«La figura del funcionario docente ha perdido su connotación afectiva»
Como director de una investigación sobre la Educación desde dentro, Eusebio Megías afirma que la antigua figura del «maestro» ha sido sustituida por la del funcionario docente, desvalorizado y sin ningún tipo de connotación afectiva.
Diego FRANCESCH. Magisterio. 24 de septiembre de 2008
Eusebio Megías es psiquiatra y director técnico de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), entidad cuya última publicación es Docentes o maestros: percepciones de la Educación desde dentro, realizada en colaboración con la Obra Social de Caja Madrid.
¿Cómo resumiría la percepción que tienen los docentes sobre sí mismos?
Los docentes están convencidos de lo esencial de su función y de lo complicado de su puesta en práctica, al tiempo que se quejan de lo poco que su labor es reconocida y valorada socialmente. Tienen el sentimiento de «estar siendo atropellados» -tal y como afirman ellos mismos- por exigencias sociales delegadas de otros sectores. También sienten que se agrandan las dificultades en su trabajo cotidiano, fundamentalmente en relación a la pérdida de armas con las que enfrentarse a esas nuevas dificultades.
¿A qué se debe que actualmente sientan que han perdido reconocimiento social?
Es cierto que la gran mayoría de los docentes asume que la figura del profesor se ha visto deteriorada públicamente, en lo que interpretan como una pérdida de estatus social. La antigua figura del «maestro» -hace varias décadas incuestionable referente de autoridad, disciplina, formación y Educación- ha sido sustituida por la del «docente», identificado como un funcionario más de la Administración, sin ningún tipo de connotación afectiva y desvalorizado en su apreciación colectiva.
¿A qué cree que se debe este cambio?
Este cambio se produce enmarcado dentro de un proceso de transformación más amplio que afecta a la escala de valores. Según diversas investigaciones de la FAD, determinados valores que se percibían como primordiales en décadas anteriores y en los que se sustentaba la figura del profesor, ahora se encuentran a la cola de las prioridades de la sociedad española.
¿Qué valores?
Sobre todo valores «tradicionales» tales como el esfuerzo o la disciplina, que han sufrido un proceso de ideologización que ha propiciado su desprestigio y sustitución por otros valores relacionados con el presentismo y el hedonismo. Esto implica que valores como vivir al día, apurar el presente, despreocuparse por el futuro o el placer inmediato hayan cobrado más énfasis.
¿Cree que las nuevas generaciones de estudiantes se han educado en la ausencia de respeto a la autoridad del profesor?
Resulta evidente que la relación entre padres e hijos (y por extensión, entre adultos y jóvenes) ha evolucionado desde un plano absolutamente vertical, regido por la autoridad, el respeto e incluso el miedo, a un plano de mayor confianza y cercanía. Pero la contrapartida a esa mayor confianza, cuando no se maneja con el adecuado control y la necesaria jerarquía, puede suponer el incurrir en situaciones de anomia por las que los jóvenes no encuentran límites a sus comportamientos, o los adultos no saben poner tales límites.
¿Y eso sucede en los centros educativos?
Por supuesto, tal circunstancia tiende a reproducirse en las aulas, más aún por cuanto se encuentran masificadas y en muchos casos llenas de niños y adolescentes de lo más heterogéneo, provenientes de situaciones o modelos familiares muy diversos, en los que también se vive la autoridad de distinta manera.
¿Qué culpa tienen los padres en la falta de apoyo al docente?
No creo que podamos afirmar de forma categórica que los padres se desentiendan completamente del entorno escolar. Es cierto que, tal y como nos dicen los profesores, perciben una delegación de responsabilidades por parte de los padres y madres, pero no podemos generalizar ni mantener una visión idealizada de la «escuela de antes» frente al presente que nos ha tocado vivir.
¿Existen indicios de que se pueda revertir la situación actual y que el profesor recupere el prestigio perdido?
Desde el momento en que se resta valor o se cuestiona la labor de los profesores, más allá de la mera instrucción académica, éstos interpretan que la escuela pasa a ser un edificio vacío de contenido y dedicado al cuidado de menores.
¿Por qué medios se podría recuperar?
Partiendo de la base de que nadie duda de la importancia del trabajo que desempeñan, hacerse valer, entender y respetar pasa por el control del espacio propio y de autoridad frente a los agentes externos a la escuela.
También manifiestan la necesidad de renovarse…
Hace falta formarse y renovarse. La rapidez de los cambios sociales y de la necesidad de adaptación requiere de una formación complementaria y más especializada o de una ayuda externa a cargo de especialistas en las materias que están más allá de los contenidos académicos que les corresponden.
¿Qué responsabilidad tienen los políticos en la actual pérdida de valoración de la función docente?
Los docentes valoran las políticas de la Administración pública de una manera muy crítica: las acusan de mala planificación y de utilizar la Educación como arma electoral arrojadiza.
Las demandas de los maestros
¿Qué demandas hacen los docentes a los partidos?
Demandan que se consensúe un «pacto de mínimos» que palie el efecto cambiante de las políticas educativas, porque se interpreta que el sistema educativo resulta poco operativo por excesivamente variable. Así como apuntan importantes lagunas en todo lo relacionado con las estrategias pedagógicas.
¿Se está perdiendo la vocación de maestro?
La mayoría de los docentes dibujan una trayectoria profesional que comienza en la «vocación» y deriva hacia la «devoción». Es una labor que requiere que te guste, predisposición, paciencia y aguante. Aunque la vocación no evita las complicaciones ni que se vivan de manera convulsa y deriven en episodios de desánimo, impotencia y hasta desesperación. Los docentes oscilan entre la resignación, la convicción y la ilusión, lo que les permite sobreponerse y que siga mereciendo la pena el esfuerzo.
¿Qué imagen damos los medios de comunicación?
Los docentes acusan a los medios de mostrar de forma reiterativa los aspectos negativos de valores como la autoridad. Inciden en las noticias de impacto y los problemas, retroalimentando el discurso del caos y el descontrol en las aulas, y menospreciando el poder y la autoridad sobre los alumnos, entre otras cosas.