Los menús en los colegios no se ajustan a las necesidades dietéticas de los escolares
Mientras que aumenta el sobrepeso en la infancia y la adolescencia en la población española -se estima que el 14% padece obesidad- los niños que comen a diario en sus centros no reciben el aporte necesario de vitaminas, proteínas, grasas… En definitiva, no consumen una dieta equilibrada. Con el comienzo del nuevo curso académico, los menús que ofrecen los comedores escolares no parecen obtener el aprobado y se caracterizan por contener muy poca fruta, verduras y legumbres, mucha carne y una cantidad de pescado totalmente insuficiente, advirtió la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Por otra parte, los pediatras consideran imprescindible que los centros educativos ofrezcan dietas especiales a aquellos niños que las necesiten por causas médicas. Aún así, la mayoría de ellos no disponen casi nunca de formación específica ni de personal cualificado para ello. «Leer un libro de dietética o copiar un menú no garantiza la correcta preparación y, por lo tanto, un seguimiento adecuado de la dieta o la ausencia de peligro», destacó en un comunicado la doctora Polanco.
Educación sanitaria
«El comedor escolar no debe ser un restaurante dedicado a repartir comida, sino un instrumento de educación sanitaria, pues a través suya se pueden modificar los hábitos alimentarios de la población, ya que el niño es, a su vez, un vehículo de enseñanza en su propia familia», asegura la doctora Polanco.
Y es que los cambios que se han producido en los últimos 25 años en nuestro país han tenido importantes consecuencias en la alimentación de la población infantil. Así por ejemplo, la incorporación progresiva de la mujer a la vida laboral activa fuera del hogar o la aparición de nuevos modelos familiares ha hecho que cada vez más niños tengan que hacer uso de los comedores de los centros educativos. En este contexto, «el comedor escolar constituye una herramienta clave y un recurso imprescindible que es necesario gestionar de manera adecuada», asegura la doctora.
La alimentación constituye el factor externo más importante para el crecimiento y desarrollo de los niños, siendo la edad escolar un periodo de especial trascendencia. Así, está demostrado que la inadecuada alimentación desde los primeros años afecta al rendimiento académico y que los hábitos alimentarios adquiridos durante la infancia perduran en la edad adulta.
El ritmo de vida al que se ven sometidos los niños actualmente es cada vez más acelerado debido a las largas jornadas en el colegio, las clases de apoyo, los deportes y las actividades extraescolares. Todo ello ha cambiado el estilo de vida y la forma de alimentarse y alimentar a los más pequeños adecuadamente. «La comida en familia, sobre todo en el medio urbano, prácticamente ha desaparecido o se limita a los fines de semana. Los platos tradicionales se han sustituido por alimentos más prácticos y sencillos, generalmente a base de carbohidratos más simples, proteínas animales y exceso de grasas», explica, por su parte, el profesor Alfonso Delgado, presidente de la AEP.
Una dieta equilibrada en la infancia debe distribuirse a lo largo del día en 4 ó 5 comidas: el desayuno, la de media mañana o almuerzo, la merienda y la cena. Así, el aporte calórico debe estar dividido de la siguiente forma: el 25% en el desayuno, el 30% en la comida del mediodía, entre el 15 y el 20% en la merienda y entre el 25 y el 30 en la cena. «Aunque el desayuno es una de las comidas más importantes del día, la mayoría de los niños acuden al colegio desayunando de forma incorrecta o incluso en ayunas», concluye el experto.