sentencia varias leyes antipañuelo. Dado que las competencias sobre educación en Alemania corresponden a los Estados federados, el mapa del país es un mosaico de regulaciones diversas.
«Ya nos volvíamos a Marruecos»
-La niña a la que se prohibió ir al colegio con ‘hiyab’ en Girona vuelve a clase por orden de la Generalitat -Shaima sufrió las burlas de sus compañeros en otro centro
EL PAÍS / NATÁLIA IGLESIAS – Girona – 03/10/2007
Con un pañuelo blanco en la cabeza por la mañana y otro verde y amarillo por la tarde, Shaima, la niña musulmana de ocho años que no podía asistir a clase con hiyab, regresó ayer a su escuela en Girona. La Generalitat instó la víspera a la escuela a que rectificara y permitiera la asistencia a clase de la niña con la prenda puesta porque el derecho a la escolarización prevalece sobre las normas internas de los centros. El director de la escuela, Llorenç Serra, había rechazado que la niña llevara pañuelo basándose en el reglamento del centro. Esta norma rechaza todos los elementos que puedan causar discriminación. El Departamento de Educación afirmó ayer que el director quiso evitar que «el pañuelo causara conflictos o que se mofaran de ella».
Los directores reclaman una norma, pero la Generalitat lo considera «un hecho aislado»
La familia de Shaima llegó hace cuatro años a Girona después de vivir en Suiza, donde las cosas les fueron «bastante mal», explica la madre, que tiene 29 años, otro niño de dos años y está embarazada. Su marido, de 30 años, trabaja en una fábrica de bicicletas. Ella trabajaba en tareas de limpieza, pero lo dejó hace un mes para «apoyar» a su hija cuando empezaron los problemas al inicio de curso. La niña acudió el curso pasado a la escuela Eiximenis, donde podía llevar pañuelo. Pero, según la familia, Shaima volvía cada día «llorando» porque los demás niños no jugaban con ella, se burlaban y «le tiraban del pañuelo hasta quitárselo».
Shaima llegó ayer a la escuela Joan Puigbert-Annexa hacia las 10.15 horas. La acompañaban su madre, Noama El Harmii, vestida con chador, y su hermano. Con una amplia sonrisa, Shaima explicó que le gusta el pañuelo porque su abuela materna, con la que ha vivido en Rabat hasta hace un año, así se lo enseñó.
Tras dejar a la niña, la madre, de 29 años, expresó su «alivio». «Mi marido estaba dispuesto a regresar a Marruecos esta misma semana» si la niña no podía ir al colegio en España, manifestó. Según el padre de Shaima, Belkacem Saidani, toda la familia volvería, pero él se quedaría trabajando en Girona. «Para nosotros la religión es muy importante y no entendemos que no se nos respete. Aquí las mujeres llevan cruces y medallas y las monjas van con pañuelos», agregó la madre.Ayer había división de opiniones entre los padres de los alumnos y compañeros de Shaima. «Estoy con la dirección del centro. Aquí siempre ha habido todo tipo de niños, de todas las razas, y hay que tratarlos a todos por igual», afirmó un abuelo que esperaba a su nieta. «Pobrecita, lo está pasando fatal. Se ha exagerado mucho y se ha faltado el respeto hacia sus costumbres», comentó un grupo de padres. A la puerta del colegio, una mujer con chador recogió a su pequeña, que no llevaba pañuelo. «Ya se lo pondrá ella cuando sea mayor, si así lo decide», afirmó.
La junta de directores de escuelas públicas de Girona reclamó ayer a la Generalitat una «normativa clara» para evitar casos similares. Pero la Generalitat no lo considera necesario. «No hay problemas. Es un hecho aislado», dijo un portavoz de Educación. La consejera de Acción Social, Carme Capdevila, cree también que se trata de un caso aislado.
El presidente del PP de Cataluña, Daniel Sirera, se amparó en las «tradiciones y la cultura propias» de Cataluña para rechazar que la niña vaya a clase con velo. «Hay unas normas de convivencia», que se tienen que cumplir «por igual para todos», dijo. Sirera rechaza el uso del velo musulmán y acepta el de la cruz cristiana. Este portavoz de los populares argumenta que es distinto apelando de nuevo a la «cultura propia» de Cataluña. El secretario general de Convergència i Unió, Josep Antoni Duran Lleida, opina que «no pueden cerrarse los ojos ante los problemas que conlleva la inmigración», y llamó al Gobierno a actuar para que la «cultura propia no pierda sus valores». En cambio, el portavoz de UGT en Cataluña, David Medina, se felicitó por la readmisión. «Hay derechos de las minorías culturales que, en la medida en que no interfieren en los de otros ciudadanos, deben ser respetados para conseguir una ciudadanía multicultural».
…………………………………………………….
La historia se repite
ABC / M. ASENJO / 03-10-07
La historia de la pequeña Shaima reaviva una polémica que tuvo su punto álgido entre los últimos meses de 2001 y los primeros de 2002, cuando unos padres marroquíes se negaron a que sus hijas acudieran a clase en un colegio concertado porque la exigencia del uniforme les impedía utilizar el pañuelo islámico o hiyab. Entonces, Fátima Ledrisse y Maiem y Khadija Aharram fueron protagonistas involuntarias de un enfrentamiento que las autoridades educativas de la Comunidad de Madrid -las niñas residían y debían ser escolarizadas en San Lorenzo de El Escorial- resolvieron capeando el temporal. Todo comenzó en noviembre de 2001 cuando la Consejería de Educación obligó a los padres de Fátima a llevarla al colegio, y la correspondiente Comisión de Escolarización le adjudicó plaza en un centro concertado religioso de gran prestigio, pese a que el padre había solicitado uno público.
Ni uniforme ni chándal
Y de ahí surgió el problema. Las religiosas que dirigían el centro advirtieron al padre que su reglamento exigía uniforme y que, si no podían comprarlo, el fondo social del colegio se haría cargo del gasto. El padre pareció aceptar, pero de inmediato comenzó a poner pegas: la falda era demasiado corta, debía utilizar el chándal para gimnasia… Sus exigencias eran cada vez mayores y ni siquiera aceptó la posibilidad de que su hija acudiera al colegio vestida de calle, con el pañuelo, y una vez allí se pusiera el uniforme. Tras estas tensiones, las autoridades adoptaron una solución de compromiso que consistía en escolarizar a la niña «provisionalmente» en un instituto público y permitirle usar el hiyab. Poco después y, tal vez animados por este episodio, otros padres se negaron a escolarizar a sus hijas, en situación de absentismo escolar, en el mismo colegio religioso, pese a que, como en el caso anterior, se inclinaban por la enseñanza pública. Las tensiones fueron menores, porque la Consejería se mostró más tolerante. La pequeña de las niñas acudió a un centro público y la mayor, al concertado.
Casos como los de Madrid se han producido en otras regiones pero las consejerías de Educación han buscado puntos de encuentro y hasta han hecho la vista gorda para evitar fricciones. De hecho, tanto en colegios públicos como en concertados, se permite -o se tolera- el uso del hiyab. Ahora renace un problema que no parece ni mucho menos resuelto, sino que permanece larvado.