Yo delinco por el cole de mis niños

FALSIFICAN sus rentas, el padrón, dicen ser minusválidos, fingen divorcios… y todo para que sus hijos vayan al centro concertado que ellos quieren. Lo ha hecho María y no la han pillado. Otros terminan condenados a cárcel.
Cometen fraudes. Falsifican la declaración de la renta. Alquilan pisos tapadera o se empadronan en casa de amigos para que no les puedan seguir el rastro. Simulan padecer minusvalías. Inventan partes de enfermedad crónica para sus hijos. Se divorcian para despistar. Y cada vez son más.María, madre de cuatro hijos, 36 años, arquitecta, ha hecho alguna de estas cosas. ¿Es una delincuente? Para la justicia, sí. Ha burlado la ley para que sus hijos vayan al colegio concertado que ella quiere. O para garantizarles una educación religiosa, y no laica como la pública. «Sin pagar dinero van a tener el mismo nivel que en un privado».A María no la han pillado.
La mayor de sus hijos ya tiene pupitre en uno de los mejores centros de Madrid. Un lugar que pertenecía a otro niño. Algunos, por lo mismo que ha hecho ella, han sido hasta condenados a prisión. Porque son cientos los padres que cada año juegan -unos con cartones marcados- a este bingo: ¿A qué colegio irá mi hijo: privado, público o concertado? Lo primero es cuestión de desembolsar unos 6.000 euros anuales. Los dos últimos no tanto: la última palabra no la tiene sólo el bolsillo del padre. O reúnes los requisitos que barema
Ya en 2001, un padre del barrio Las Letanías de Sevilla se autocontrató en una empresa para matricular a su hijo en San Miguel de Adoratrices. El colegio llamó a la entidad para verificarlo. Condenado a seis meses de cárcel.Hermanos en el mismo centro, proximidad de trabajo o domicilio, renta, discapacidad, familia numerosa o monoparental y enfermedad crónica del niño son requisitos que fijan las comunidades para el proceso de selección. O meros baches que saltar para algunos.María sabía que su hija no iba a estar dentro de las listas. Además, su amiga Belén lo había hecho. ¿Por qué ella no podía falsificar un par de papeles? Sólo había que seguir sus instrucciones. Y Belén no está arrepentida: «Además de ir a un cole de familias de toda la vida, te sale igual de precio que uno público».Ingresar menos de 6.000 euros por hijo significa uno o dos puntos. Vivir cerca del colegio, dos o cuatro. La renta es fácil de falsificar. Ella y su marido se convertirían en una familia con un nivel económico bajo. Y vivirían donde una amiga, con domicilio junto al colegio, para sumar los puntos de proximidad. Manos a
María logró que su hija entrara, ganando en la carrera, entre otros, a varios amigos suyos. «Aún no puedo sacar el tema con ellos. Acabamos discutiendo…».La educación que María quiere para sus hijos pivota sobre dos conceptos: religión y familia. No le gustan los colegios públicos: «No se conoce de donde vienen los compañeros, y las buenas amistades perduran si hay una educación similar. Además, los profesores son funcionarios desmotivados al depender del Estado y no poder tomar iniciativas». Tampoco le convencen los privados: «Los niños tienen más tren de vida que los nuestros. Las familias prefieren tener dos hijos y poder pagar los gastos, altísimos. Nosotros preferimos más familia, aunque los niños vayan vestidos de Continente, y educarles en austeridad».
Según
No entiendo esa obsesión por los centros concertados. Soy maestra de la pública, alumna por completo de la pública (parvulario, EGB, Magisterio y la licenciatura), mis maestros siempre han sido ejemplares y mi objetivo es ser como ellos me enseñaron, trabajadora, constante y siempre pensando en cómo mejorar las situaciones. Mis hijos estudian en un colegio público, jamás se me pasó por la cabeza la idea de un centro concertado. Hice las prácticas en un centro concertado de Zaragoza, centro por el que hoy se pegan las familias de la zona, no envidio para nada a los niños que consiguen plaza ahí. Conozco cómo funciona, conozco sus valores y no los quiero para mis hijos.
En Aragón tenemos una educación pública de gran calidad, un profesorado que no deja de actualizarse por mejorar en su trabajo, yo confío en mis compañeros y por eso dejo a mis hijos en sus manos.
La madre qu habla de maestros desmotivados refiriéndose a los maestros de la educación pública, es porque no nos conoce.
Tengo amigos que llevan a sus hijos a la privada y a la concertada, no veo la diferencia de formación entre unos y otros.